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Uno de los caracieres mas especiales de

la existencia en Nicaragua, es la monotonía;

las distracciones son muy escasas; no hay

ningun "club", ningun café verdaderamente

digno de es:le nombre (11. Los únicos es:la– blecimien:los que se parezcan algo á ellos, son los billares, que sirven á la vez de :lertulia y de casa de juegos.

Una de las diversiones mas comunes en– :lre los jóvenes, es un paseo co:lidiano á ca– ballo, en los alrededores de la ciudad donde

viven. Son pocas las señoras que los irnifan.

Los coches privados son muy raros y no los hay públicos; los caminos donde pudiera cir-

les y superficiales que especiales y profun– dizados.

Todos los vicios, como lambien :ladas las viriudes, es:lán represen:lados, pero en una escala mediana. Para el observador, no I:ay nada de sobresalien:le dominan:le ó exceS1VO, ni en lo bueno, ni en lo malo.

En el pueblo se no:la un gran espíri:lu

de irnitacion¡ no se inventará un modelo, pe–

ro se le copiará con facilidad ~orprellde:,te.

Este mismo pueblo es :lal vez 11gero, olvlda– dizo; he dicho ya que era indulgeni,e hasia cier:lo punio; segurarnenle es mas blen ale– gre que :lris:le, y los pobres en general ma· nifies:lan una resignacion apá:lica. El amor propio es muy susceplible, aun en:lre las gen· :les de mas humilde condicion; y es frecuen– :le ver á un asalariado pedir su cuen:la y de– jar una buena colocacion, exponiéndose á quedar mucho :liempo sin trabajo, porque su pa:lron Se habrá permi:lido reconvenirlo un poco ágriamente por una falía que ha co– me:lido, y que ni siquiera se a1reve á :>egar.

Para poder conservar criados, eS precISO ±O–

lerarles muchas cosas, y en efecto, hay per– sonas que, cansadas de mudarlos, les :lolman :lodo.

Es:la parlicularidad proviene de la facili– dad que hay para vivir en un país donde al– gunos plátanos sin valor, y qu~ se e,;cuen. :lran á cada paso, bastan para unpedlr que nunca se muera uno de hambre. Veremos mas adelante que esta misma facilidad es uno de los mayores obstáculos que encuen–

~ra ahora el desarrollo de la industria nacio– nal.

Es por el mismo mo:livo que los mendi– gos son relaiívamen:le pocos. Las limosnas

se hacen casi sieInpre en especie ó frufos, á

causa de la falía de :moneda de cobre. Las iglesias solicitan á veces la au:lorizacion de pedir limosna, por medio de agen:les especia– les (cues:lores 1, y las can:lidades colectadas deben conver:lirse en misas ó funciones cele· bradas para un obje:lo de:lerminado.

VII

(1) Hay ahora un club muy decente en Granada.

cular un carruage no existen aun, y pór mu– cho :liempo este paseo no podrá hacetse, si· no en las calles, ó a una carla dis:lancia de las poblaciones durante el verano.

No existe la lnoda de las excursiones de algunas leguas, hechas, por ejemplo, para ir

á almorzar en el campo ó gozar de un her– lnoso punto de vista. El calor, en el :medio dia, ca:mbiaria en verdadero :lrabajo esas partidas de placer. Ademas, las costumbres es1ablecidas hacen que haya mucha repug– nancia para entregarse á algun ejercicio vio– lento, y sobre :lodo para recorrer á pié un ca– mino un poco largo, ó ejecu:lar la ascension de alguna mon:laflB.

Sea lo que fuere, las señoras oponen mo:livos perentorios por no hacer parte de es– :las excursiones: :lemen á los reptiles, y, con sus ves:lidos anchos, están seguras de llenar. se de garrapa:las y pica-pica; nunca se a:lre_ verian á menospreciar la opinion pública, hasta el punto de vestirse de hombre é ir así en el campo acompañadas por hombres.

Los viajes son siempre muy pesados, en primer lugar, por el mal es:lado de los cami– nos, y despues, por la ausencia ó la insufi– ciencia de los medios de traspor:le. Una lí– nea de coches públicos, poco cómodos, recu. rre con bastante regularidad, en el verano, la ru:la en:lre Leon y Granada. Pero, fuera de este camino, el menos malo de :loda la Re– pública, no hay o:lro vehículo que el caballo. En el invierno, la circulacion se hace impo.

sible en varios puntos; los ríos, casi secos en

el verano, se cambian por las lluvias en :lo–

rrentes impetuosos, y sus vados no pueden

pasarse, sino al nado y con mucho peligro. Cuando uno no :liene bes:lia suya propia, las encuen1ra fácilmente alquiladasl pero es mu– cho mas difícil encon:lrarlas con ajuar, y, en caso de conseguirlo, :lodo se halla en pésimo es:lado.

Los viajes por agua se hacen por medio de un vapor que :loca por lo menos una vez al mes en los puerlos mas i:mporlan:les de la costa del Gran Lago. En San Cárlos corres– ponde con o:lra línea de vapores mas peque. ños que van hasta San Juan del Norle. Es:le servicio, comenzado muchos años hace por la Compañía del Tránsi±o, ha experimen:lado frecuentes in:lerrupciones. Fuera del vapor hay pequeños buques de vela de 15 á 20 to– neladas, llamados "bongos ó piraguas". Esas embarcaciones son :muy incó:modas para los pasajeros. no se puede cocinar en ellas y es– tán expues:las á calmas dila:ladas. En verdad, las piraguas están provistas de remos; pero á

la marina le repugna extraordinariamen:le

hacer uso de ellos; ademas, estos marineros

son poco disciplinados, y las salidas son sie:m– pre incierlas. En cuan:lo á la navegacion de los bongos en el rio, es de las :mas pesadas que se pueden ver: en el verano, sucede á

menudo que por faHa de agua es menes:ler pasar la carga al hombro duran:le un cierlo

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