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fe como lo están en nuestros dias, de modo que una emigracion venida de tal provincia, podia dar resul±ados antropológicos muy di– feren±es de los de una emigracion venida de o±ra.· Son estas, consideraciones que nos lle– varian demasiado lejos, y ademas los docu– men±os fal±an. Lo único que puede afirmar– se con certidumbre es: 1 9 , que los primeros casiellanos que vinieron á Nicaragua eran casi iodos originarios de Andalucía, lo que se reconoce, no solamente por el estudio de los documentos antiguos, sino iambien por cierlas aHeraciones del idioma español, que se usan en Nicaragua en el lenguaje corrien– ±e; 2 9 , que estos primeros pobladores no fue– rOn precisamenfe la flor y nafa de la socie– dad española en aquel tiempo, lo que se re– conoce sobre fado en esa indiferencia por el confortable material, que es el caráC±er dis– ilnfivo de la sociedad nicaragüense, y que indica que los fundadores de esra sociedad fueron hombres rudos.

Duranie iodo el tiempo de la domina– cion española en América, la corriente prin– cipal de la inmigracion que salia de la Pe– nínsula se dirigía principalmente sobre el Perú y Méjico, cuyos tesoros, en plena explo– ±acion, solici±aban la avaricia con mayores probabilidades de satisfacerla. Al mismo iiempo, la prospelidad de Lima y de Méjico, y el lujo de los virreyes, airaian á estas pro– vincias una sociedad :mas elegante y cuHa. Un hombre educado con finura podia arries– gar el viaje á América, para ir á una ú ofra de estas ciudades, donde era fácil arreglarse una exisiencia en que podia olvidarse á Eu– ropa y á la madre patria; las mismas muje– res, seducidas por el "miraje" de estos dos brillantes focos de civilizacion, se airevian con mayor gusio á exponerse á los peligros de la travesía, y llevaban hasta allí su in– fluencia suavizadora y su sociabilidad. Mien– iras ±anio la América Central, colocada entre estos dos punfos deslumbrantes, hacia una triste figura. Una gran parle de su terri±o– rio no era mas que una selva vírgen, que se creía poblada de huéspedes temibles; un gran número de sus tribus de indios no es– ±aban somefidas aun, y se exag-eraba mucho la imporlancia de sus alzamientos; sus ±eso– ros eran apenas conocidos; se habia hecho injustamente á su cH:ma una mala repu±a– cion; ningun cul±ivo especialmente provecho– so solici±aba en ella el espírifu de empresa; y aun si se hubiese producido algo, no se hubiera encontrado, ni camino para condu– cirlo á la costa, ni buque lisio para cargarlo.

Sin embargo, Guatemala, gracias á la presencia de la Audiencia y del Gobierno cen– iral pudo lograr atraer algunas familias de alfa' rango. Pero el nombre de Nicaragua, provincia lejana y olvidada de una capitanía general, considerada ella misma como de se– gundo ó tercer orden, era apenas conocido: aventurarse en su territorio era casi repu±a-

do audacia, y concluiremos, de esio, que la inmigracion española en Nlcaragua ha de– bido componerse en gran parte de hOlubres soHeros y poco numerosos, y, ~demás, ~ul­

gares, ó que ±enian tal vez moilvos parilcu– lares para buscar la sombra en lugar de la luz.

Las consecuencias antropológicas de es– ±a si±uacion, son: 1 9 el número de los blancos y criollos es muy reducido, 29 habiendo los criollos nacido de padre y madre blancos, ellos han tenido por parientes lo m.ejor, lo mas inteligente de esta inmigracion, es decir, lós que habian emigrado abierlamen±e, con mujer y familia. Los ladinos, por el con±ra– lio, han ienido por padres la parte mas vul– gar de aquella inmigradon, los sol±eros.

En cuanto á las consecuencias sociales, deducidas de las cualidades ó defectos que debian ser propios de los inmigrantes exclu– sivamen±e españoles en general, y de aque– llos especiales que debian venir, y vinieron, á Nicaragua, son iodavía mas numerosas ó mas importantes "el caráC±er castellano, dice "el Sr. Belly, es duro, orgulloso y vacío; la "exactitud y la aplicacion le son desconoci– "das; es el único pueblo del mundo que se "haya permitido infligir un estigma al iraba– "jo, y hacer de la religion de Crisio una sa– "±urnal de verdugos. La aridez de su cora– "zon se ha extendido á la naturaleza física, y "han desmontado, sin piedad y sin reflexion, "lo mismo la América que la península Ibé– "rica. No es en la sangre de sus padres, "donde los hispanos-americanos han hallado "sus calidades positivas, es en la repenfina "luz de 1789". Estas palabras notables, jun– io con las consideraciones anteriores, son su– ficientes para explicar un gran número de los vacíos que se encuentran en las costumbres de Nicaragua, y recomendamos que el lec– tor las recuerde cuando describamos estas costumbres en el capítulo siguiente. Nos limitaremos, por ahora, á mencionar las mas importantes de estas consecuencias sociales, de las condiciones que han presidido á la formacion de la sociedad nicaragüense y que son: su acento y las irregularidades de su lenguaje, su poco gusto por el bienestar ma– ferial, su aficion por el dinero mismo y no por los goces que procura, y en fin, su des– den por las bellas artes, la lectura, los orna– mentos del espíritu y por la educacion de las mujeres.

VII

Físicamente, el criollo de orígen español

11.0 tiene casi diferencia con sus padres. Su temperamento es :mas delicado, pero su sa– lud es mejor, porque está aclimatado por su propio nacimiento, sus formas son mas finas y delgadas; su genio es tal vez menos acfivo, pero es mas impresionable, y so.bre ±9do,

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