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presentar sus programas persuasivamente, demostran– do el significado de tales programas en términos del desarrollo de la comunidad, y pedir el dinero pOlo im– plementarlos El gobierno puede acceder' a esos requerimientos en su totalidad, o bien, como es fre–

cuente/ en parte, pero, una vez que el gobiel no ha

determinado la suma de dinero asequible para educa– ción superior, es responsabilidad de las universidades ver que esos fondos sean usados en tal forma que la comunidad obtenga las mayores ventajas posibles pa– ra ella

Apartándonos de cuestiones financieras hacia

consideraciones más académicas, ¿cuáles son las im–

plicancias de la hipótesis que el propósito de la univer– sidad es ei de promover el desarrollo de la sociedad al nivel mós alto posible? Observemos brevemente esas implicancias con respecto a cada una de las tres fun–

ciones tradicionales de enseñanza, investigación y la

perenne reinterpretación de nuestra herencia de cono– cimientos y cultura

EN TERMINOS DE ENSEÑANZA

En términos de enseñanza, que es la más Vieja

función de la Universidad, y aun hoy la mós impor– tante, la primera implicancia de nuestra definición del propósito de la universidad eS que deberla admitil solamente a aquellos estudiantes que puedan comple– tar el curso satisfactoriamente y así cualificar para el desempeño adecuado en parte de la vida de la comu– nidad En vista de lo constantemente creciente de– manda de acceso o la educación superior en todos los países del mundo, y del constantemente creciente costo de lo educación de cada estudiante, es eviclente que no hay lugar en la universidad poro jóvenes de ambos sexos que no tengan la habilidad a la fuerza de carócter pOI o completar el curso de estudios en el que se han embarcado -no importo cuánta sus pa– dres puedan estar deseosos de gastar con el objeto de darles cuatro o cinco oñas en el ámbito social de un

agradable "campus" universitario En vista de la ur–

gente necesidad de la comunidad de un mayor número de hombres y mujeres altamente entrenados, es igualmente evidente que ningún joven, sea varón o mujer, que tenga la habilidad y el carácter para bene– ficiarse del estudio en la universidad debería ser privado de tal oportunidad por razón de las finanzas de su familia, de su religión, de su posición social o del color de su piel

Esta cuestión del acceso a la educación superior es el segundo de los temas principales a discutirse y, de nueva, tenemos la ventaja de las trabajos presen– tados que se basan en investigaciones realizados en los últimos cinco años No intentaré prejuiciar la discusión durante las sesiones futuras, mas es clara que cada universidad en el mundo debe enfrentarse

o ese reto valientemente y reexaminar sus requisitos de admisión

Cuando se haya hecho eso, la siguiente tmea de la Universidad, en té,minos de tluest,a definición de su propósito, es asegurar que el plan de estudios que ofrezca a sus alumnos sea retador -que ha de des– arrollar tanto lo mente como el carácter del individuo La universidad debe aspirar por la excelencia y no permitirse caer en el fácil contento y en la mediocri– dad Los jóvenes a quienes se educa están destina–

dos a llegar a ser/ en léxico moderno, "recurso

humano de alto nivel"- miembros claves de la comu– nidad en quienes la propo! ción de su desarrollo de– pende en gran po, te Cursos que son puramente repetitivos, esa clase de cu,sos en los que las notas del profesor se trasmutan en notas del estudiante sin pa– sar por la mente de ninguno de los dos, no tiene lugar

en uno universidad

POI a alcanzar excelencia, una univel sidad debe tener profesores eminentes, y la oferta de p,ofesores eminentes es hoy mucho más pequeña que la demanda de 105 mismos Es más fácil construir edificios que reclutar miembros para uno facultad y aun cuando un buen miembro ha sido nombrado para la facultad de una universidad, sucede muy a menudo que sus opO!– tunidades de promoción futura depende de los traba– jos de investigación que publique antes que en su habilidad de enseñar efectivamente (1) La inves– tigación es import~nte. Nos referÍ! emos a ella am– pliamente en párr",fos siguientes, pero al menos que los universidades en todas partes del mundo pongan mayor énfasis en la habilidad de enseñar cuando con–

sideren nombramientos y promociones, existirá muy

poca oportunidad de que el programa educativo sea lo suficientemente retador como pOi a alcanzar exce–

lencia Los instrumentos técnicos pueden aumentar

el campo de influencia de un buen profesor, mas no pueden reemplazarlo

Existe, además, otra maneta en que las universi~

dades, algunas veces, derrotan su propio deseo de alcanzar excelencia los casos en que los programas existentes son privados de homb, es y equipos con el objeto de establecer un nuevo programa profesional o de postgraduado que parece ofrecer prestigio inme– diato Cada universidad debe decidir qué es lo que puede hacer bien dentro de los limites de los recursos

con que cuenta, y concentrar sus energías en esos

campos Aun los mós ricos instituciones que la ma–

yoría de nosotros envidian -Moscú o Harvard, por

ejemplo-, serían las primeras en admitir que no pue~

den hacer todo lo que quisieran realizar

Un aspecto de es[o utilización de recursos, en el que se hace hincapié en los resultados del estudio del

(1) VélUlO: "La Huído de lA Enseñam;a", Cnrnegic COlPornUon, Ncw

York. 1964

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