This is a SEO version of RC_1965_10_N61. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »des. En cuanto á la última pat±icularid~d,
se refiere á la CANTIDAD, que del iodo es m· suficienle (1).
Resulta de iodo este un estado sanitario nada saiísfac!orio de la poblacion pobre, y esto se complica con las prácticas higiénicas
Inas inexcusRbles Las restuníremos elicien–
do que se prefiere curar las enfermedades
que prevenirlas por lTledio de precauciones
adecuadas. En lugar de impedir á los niños comer las cosas de las cuales se sabe que pU;eden hacerles daño, se prefiere tener que curarlos, y los propios parientes no iienen mayor cuidado para consigo mismo. Es fá–
cil con.probar lo que acabamos de decir, comparando la salud de las familias ricas,
en que se obsel va un mejor régimen, con la
de las familias pobres. Pero una prueba mas concluyente se saca del consumo extra– ordinario de la droguería medicinal en Nica– ragua. Muchas son las familias pobres que
no pasan dos dias sin conlprar algul1 reme–
d,,;>: es como una especie de pasion para ha–
cerse un remedio por la nl8S pequeña indis–
posicion, en lugar de esperar que pase por sí nola, el resullado es tanto mas funesto, cuan–
io que los medican"\enfos Se adluinisiran ca–
si úiempro sin la asistencia de un médico. No queremos extendernos mas sobre es–
te asunto, que sale de nuestra compelencia y
necesifaria un forno entero: nos limifarernos
á señalar los inconvellienies principales de
este estado de cosas, y son: la lnor±alidad
excepcional de los niñoD, la disminucion de
la duracion de la vida hUJnana, la mengua general de las facu1±ades físicas de la pobl a–
~ion trabajadora, y, en fin, este hecho inne–
ga):>le que cada obrero, ya sea hombre, ya
sea mujer, tiene n"lucho mas cita veinie dia.s,
férmino medio, al año, de incapacidad de trqbajo por causa de enfelmedad. El estu– dio de los remedios para esta sifuacion, y
de las indicaciones necesarias para el desa–
I rollo de la higiene privada y pública s9n por cielio la rrlas noble farea que se of~ezéa
por el rClomenio al cuerpo médico de Nicara– gua.
IV
VESTIDO.-~a primera cosa que hay que
n,oiar en el vesfIdo, es que no hay traje na–
cIonal. El de los hombres, en las clases có– modas, sigue de lejos las modas europeas pero suprimiendo el son<b,-ero de forma alf~
Ibolero), para reemplazarlo por uno cual-
(1) Todo lo que vamos diciendo eH h\cve, sobré este asun– to de la aJilncntacion pública, ha sido últimamente discutido ío n mucho t~lcntoJ en, !a t~sis, de medicina sostenida en ....co n . J?or c~ Joven TOl"lblO '!Igeuno, que ha demostlado la insUfICIencia de la. alimentacion nicalagüensc, su mnl mod~
de sel' y la Ulgenc1a que hay plua que el gobielno se oCllpe
dIe es~ asunto capital. (Véase: Gaceta ofietal de febl'CIO
872, numo 9).
129
quiera, con tal que sea de alas mas anchas y
mas adeCltado al clima. No eS raro que se suprima la corbata, 'ir aun el chaleco. No se usan guanies. Se nota en el conjunio de los colores una tendencia á los maiíces chillan–
fes, y una propension marcada á ostentar ca–
denas y alhajas volurninosas.
En las clases inferiores se advierie, en primer lugar, la ausencia de calzado; el in–
dio lo reemplaza por los "caites" especie de sandallas. Lo derClas del traje es un panta" Ion de fela, una camiseta, que no pocas ve– ces flota fuera del pantalon, y son<brero de palma.
Las señoras hacen lo que pueden para seguir las modas de Europa; se entiende que hablamos de las modas de verano. Pero su– primen siempre el gorro. Usan sombrero so– lmnente para montar á caballo. De modo que su traje se compone esencialmente de un
vestido (iunico) sin cuello, con un "pañue–
Ion" ligero sobre los hombros. El peinado se coznpm.e casi invariablemente de dos fren– zas anudadas deiras de la cabeza, y de algu– nas flores naturales colocadas enfre los ca– bellos. El "pañt\elon" cubre la cabeza en las
iglesias y las ceremonias religiosas. Repefí–
J:ernos aquí la misma observacion que arri–
ba, Él propósito de la aficion á los colores chi– 11anles, y del nlOdo extraño de asociar los
l'na.±ices mas opuestos.
Entre las mujeres del pueblo, el traje se cOl"npone -de una saya sin falle que cubre las enaguas (fuslanes). Una caroisifa flotante,
lTIUY abierta en la parIe superior y casi sin mangas, cubre el busto, dejando adivinar, y
á veces ver, iodos SUB contornos. Para salir
se envuelven con un largo "rebozo". El cal– zado y las Inedias son especiales de las ciu–
dades.
OCUPACIONES COTIDIANAS. - Siendo los dias mas Ó InenOB iguales á las noches en la zona inferlropical, se acostumbra en Nica–
ragua levan.tarse con el dia, es decir, entre
las cinco y las seis de la mañana, y acostar– se en±re las nueve y las diez de la noche. La cosfun<bre de dormir la siesta no existe de un modo general. Los ricos empiezan casi siempre por un paseo á caballo, á veces se– guido de un baño, continúan despues en las ocupaciones de su oficio, y en la farde con– cluidos los negocios, otro paseo; despues se
hacen ó se reciben vlsitas, ó si no la familia
se queda conversando, sentada en la puería de la casa, y gozando de la frescura de la noche.
Entre las señoras, la mañana se emplea en cuidados de inferior. Despues de almuer–
zo Se bañan, y luego se visten para esiar lis..
fas á hacer Ó recibir visitas; si no salen, se ocupan en Jrabajos de aguja hasfa la comi– da. Inmediatamente despues de comer no se hace nada, es nocivo por la salud en paí– ses calientes.
This is a SEO version of RC_1965_10_N61. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »