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XII

no encierra, como ella, poros y celdillas en que queda agua.

Cuando los huleros han sangrado todos los árboles hasta cierta distancia de su ran– cho, van á hacer otro un poco mas lejos, has– ta que tengan con que cargar sus botes; vuel– ven entonces á San Juan del Norie, donde entregan el hule á los que los habian habili– tado.

En la práciica, esa industria da lugar á

muchos abusos. Los habilitadores engañan á los habilitados del modo mas inmoral; pe– ro tambien los habilitados corresponden á es– te procedimiento y pagan al habilitador lo menos frecuentemente que pueden, vendien– do su producía á otros compradores. A pe– sar de todo, los exporladores de hule venden, lérmino medio, á razon de $ 60 el quintal el mismo cauchú que no han pagado al hulero sino á $ 30, Y á veces mucho menos. Tam– bien debemos decir que esa industria se ejer– ce de un modo tan desastroso, que se puede' prever fácilmente que, dentro de pocos años, se acabará del todo. Exisíe, en verdad, una ley de 13 de julio de 1860, que castiga con una multa los que matan un árbol de hule para oblener su leche/ pero bien se compren– de que esa leyes inaplicable en medio de

selvas vírgenes.

Los huleros, á causa de la vida extraor–

dinariamente accidentada que pasan

r en me–

dio de montes llenos de animales dañinos, forman una parte de la poblacion especial– mente adiva, emprendedora y endurecida en los trabajos.

CORTES DE MADERAS. - Como fipo del cor– te de todas las maderas de ebanistería ó de tinte, daremos la descripcion del de la caoba. Este no puede hacerse, como la cosecha del hule, por pequeños destacamentos aislados;

por el contrario, exige una direccion superior,

provista de cierio capital y de un buen ma–

ferial, con un personal mas numeroso, ejer–

ciendo en un mismo punto esfuerzos simultá–

neos.

Se encuentra la caoba en toda la Repú– blica, pero especialmen1e en las márgenes de los afluentes de los grandes ríos que riegan el declive del A±1ánHco.

La primera condicion para establecer un carie de caoba es fijarse en la embocadura de un río, y asegurar la llegada, por lo me– nos anual de buques de vela que vengan á

cargar las maderas.

Cada año se fija el punto que tendrá lu– gar el carie, y se dirigen sobre él los obreros

y la herramienta necesari~, así corno bueyes

de tiro y pares de grandes ruedas, lo que á veces es muy difícil en las veredas de los bos– ques ó por los raudales de los ríos.

Los coriadores edifican en un día un pe– queño pueblo de chozas. Están divididos en

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(1) Se llama alchuca; es una apocynea.

boles, en verdad Hernos, pero de una clase útil, para sacar del monte una troza labrada en el interior.

A pesar de los beneficios ventajosos que pudieran sacarsq de la explotacion de un gran núm.ero de maderas de. e!:mnistería ó

de tinte, o de airas que sumInIstran algun producío industrial ó una droga, solo la ex– plotacion del huI", ó la del caoba present.an un poco de desarrollo y algun interés. El árbol de cauchú. ó hule crece cJ,onde

quiera, pero especialmente en la cuenc~ del

rio San Juan y en la parie baja de los demás rios que corren hacia el Atlántico. Los que se ocupan en recoger este produdo se ll$.rnan "huleros" y se reunen en grupos de 2 á 4 hombres, que operan en las selvas por pe–

queñas expediciones, que varían en duracion

de 1 á 3 meses

Llegados á un punt.o que les parece fa– vorable por el nÚmero de los árboles dEl cau– chú que han descubierio en los alrededores,

los hueleros forman un rancho provision1al en que insfalan sus provisiones, y luego comien–

zan eXCUl siones y emprenden el beneficio de

los árboles que encuentran.

Para esta operacion se pradican profun– das entalladuras en la corteza; el instrumen– to empleado es la cutacha. Cuando el árbol

promefe una cosecha abundante, las en~alla·

duras se prolongan hasta las ram.as superio–

res/ el hulero, con riesgo de su vida, opEOra la ascencian por medio de los bejucos, que nun– ca faltan y cuelgan de cada árbol.

La leche que chorrea por todas eS!;lS in–

cisiones, cuyo conjunto forma un solo canal,

se recoge al pié del árbol en un vaso especial. La coagulacion se obtiene, ora batiendo la leche, ora echándole el zumo de un pequetio

sarmiento, muy cornun en los mismos InQ~­

tes, y que es un agente coagulan1e muy ac–

livo (1). Además, basta dejar la leche en un hoyo en la tierra, ó mezclarla con arena, pa– ra obtener el coagulo; pero este procedimien,– to no se usa, porque es nocivo para la calidad del hule. Tan pronto como se ha obtenido la materia precipitada, se pone sobre una ta–

bl~ mientras está todavía blanda, y se com– prIme, aplasta y exHende, por medio de un rollo de de madera dura ó de hierro, hasta darle la forma de un disco de una á dos pul– g?das de grueso, y de dos á ires cuartas de

dIametra, que pesa, ±énnino m.edio, una arro–

ba y se llama "toria". Otras vecas se le dá, ya sea por este mismo procedu"niento, ya sea formando en el suelo una superficie rodeada

c~:m un poco de tierra, la forma de una espe– CIe de gran tabla rectangular, conocida en el

comercio bajo el nombre de "cuero".

Se.llB;n;a "bl.~n1Cha" el hule que se coaja en las InCISIones o cae alrededor del árbol en gotas. Contiene muchas impurezas, pero á pesar ?e esto, es muy esHmada, porque' su elasbcldad es mayor que la de la toria, y que

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