This is a SEO version of RC_1965_10_N61. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »",te... Los diminutivos, cesan generalmente con la adolescencia, ~'n embargo, a,lgunos los guardan toda su vlda, v. g., Dolonta, Jo-secito.
Los fal1ecitnientos no son tampoco re-gistrados por las autoridades civiles, y, cosa mucho mas grave, no hay ley que obligue á hacerlos comprobar por un médico. Este des– cuido poco creíble en una materia tan gra–
ve, h~ce que, cuando se ha com.etido un cri–
men, sobre to<;lo un enve~en,,!,~en~o, no lle– ga al conocimlento de la )ushcla, Slno por el rumor público.
Las familias, bastante ricas para hacer sepuU¡"r sus muertos en las iglesias, no l;>s llevan á los panteones, que en general estan en muy mal estado. !-'os amigos d<;,l difunto son cClnvidados al enherro, por medlO de u~a
papelét"!,, c~:mcebida mas o menos en los ter– minas slgulentes:
"Los restos mortales de nuestra querida . "serán sepultados en la iglesia de ... hoy á las "4 de la tarde. Si U. se digna asistir á este "acto, comprometerá la gratitud de sus aten– "tos servidores (siguen las firmas) ".
La ceremonia del entierro es en general muy simple, y saca todo su lustre del mayor ó menor número de personas que lo siguen. Tiene casi siempre lugar en la tarde, y se re– duce á un acompañamiento procesional des– de la. casa mortuoria hasta la iglesia, y des– pues hasta el lugar de la sepultura. El can– to de los sacerdotes alterna siempre con una
música religiosa.
Los entierros de niños, especialmente en el pU'1blo Y las clases pobres, s,?n obj~to de una fil'sta, basada sobre la conslderaclOn de que, no
habiendo podido cometer todavía pe– cado mortal, la criatura debe ir directaInente ai cielo, y que por consecuencia, hay lugar á
reg~cijarse en vez de afligirs?: Así es que, ;1
cadavér se lleva al cementerIo con una mu– llica alegre y cohetes, despues la fiesta sigue toqa la noche, con baile, cantos y aguardien– te, en la casa de la desgraciada madre, que, las mas veces, destrozada por el dolor, pero sacrificándose á este uso bárbaro, contempla con ojos llorosos toda esa alegría brutal, tan poco proporcionada con la punzante delica– deza de su pesar: siendo tal la fuerza de la costumbre que suele haber madres que se esocian de corazon á esa incomprensible y repugnante alegría.
La Religion Católica, sentimos vernos obligados á confesarlo aquí, es la única ad– mitida en Nicaragua, que es uno de los po– cos paises donde la libertad de cultos no ha sido proclamada aun. No tenemos necesi– dad de insistir para demostrar á las personas inteligentes los graves inconvenientes que re– suifan de esta particularidad, para el desa– rrollo de la Nacion. Es por cierto una cues– tion muy delicada, pero no deja por esto de merecer toda la atencion de los ciudadanos
que quieren verdaderamente el adelanto de su país.
Las costumbres religiosas son las dE) to– da la América Española; hombres y :mujeres se preocupan menos de practicar la verdade– ra :moral del Evangelio, que de un gré\n nú– :mero de devociones exteriores ó de prácti–
cas supersliciosas, que han sido iniroducidas
en el culto, posteriormente á la :muerte de nuestro Redentor. El persignado Se co:mpli– ca con pequeños signos suple:mentarios que no se usan en la :mayor parte de los países
católicos. Se llevan escapularios, reliquias,
anmletos, y se cree sincera:mente que esto preserva de ciertos :males no solamente en el órden :moral, sino ta:mbien en el órden físico. En el :mo:mento en que truena, son pocas las
personas que no se coronan con una palma
hendita, pensando preservarse así del rayo. Se tiene iambien una fé robusta en la inter. vencion eficaz de tal ó cual santo en tal caso especial, por eje:mplo: San Roque para la pes– te, San Ramón para la :maledicencia, Santa Riia para los imposibles, etc... Hay santos á
quienes sb hace el voto, en caso de enfenne·
dad ó de' desgracia, de ir a "bailar" ante su i:magen, en tal pueblo, el dia de su fiesta, cuando 1& sacan procesiona1:men±é. El nú:me–
ro de perSonas que cumplen con su prQmesa,
y por consecuencia "bailan", da á esas fies–
tas un aspecto :muy original, tanto :mas que la :mayor );larte se disfraza para que no los co– nozcan. Ademas, en todos los pueblos de in– dios, las cere:monias del cuHo católico están :r:nuchas veces :mezcladas de antiguos ritos idólatras, cuya ±radicion se ha perpetuado hasta nuestros di¡ls. .
En las iglesias no hay asientos, los órga– nos están ree:mplazados por una :música ins– trurnental co:mpues±", de :maestros y ",ficiona– dos. Las camp",nag, de las qU$ se hace un verdadero a,buso, están muc;has veces colga– das de una $olera á un lado de la iglesia, por falta de campanario, no las tocan al vuelo: es el badajo que se agita con 1", luano, por un honlbre encargado de este servicio.
En las procesiones, que sie:mpre se hace:p. con t",nia pompa como lo perrnite la pobreza del país, se exhiben Cristos cubiertos de :mu– chas :mas llagas y sangre que las que enseña la relacion de la Pasion, y las tradiciones del
arie cristiano
I en cambio se ven imágenes de
Sanias en traje :moderno; pero á nadie cho– ca el anacronis:mo. Cuando se lleva el viá– tico á un :moribundo, el sacerdote va en una silla de :manos; las personas deseosas de aso– ciarse á este acto siguen rezando y suelen lle–
var una luz en la mano; las caITIpanas se re·
pican, y, en todas las calles, al pasar el cor– tejo, la gente se hinca y los tnilitares rinden los honores.
Los clérigos co:mo, en toda la América in– tertropical, ree:mplazan muchas veces, ora en su habitacion, ora para el paseo, los vestidos
133
This is a SEO version of RC_1965_10_N61. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »