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ra,r, es prac±icado ±odavia en iodo Cenfro Arnérica:- consiste en Hluchacal- entre dos pie~

dras un pedazo de mineral, y laval' en una taza de cuerno llamada cnchara, por la pe· queña cantidad de oro que queda visible en el fondo, se juzga de la liqueza de la veja; pero con una aproxirnadon dem.esiado ex–

puesta á errores.

Las leyes que ligen la exp101acion de las minas en la República son, casi sin modifica– cion alguna, las aniiguas ordenanzas de mi– nería, promulgadas en Méjico por el Gobier– no español, con fecha del 13 de febrelo de

174'3, la ley nicaragüense es de 16 de mArzo de 1833, y algunas modificaciones han sido promulgadas el 23 de r"alZO de 1869. La a(l– quisicion de rninas por exiranjeros ha sido mreglada por la ley de 15 de nla'l0 de t85l. Todas esas leyes tienen la veniaja de ser mu– cho mas positivas y men03 expuestas a pro– mover pleitos que las demas leyes del país sobre la propiedad raiz

XIV

Se ha concluido nE1tU1ahnente ele lo que acabamos de decir que los obreros mecáni.cos

non n1.uy eScasos en

:Nicaragua. En efecto,

solo las GOIT1.pañí.as de minan ó de navega..

cjOl1: han inlroducido al~unos maquinistas exh.-anjeros l;1ara su sel vicio exclu~:;ivo. 1\ 19u~

nos carpinteros indígenas saben, sin embElr~

go, ejecutar rnedianamenle una ). neda hi·

dráuliCB; pero carecen de iodo conocimiento .teórico, y, 90bl e ±ádo, no conoeel! iodos los

diferentes l"nodel()s, ni las ven±aias propias

de cada uno. ' ,

Se llama "ingeniet'o" á toclos los que sa– ben manejar una rnáquina de vapor. En

cuanto á un ve¡'dadelo ingeuiero, capaz de

Íormar proyecios indu.síriales, y de mandar–

los á ejecufar, poseyendo, en una palabla, to– dos los conocimientos teóricos V prácficos, en maleria de consl::rucciones de toda clase, que supone sen1ejanle lHulo, nadie experimenta la necesidad de :mandarlo irael, '( nadie ta:m~

poco quisiela payalle 10 qne valen sus ser~

vicios. Un ingenjero ~Jeógrafo, ó de puentes

y calzadas, capaz de JevE\niar planos ó diri– gir alguna obra en TIlateria de caminos, se llama especial111ente ingeniero " civil" ; no hay tampoco alguno en el país, ni nativo, ni extranjero. No hay tan>poco ingenieros mi-

li1ares. '

No existe fundicion, y la imposibilidad de reen>plazar las piezas de nlaquinalÍa si llegan á romperse, es uno de los mayores obstáculos para la inhoclnccion de aquellas. Los ensayos de oro y plata no se someien 6.

vigilancia alguna oficial, y las comprobacío– nes particulares no ofrecen oira seguridad que la confianza y la buena fé en ambas par– íes.

Fuera de las empresas de minas y de las explotaciones agrícolas, la industria nicara-

güense se reduce casi á nada. Mencionare– n1.os de paso dos ó 1re8 empresas pal:a ase.. rrar 111aderas, ora por agua, ora por vapor, y

que han sido TIlontacias por extranjeros en la

cos1:a del Pacífico; ian)bien hernos l'nellciona·

do los vapores que navegan en el rio Han Juan y les lagos

No hay arquilectos: un maesiro albañil

y un maestro carpiniero son suficientes para levantar el mas hermoso edificio del país. Los

oQreros en esas dos profesiones son bas±anie diestros; pueden tacharse, cOmo todos los

mercenarios de la República, cualquiera que

sea su oficio, de ser demasiado aficionados á

ciel-ios métodos rutineros, y de ser H1UY re· beldes á la innovaclan Lo que hacen es só–

Helo, pero no liene el sen1imiento artístico de

la hermosura. Los jornaleros vulgares pre–

fieren la rnacana al sapapico; á veces la pala de xnadera á la de 11 ierro, y en cuan±o á los

trasportes de iierra, se hacen casi sieItlpre en carre1as ó en fanaíes y bD.teas. Todos saben hacer muy bien 10'; adobes y embarrar, en casi ladas partes se encuentra Jeja y ladrillo; ambos dmnasiado blandos. Hay canleros y

picapedreros regulares. La cal es excelenle; no

8l') urm el calhon de rnadera.

T-loS carpinteros hacen á la vez las casas, Jos muebles, Jas carretas, las obras de ialno,

eic Algunos Se dedk:an á la construccion de boies y lanchas, pero esias son muy pesa–

das y d ifíci tes pa ra goberl1 ar] as. Este es uno

de los ,nativos por qué la navegacion en em–

ba,rc:acio118s de veja eJ1 103 lavos es siempre Inuy dilalE1da, tanto mas que las velas son

sielnp18 mal cOl"tadas y apar·cjadas.

He hablado del al'Je infini10 con que los

lV'tosquitos lahran en na .tronco HU "cayuco" elegante de una Bola pie7.8; en esto han hc~

redada de las tradiciones y de la habilidad de sus padres los piralas. Mucho faHa para que los boles indígenas del ü~terior merezcan

Ion mislnas elogios; la mayor parte son pe–

sados, lTlal eql1ilibrados y sin ninguna pro–

porcial). Los J."emos se cornpollen de una pa– lela iTiangular de tabla, amanada á la pun– la de una rama recla, que ni siquiera se des– poja de

S11. corieza.

Por herrero se entiende un obl ero que

hace iodos los oficios que loean con el mane– jo del hierro ú otros meíales usuales. Todos trabajan regularmente, y en eso tienen janto :mas n,,'nito, cuanto que la mayor pmte de lo que saben lo han aplendido sin enseñanza,

POi" puro espíritu de ilnitadon y siguiendo su aJidon naiural, muy diferentes, en ese res~

peclo

r

de los carpinteros, Jos cuales han podi–

do progresar con lTIuchos rnaeslros exfranje–

l'OS, que han residido ó residen aun en la REl–

púhlica

Es todo lo que podelnos decir de los ofi– cios y'ue iocan con lA. cons:truccion; las otras indusirias se reducen á poca cosa. Los indios Son excelenies en la fabricacion de ciertas va–

jillas de barro para los usos domésticos y dia– rios, cuyo tipo es la "tinaja", gran jarra casi

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