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nacidas y éxplofadas en iodo -el largo de la cordillera. Las del Jícaro, cerca de La Tri– nidad, han sido célebres, lo mismo que las de Santa Rosa (el Pilar), Achuapa, San Fran– ciscQ, etc... El Potosí, el Corpus, simadas en seguida de las pre:cedentes, en los terrenos en con±es±acion coil Honduras, dieron tanto oro, en o±ros tiempos, que el gobierno espa– ñol estableció allí U11a oficina especial para cobrar los derechos.

Pero en toda la

cuenca superior del rio Coco, la riqueza mineral sobrepasa todas las proporciones, y se puede decir que las rami– ficaciones de la cordillera contienen mues– tras de iodos los metales. La Segovia fué, durante mucho tiempo, la parte mas rica, po– pulosa y lujosa del país. La Ciudad Vieja debia su prosperidad al oro que se lavaba en sus cercanías, y su fama se habia ex±en– dido á tal grado, que le mereció, en 1654, la visiia de Margan, que la arruinó para siem– pre, Se explotaban ±ambien, en este tiempo, minas de plaia, y la del Liman, ahora tan rica como antes, p~ro llena de agua y sin de– sagüe practicable si no es con mucho costo, contenia filones de plata vírgetl.; el mineral muy abundante (cloruro de plata), rendia una onza de meial por cada libra de broza! Un documenfo oficial, publicado el 4 de oc– tubre de 1850, por el Prefecio del departa– mento, señalaba, solamente en un círculO de

25 leguas de diámefro alrededor de la cabe– cera, mas de 40 minas de oro ó plata. Las de San Marcos, lYfacuelizo (Las Animas, San José, Santa Rosa), y DipiHo, (San±a Ana, La Gloria 1, si±uadas cerca del punto donde la cordillera sale de Honduras, para entrar en Nicarugua están aun explotadas con prove– cho, y se sabe que el departamenfo de Hon– duras mas limítrofe, el de Gracias, es uno de los focos metalíferos mas notables del n'lun– do eniero, á pesar de lo poco explofado qué se encuentra.

En medio de fodas aquellas riquezas de primer órden, los afros metales pasan casi desapercibidos. Por lo que hace á la pIafa, está generalmente bajo la forma de cloruro, bromuro ó sulfuro, con pedazos gruesos de mefal nafivo. Cerca de Honduras, en la sie– rra de Dipilto, la pIafa se presenfa combina– da en parte con plomo, cobre y antimonio,

ú otros mefales secundarios.

Toda la frontera septentrional de la Re– pública presenta abundantes yacimientos de plomo argentífero, mas ó menos rico en pla– ta, pero siempre abundanie en metal. Al– ternan con minerales, excesivamente ricos y variados, de metales inferiores, tales corno el zinc moreno, el sulfuro doble de zinc y hie– rro, el óxido de hierro el sulfuro de cobre, el sulfuro de plomo, el cobre negro, el óxido que forma la base de cada sal, 'una propor– cion mas o menos considerable de pIafa. , ; ; Sin einbargo, ,el plomo, el hierro, el co– bre existen ingenuaménfe en el estado .puro,

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canto fambien el zinc y el- esfaño. Hay, cer– ca de Matagalpa por ejemplo, yacimientos de plomo de los cuales se extrae esJ:e metal por la simple fusion al aire libre del mi!1 era l.

Hay fambien hierro que se puede forJar al salir de la mina. Ademas de aquellos meta– les casi puros, se halla el óxido rojo de cobre, el óxido azul y el carbonato verde del luis– mo. El hierro es muy magnético.

El carácJ:er particular de las minas de plomo, hierro y cobre, es de ser inmensas é inacabables. Casi todas están colocadas en puntos donde el combustible no necesifa mas que el trabajo de ir á cortar la leña, y donde numerosos rios prestarian su fuerza motriz. Es preciso añadir que la region es férlil, fresca, sana y pintoresca.

Hemos dicho que el azogue ha sido se– ñalado en varios puntos de Chontales, enfre la sierra y el lago. El mineral es un sulfuro rosado. En la sierra de Dipilio se han halla· do ópalos tan buenos como los de Honduras, y hemos visto ciertas piedras, muy parecidas

á la esmeralda y otras piedras finas, que procedían de los aUuentes del rio Fria. En fin, es preciso fener en cuenta que inmensos espacios, en la region minera de Nicaragua, están aun vírgenes, y nos esconden tal vez la pade mas preciosa de los tesoros del por– venir.

. En toda esa cordillera, c!,!yas riquezas mineralógicas acabamos de hacer presentir, los caracteres geológicos son demasiado vas– fas y variados para alcanzar en los esdrechos límites de este libro. Cuando las rocas me~

±amórficas están en la superficie, son la "Grauwb;:l.c;::1<;:e", ó la esquifa silicos¡:¡. c;ie tran– sicion. Cuando aparecen las rocas primiti– vas, son la sienita, la esquita, silicosa, el cuar– zo y la egnesia que dominan; la serpentina existe en la vertiente oriental, mezclada al porfidio) reciente, como lo atestiguan los gui– jarroa de los rios. En la sierra de Dipilto apa– recen el granito, el trapp y el éalcáreo pri– mi±ivo, y sobre las pendientes occidentales; por el lado de los lagos, esquifas arcillosas, yeso primitivo y basalto de todas clases, ora en vetas, ora cristalizado y esparcido.

Nada se sabe de la paleontología nica.. ragüense.

VIII

Las riquezas vegetales de Nicaragua no son menos impor±anfes que sus riquezas mi,. nerales; pero ni las unas ni las otras han si– do hasla ahora competenfemenfe estudiadas. Es de notarse que el beneficio de la ml3.yor parte de Íos vegetales ahora explo:l:ados en la República no ha sido inventado en el país; su importancia, corno objeto de comercio 6 industria, ha sido descubierta primero en oiras paries del mundo, y de¡;¡pues, habiendo sidé> su existencia reco:p.ocida aquí, se ha 11e"

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