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compañías de 20 á 50 hombres cada una, ba– jo la direccion de un "capífan". Este desig– na todos los dias los trabajos que deben ha– cerse y el puesto de cada uno; fija tambien el precio de los salarios. Cada compañía es guiada en sus trabajos por un "monteador", hombre especial que mucho tiempo antes de la estacion, ha ido en descubrimiento de los árboles, los ha marcado, y conoce, él solo, los piquetes que ha hecho para llegar hasta ellos. Hay muy pocos buenos monteadores;

es una ocupacion que requiere una energía,

una perspicacia particular, para dirigirse en las selvas sombrías, y llegar sin equivocacion á las caobas que se han podido disfinguir desde lejos, por el color de su follaje y tre– pando á la cima de un árbol elevado.

La estacion de los canes empieza en agosto y acaba en septiembre. En general, los árboles se conan á 10 ó 12 piés del suelo. Para esto, cada cortador construye á esa al– tura un "tapesco" sostenido por horcones del– gados y alfas, y á pesar del peligro aparente de este procedimiento, es raro que sucedan accidentes. Se vé, pues, que se pierde el tron– co del árbol; costaría demasiado caro para sacarlo del monte, ademas, desde algun tiem–

po, las "horcas" son mas estimadas en el CO~

mercia que los "cañones", porque tienen mas

hermosas vetas, y el franco no eS mas que el mayor cañon.

A medida que los árboles están conados, se limpian de las ramas delgadas, Se sepa– ran las horcas de los cañones y Se centrali– zém en un punto cómodo para embarcarlas. Esta es una operacion muy trabajosa: es ne–

cesario hacer caminos, cortando un sin nú–

mero de árboles, á veces muy duros, formar puentes, y arrastrar las trozas con bueyes. En diciembre, cuando las aguas crecen, se lle–

van, ora en pipan±es, ora en balsas, los pro–

ducfos del cone hasta la pane baja del río, donde se amontonan, esperando el buque que debe cargarlas.

Los hombres se pagan á razon de 10 á

$ 15 al mes y la manufencion, se comprome– ten por una "estacion" y reciben su pago, pane en dinero, pane en efecfos. Casi todos son Mosquífos ó Caribes negros.

XIII

INDUSTRIA. - Lo que acabamos de de– cir sobre agriculfura ha demostrado que las principales industrias de Nicaragua consis– tían en la produccion ó explotacion de los productos vegetales ó animales del país. Lle– gados gradualmente al terreno de la indus– tria propiamente dicha, encontrarnos por de– cirlo así, solamente, las minas que suminis– fren un valor exportable. Todos los demas anes y oficios se ejercen en tan reducida es– cala, que no dan lugar mas que á un movi– miento de fondos casi insignificante, y, Cuan– do producen un objeto manufacfurado ex-

ponable. Todos los demas anes y oficios Se

ejercen en fan reducida escala, que no dan

lugar mas que á un movimiento de fondos

casi insignificante, Y, cuando producen un

objeto manufacfurado exportable, es en tan pequeña cantidad que es casi enteramente consumido en la República; apenas algunos van á venderse en los mercados de los Esta–

dos vecinos.

Las minas de oro comienzan apenas á

exploiarse de un modo un poco adecuado aunque haya mucho todavía que mejorar. H~

señalado ya en el artículo "mineralogía" las principales falfas que se cometen en esta in– dustria.

El mineral es casi enteramenle extracto por medio de la barreta; los obreros en gene– ral repugnan el empl.eo de la pólvora, la que, ademas, es monopo!lzada por el Gobierno y muy cara (1). Los mineros se consiguen mucho mas fácilmente que los operarios en la agriculfura; ganan de 8 á$ 10 al mes con

manu±enciou, ITlas fienen procedimienfos ru–

tineros y malos, á los cuales renuncian difí– cilmente. Caminan bastante bien en tala– dros, con ó sin tablazon sosteniendo los tra–

bajos viejos con pilares, pero avanzan con

mucha lentitud.

La extracción se hace por medio de po_ zos, en general poco hondos y de una forma muy lejos de ser regular.. La broza Se carga en costales de cuero (tanates), provistos de una correa que un hombre se pasa sobre la frente, cargando el tanate en los hombros, y luego trepando hasta el plan por medio de

escalones, hechos de un fronco colocado ver–

ticalmente, y en que se han practicado enta– lladuras para poner el pié. Cuando la alfura del pozo es considerable, se forman descan– sillos, uno por cada escala. Ninguna precau– cion impide á la escala resbalar en el lodo ó voltearse, exponiendo el fanafero á Ser preci– pitado en el fondo, con el quintal de broza que tiene en los hombros.

Esos pozos, en forma de €lnbudo, nunca están cubiertos con un techo, y las lluvias los inundan. Cuando el agua estorba, se sa– ca con fanafes, del mismo modo que el mi–

neral.

Tal es la extraccion; vamos ahora al be– neficio. Cuando la broza es demasiado du–

ra, se amonfona, mezclándola con leña en

una zanja, y se le da fuego para reblande– cerla por el cocimiento. Despues se conduce á una máquina para molerla. La disfancia es casi siempre tan grande, y tan pesadas son las dificulfades, que el transpor.le del mine– ral enfra generalmente por mas de 50% en el precio del metal obtenido. Esta operacion

comienza á hacerse mas económicamente,

por medio de pequeños ferrocarriles de ma– dera, en los cuales corren pequeños carros

que contienen, mas ó menos, una tonelada;

(1) Nunca se ha ensayado la niiloglycelina, ni la dinami~

ta, etc

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