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« Previous Page Table of Contents Next Page »sen rnestizas laterales) , por pequeña que sea la cantidad de sangle, de negro que tengan
en las venas, cOITIunican este olor por toda la vida.. aun á los niños blancos que crian.
Es esta fijeza de ciertos carae.teres inde–
lebles de la ,-aza negra en el luulalo, que ha–
ce que este ilpo sea bien conocido en Euro–
pa, mientras que el ladino es casi desconoci– do eníre los Europeos; no porque esíos no
hayan visto nunca á un ladino, sino porque,
fuera de su color, su semblanle se parece ían– to al tipo blanco, que generalmeníe, cuando lo vieron, lo confundieron con un criollo un poco queluado del sol_
Debe nolarse aquí que, en las regiones ;iníertropicales, los blancos negan muy pron– ío á íener la cara y las manos de un color
bronceado uniforme y mas Ó ITI8nOS oscuro,
segUl1 que sus ocupaciones los exponen mas
Ó menos á los ardores del sol. Por el con–
±rarlo, entre los rnestizos, las manos y ] a ca–
ra son las mas blancas, y desde que nacen,
esías partes son mas claras que lo demas del cuerpo. Se sigue de esío que, en realidad, hay.una especie de uniformidad en las po–
blacIones centroamericanas, uniformidad que
las consideraciones funda:mentales que pre– seníamos Son muy lejos de dejar suponer, y
que, sin embargo, es preciso lener en cuenta
para figurarse bien la poblacion íal corno es.
Las mulaías Se han apodeJ-ado igual– meníe de fodas las pequeñas industrias pro– pias de su Sexo. Sus extremidades, su ángu– lo facial, y aun su color, se acercan mucho luas pronto al tipo blanco que en el mulato; el cabello Cl ece ll1as largo, pelase queda lUUY crespo. Las formas del cuerpo son bas– tante gr:;,ciosas en la juven1ud; eIupero, e~
pocos "nos, pasan con una espantosa rapI– dez á un estado casi completo de decrepitud. Esíe es uno de los caracíel es mas salientes de esta rnezcJ " , y que la separa comple1amen– ±e de 1¡3. l"dina, en la cual la hermosura de las fo:-mas ?ura.mucho.mas y desaparece mas blen baJO la lnfluencra de la c0rpulencia que, por la flacidez.
El ayunian1iento de la mujer blanca con el negro debe haber sido tan raro, que muy probablemeníe es imposible encontrar el mu– laío esp<;cial que Se hubiera formado en esie caso. SIn embmgo, por lo que se ha visto de algunos casamientos de negros absolutos con mestizas laierales bastan1e claras los hi–
jos en es)'e caso lienen rrtas del padre'que de
la madre. Esia observacion coniradice lo que se ha nolado en las Aniillas y en el Sur de los Estados Unidos, alli, cada vez que Se ha preseniado el cruzmuienio de un negro con una blanca, se ha observado que los pro– dudas ienian siempre nmcho mas de la ma– dre que del padre. Con un poco de atencion
se encu~ntra. en esta contradiccion aparente
la conflrmaClon de una de las reglas luas importantes de la aniropología: en efecto en el caso de un negro puro, casado con ~na
Iuestiza _ ó criolla, por blanca que sea, la na– turaleza vuelve al tipo mas puro de los dos con una energía particular (1).
La fecundidad de los mulatos es media– na como la de todos los mestizos; es superior á la del blanco y á la del negro, que son ti– pos aclimaiados; pero es inferior á 1;'). del la– dino, que participa de la fecundidaq de los indios. Así como este último, el mulato pro– duce mas hembras que varones, y 1", morta– lidad es mayor entre los niños que enire las niñas. La duracion media de la vida es in– ferior á la de iodos los tipos que ienemos que e"aminar, sobre todo en las mujeres.
XI
ZAMBOS -El zambo es mucho menos raro en Nicaragua de lo que las personas po– co ilustradas ó poco observadoras parecen meer. Es uno de los iipos mas interesanies que puedan ofrecerse al esiudio del antropo– log;is±a. Su aspedo es la exaC±a explicacion de su origen, porque presenta el iérmino me– dio completo eníre el negro y el indio. Su piel líene este matiz amoratado, que se ob– tenc;Iría mezclando sobre una paleta el color sepla del negro con el rojizo del indio. Su cabello es largo, pero rizado, casi crespo en el hombre y fuertemente ondulado en la mu– jer. Su fuerz;". muscular es muy grande, y sus formas solldas, aunque poco armonio– sas. !'~ emineniemente propio para iodos los OflCl,?S penosos, aunque no agrícolas, co,
mo roan.nerO
I
carre±ero( arriero, minero, sol~
dado, etc...
Los zambos pueden Ser muy diferentes unqs de otros, segun que provienen de padre indio y. m:,,-dre neg:-a, ó de padre negro y madre lndm. El pnmer caso debe haber si– do el. mas frecuenfe, porque la mujer india eXIlenmentaba por el negro una repulsion no menos grande que la mujer blanca. Sin embargo, no se puede negar que la certidum– bre de que sus hijos no nacieran esclavos debia excitar al negro á hacer esfuerzos ex~
±raordinarios para aproximarse á las indias,
y cuando una de aquellas se ha encontrado
en ciertas circunstancias especiales, puede
haber acepiado los ofrecimienios de un ne– gro, sobre todo si le eran materialmente ven– tajosos. Por oira parte, la negra, para acep– far á un in~io, no tenia .ninguno de los po–
~er?sos moilvos que debla iener para admi– ilr a un blanco, y, ademas, tenia la dolorosa certidumbre que sus hijos nacieran esclavos.
Puede crerse, pues, que tanio antes co– mo ahora, ambos casos se han presentado
. (1) La legla.]]o puede Sel absoluta, ,o;i se admite, con va–
110S antlopologlstas,_ que el plimer hijo se asemeja siempl8
mas al padle que a la madI e, y que dcspues ll1ientlas va aumentando el númelo de hijos, la semejanza' con él padle
disminuye á medida qne va aumentando con la madre sable
todo en las hijas.
J
1] O
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