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1)ASADO, PRESENTE Y lfUTURO DE NUESTRA

ESCUELA DE DERECHO

HACIA UN NUlKVO TIPO DE ABOGADO

EKlGlilR!!lO BilU'lill1GO

Decano de la Facultad de Ciencias Jmídicas y Sociales

LA VIEJA ESCUELA

Como es bien sabido, los estudios del derecho han constituído en Nicaragua uno de los principales aspec– tos de la actividad unive, sitar ia Desde que nació nuestra Universidad, hace ya más de ciento cincuenta años en el antiguo "Seminario Conciliar lJ de esta ciu– dad de León, viene afanándose y preocupándose po, dar a la sociedad nicaragüense el elemento capaz de afi'm'" Y defender la justicia desde los tles véllices ya clásicos de la cótedra, el tribunal y el bufete profe– sional Geneloción tras geneloción nuestra vieja Es– cuela de Derecho ha venido enllegando a Nicaragua, a t, avés de todas sus etapas y a través de todas sus vicisitudes, al maestro, al juez y al abogado de cuyo eje,cicio, silencioso y oculto dlgunas veces y agitado y atronante muchas olJ as, ho ido surgiendo todo lo com– pleja y movida estructUla que da forma y sentido a la sociedad y al estado Pero, ademós de esta función propia y especial, el jurista ha tenido que cumplir en nuestra Patria con una misión, de más alta significa– ción y trascendencia Nle ¡efielo a ese carácter casi enciclopédico con que se ha venido P' esentcmdo casi siempre y que le ha obligado a lener que dar por mu– cho tiehlpo la solución y la respuesta al problema eco– nómico, sóCiólógico, educac::ionol, etc Y todavía más

Ha sido el abogado quien ha tenido que suplir en nuestro medía al "hum"anista ll

¡ I ecayendo también SO~

bre él la 01 ientciciót1, hastu :no hace muchos años, en

las lebas/ en fas artes; en la historia, ctc Todo lo LUal ha hecho, lógicamente, del abogado, uno ele los tipos rnás Iepresentativos y mós irnpOl teJlltes de la so– ciedad nicOlagLiense, y loelo lo cual, a la vez, ha repelcutido en nuestros sistemas y técnicas de ense– ñanza

NicalClgua es uno de los países de Hispllnoarnéri ca en donde la Escuela de Derecho no se lanzó exclusivamente tras de un melo sentido profesionalisto, ni se encen ó tampoco dentro de un absoluto y rígido cientificismo (como ocurr en casi todas los Universi– dades de Europa y de América durante el pllsado si– glo), sino que siernpre combinó lo enseñcll1zo y la técnico del Código con el cultivo de las letras y del comentario histórico y filosófico Tal vez hasta no sería arriesgado decli que, desde el punto de vista de una labor de investigación y de proyección hacia la sociedad, estimuló mós esto último que ló propiamente jurídico Tal lo que podernos deducir, pOI' ejemplo, de la larga vida del viejo "Paraninfo" en el que los oc tos literarios y artísticos fueron por lo general lo co– mún y corriente

Sin temor a equivoc<lrnos creemos que la actividad tradicional de nuestra Escuela de Derecho puede resu– mirse así

a) Una labor bósica y esencial consistente en ense– ñar a los alumnos, rnás que todo, la recta inter– pretación de lo ley, de acuerdo con la letra y el espiritu de la misma ley E,a, en teCllielad, el sentido que adquli ió en rasi todas pOi tes la ense– ñanza y el aprendizaje del derecho, o partir del I/jus-natUlalismo// y del l/positivismo jurídico" de los siglos XVIII y XIX No olvidemos que nuestra UniversidCld es ele comienzos del XIX o sea, cuando se estaba entt ando precisamente, a Id identificación plena entre de, echo y ley Inclu– so las Escuelas de Derecho se llamaron "Escuelas de leyes// No venía a ser

l

pues nada raro ni es'" pecial, sino ul contlorio una confOlrnidad con el tiempo

b) A la pOi de dicha lobo, fundamental, se desOl ro–

Iklba otra no ¡-nenas impo/tanto, pero no sujeta u

planes ni a métodos especiales, ,sino ejercida sim .. plernente como actividad de expansión de la Escuela uniVCI sitm ia hocia su sociedad Tal los recordados actos Iiter arios y artísticos

y es que el mismo p,ofesor era, po, lo general, poeta: ensayista, (jutOI de obl as de teCltro, historiador, etc (Para no ClIOl gtH 1l9S el1 citas bástenos con recar"':'

dal a maestros como Santiago ArgUello, Mariano 8a~

eto, Félix Quiñónez, Bruno HennógcllBs Buitrago, Tomós y Alfonso Ayón, Juan de Dios Vctnegas, Anto– nio Med,ano y Francisco PaniaSlua Prado) Impulsado ro' su inquietud artística, esta <lose ele p,ofesores apOl tctba muchas veces el Código y transfollnabo la cá– tedIO de derecho en una especie de l/mesa ¡edonda" de algún temo IiterOl io, histórico o filosófico, en ame–

no e interesado diálogo eOIl sus alumnos, y luego, cuando su inquietud crecía y la disciplina de la cótedra no pel mitfo más horas a esta actividad, se daba a la OlganizClC.ión de "juegos floralesi/, veladas conmemora– tivas, recitales, conciertos, etc en todos los cuales pOtticipaba con plena satisfacción el estudictnte univer– sitario en general y muy particularmente el de derecho (Entre el estudiantado de de,echo había siempre un fuerte núcleo de poetas y de oradores)

POIece que ell las mentes de aquellos hombres que forjaron el destino de nuestra vieja Escuela h"bía una clara conciencia de lo que hoy IIctmamos "fundct– mentacián humanística" del estudio universitario y

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