Page 119 - RC_1965_11_N62

This is a SEO version of RC_1965_11_N62. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »

esférica. Hacen también tejidos de algodop. ordinarios, pero muy sólidos, y los tiñen en colores firmes y de dibujo original. Los pe– tates, la ceslería, los sombreros de palma y pila, los mecales y una muliitud de objetos de cordelería son ±aInbien labricaciones casi monopolizadas por los indios Las hamacas de mallas extensibles que se fabrican en Ma– saya y SuHiaba se aprecian hasta en el Pern, y siempre se exportan anualmente, aunque en pequeña cantidad. En las mismas condi–

ciones se encueniran los huacales, jícaras y

otros vasos, preparados con las frutas del ca– labacero, y que muchas veces llevan dibujos y esculluras interesantes, hechas con un sim– ple cuchillo ó algun fieuo imperfecto

Un gran número de objetos se fabrican

con el cne1'O de res simplemente secado al sol: por ejemplo las albardas y otros acceso– rios de besiias de montar ó cargar. Hay va– que±a indígena, pero no sulre la compara–

cien con la extranjera.

En todas parles se fabrica un excelente almidon de yucca, que pudiera exportarse en grande escala. El aguardiente es fabricado y vendido por el Gobierno, que lo monopoli– za, y no hay otra bebida nacional. Las chi– chas de maíz ó de coyol no se encuentran sino oc~sionalmen±e. El vinagre y el aceite se fabncan en escala muy reducida: el pri–

mero con el plátano "guineo", el segundo

con la frufa del coyol ó la del coco. La Sego– via saca un poco de brea y de trementina de

sus bosques de pinos, y donde quiera se en–

cuen±ra nlÍel de palo; pero la cera blanca vie– ne del ex±e1 ior.

El arte del molinero está todavía en la infancia; la harina indígena es demasiado gruesa, y ademas contiene 20 á 30% de afre– cho. Un molino, en la region templada en que crece el trigo, se parece casi del lodo á

un ingenio tal como lo he descrito para el oro. Granada y Lean son las únicas ciuda– des doude hay panaderías; en otras partes, el pan que se come (hemos dicho ya que se daba al pan propiarnente dicho el nOlubre de pan "frances") es de fabricacion privada. El de Granada es de una perreccion muy no–

±a~le si se tienen en cuenla los pocos conoc1–

mlOnlos de los panaderos ( ó por decir mejor de las panaderas), como ±ambien los malos utensilios de que usan, la imperfeccion de los

horn~s, la influencia del clima, y, digámoslo tamblen, la mala calidad de las harinas. To– das estas en efedo provienen de los Es±ados Unidos, y pertenecen á esta clase llamada "flor", en que se sacrifica la calidad para ob–

i~ner el "blanco", el que á veces no se logra,

smo mezclando á la verdadera harina de tri– go (que esiá muy lejos del blanco absolutol suslancias exlrañas que solo pueden adulte– rarJa.

Los relojeros nicaragüenses no son mas

qUe aficionados, capaces en verdad de repa– í

a : una descomposicion de órganos en un "e– al, pero no una pieza quebarada. Hay pla"

teros indílJenas cuyas composiciones no ca– recen de gracia, y el pueblo parece ofrecer basian±e aptitud á ese respecto. Desgraqia–

darnenle, las personas ricas, que deberían fo–

mentar esa industria, prefieren á las produc– ciones de sus compa±rio:las el ariículo qe Pa– ris ó el "doblé" del exlerior.

Ciertos oficios muy útiles están casi des–

conocidos: mencionaremos el de encuader–

nador, sombrerero, litógrafo, grabador, es– cultor sobre madera, elc.. Hay dos ó tres im– prentas, sin coniar la del Gobierno, y en io– das se trabajaba bastanie bien.

Siento lener que hablar, al terminar es–

la enulTIeracion de la industria nicaragüen–

se y con mucho riesgo de que me tachen de

ridícula minuciosidad, sienio, digo, verme

obligado á hablar de ciertos oficios, en ver– dad vulgares, pero de los cuales depende

nuestro bieneslar y á veces nuestra salud. He

dicho "sienio", porque, á pesar de toda mi

buena voluntad, me es imposible hablar de ellos en b~en. Quiero solamente que cuando, lanto aq>4 corno en otras partes de esta obra, he cedido á un irresistible deseo de ver re– formadas ciertas peculiaridades, y cl.lando

me pelnlití, no una crítica, sino una indica–

cion de l\Iejora, mis lectores Nicaragüenses se persuadan bien que no he querido, de nin– gun modo, humillarles ó desacredifar al país,

sino que me propuse enseñar, á los obr~ros

y ariistas exiranjeros, cuales eran las profe– siones y oficios en que ±endlían segurarnen±e una indisputable superioridad é inmediata

aceplacion. Volviendo, pues, al asunto, me

permitiré decir que en Nicaragua es imposi–

ble encontrar una cocinera que sepa cocinar, ni un sirviente, varon 6 mujer, que sepa ser–

vir. La pastelería eslá representada por un

sin número de composiciones, cuyo sO;lo as–

pecio es repugnanfe. La confHería, en que varios pueblos hispano-americanos no tienen rival, no ofrece aquí mas que algunos almí– bares bastante buenos, y que tienen por ba– se varias frutas indígenas. La vista de un ma– ladero es capaz de quitar á uno la gana de comer carne. No hay tocineros propiamente dichos; pero la uiilizacion de las varias par– tes del cerdo es la gloria de las BInaS de ca– sa, que, bajo este concepto, ejecutan pre±en– olidas obras maes±ras ... , sobre las cuales no :me alreveré á decir lo que pienso. Idem por lo que foca á cierios licores y bebidas de fa– milia, ponches, orchaias, e±c ...

Los zapateros trabajan bien; pero lo que hacen con vaqueta indígena dura poco. Los sastres ±ambien entienden perfeciarnente la

costura, ora con la mano, ora con la máqui– na; pero no "cortan" con el mismo falenfo,

lo que, felizn"lente, es de poca importancia en un país donde las fluctuaciones de las mo– das, sobre iodo las modas para hombre, no tienen mas que un eco lejano. Las señoras hacen mas esfuerzos para mantenerse al co–

rriente; casi todas tienen una máquina de co–

ser y fabrican ellas mismas sus vestidos. Son

233

Page 119 - RC_1965_11_N62

This is a SEO version of RC_1965_11_N62. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »