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3er. GRUPO.-Tipos m.es±izos.

l.-Ladino ó mestizo de la raza india con la blanca.

2.-Mula±0 ó mestizo de la raza negra con la blanca.

3.-Zambo ó mes±izo de la raza india con la negra.

GRANDES DIVISIONES ETNOGRAFICAS-–

Hemos notado ya que Nicaragua estaba divi– dida por la cordillera en dos paries desigua– les, el declive del Allánfico y el del Pacífico, comprendiendo en este úlfimo la cuenca in– ±erior de los lagos. El primero ocupa las dos terceras paries de su superficie, y el segun– do la otra parie No solamenle estos dos de– clives son diferentes en cuanto al clima y á la configuracion del suelo, sino que ±ambien corresponden á una especie de gran division polífica y etnológica, que se comprenderá con una sola palabra, llamando á la segun– da "parie civilizada", y á la primera "parie no civilizada" de la República.

En este capítulo vamos á ocuparnos de cada una, separadamente, porque no puede haber ±efInino alguno de comparacion entre ellas bajo el punto de vista antropológico, y empezaremos desde ahora, diciendo que, en los tres grupos que acabarnos de mencionar, no hemos pretendido hablar mas que la par– te civilizada.

IV

El indio forma ahora el elemento mas importante de la poblacion de Nicaragua. Su

pie~ es de un color rojo cobrizo, cuando es de raza pura; su cabello es de un negro brillan– ±e y ademas es grueso, espeso y lacio; el án– guro facial es mucho menos agudo de lo que se¡ cree generalmente en Europa; la cara es redonda, demasiado redonda, y al mismo fiempo parece chafa, por tener las facciones muy poco salientes.

El cuerpo es por lo regular gordo y re– ple±o, las extremidades pequeñas, sin querer decir por esto que sean finas; las varias par– tes del cuerpo son bastante bien formadas si se consideran aisladamente, pero están mal unidas. La fuerza del indio es mas bien apa– rente que efecfiva: es una fuerza de resis±en– cia. Su apfi±ud para soportar las privacio– nes es muy notable, y, por la costumbre, ha llegado á cargar fardos pesados durante lar– go Hempol sin embargo, basta hacerle cam– biar su modo de cargarlos para comprobar su debilidad relafiva. Lo mismo sucede con su corpulencia, que no es mas que una apa– riencia de robustez, y se ve que pequeñas calenturas benignas reducen en algunas ho– ras, á un aniquilamiento extraordinario, in– dividuos cuyo temperamento parece de los mas fueríes.

La fecundidad de los indios es muy gran– de; pero está compensada por una mortali– dad extraordinaria entre los niños. Es fácil reconocer, que esta particularidad provIene del descuido y de que no saben observar las reglas de la higiene.

La frente del indio es baja, sin tener na– da de bestial; la boca grande y los labios es– pesos, sin que por esto sean deformes. Los dientes son notablemente hermosos; la bar– ba escasa¡ la nariz recia pero ensanchada en la base; el ojo negro y pequeño, con la mi– rada suave y sumisa. El conjunto de la ex– presion de la fisonomía anuncia la bondad, la alegría con un no sé qué de tímido y me– droso.

En lo moral el indio es el rodaje mas im– podan±e de la sociedad, y constituye esen– cialmente la clase productora. Por su núme– ro, como por sus ordinarias ocupaciones, es el que forma el "pueblo" propiamente dicho. Es cierio que es rutinero, aficionado necia– ¡nen±e á procedimientos defeC±uosos, dila±a– dos y costosos; pero, en fin, produce, trabaja. El es quien alimenta á la poblacion entera, alquila sus brazos á las empresas agrícolas ó indusiria1es, y mantiene la tradicion de ciedas pequeñas fabricaciones de obje~os de uso doméstico, lozas, petates, tejidos de a1go– don ó de mecate, etc... , los cuales, aunque se hagan por n\edio de procedimientos t~n ele– mentales como antes del descubrimiento de América, no dejan por estó de alimentar el come.:rcio inferior.

Humi~lados por 300 años de una domi– nacion inicua; agobiados b~jo el peso de abu– sos de toda clase, y sistemaficamen±e sumer– gidos en la mas espantosa degradacion, los indios no gozan de los beneficios de la inde– pendencia desde un tiempo suficiente, por haber olvidado ya los efeC±os desastrosos del sistema coloniaL Sin embargo, los vestigios de este sistema hubieran podido desaparecer en parte, y los indios sedan ya todo' lo que están llamados á ser algun dia, si, á la caída de la dominacion española, hubiese sucedi– do un régimen reparador, dispuesto á hacer desaparecer las trazas de la inm.ensa injusH– cía de que habian sido víctimas. Desgracia– damente, desde la prodamacion de la inde– pendencia, Centro América ha atravesado un perlado de pruebas políticas, durante el cual puede decirse que el abuso ha continuado para los indios. La abolicion de las enco– miendas, de los tributos y de la esclavitud hi– cieron que las em.presas agrícolas tuviesen todavía mas necesidad de ellos que antes de la independencia, y los medios que S¡:l han empleado para obtener su trabajo, y hacer– les salir de su espíritu de aislarnien:l:o, han sido á veces inicuos. Las guerras civiles han sido causa de que se abusara de su sencillez, para afiliarlos corno soldados en el eiército de tal ó cual partido, en cuyas pasiones no podían fener parie alguna, y hacerles cóni,-

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