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acabamos de exponer, no solamente explica la presencia de grandes vegetales en lugares donde no se puede comprender como viven y se desarrollan, sino que da razon tambien del rol de todos los seres organizados en aquel vasto plan de la creacion, el cual, cada vez que intenta uno observarlo por su lado filosófico, confunde la inieligencia humana por la comparacion de su pequeñez con la inmensidad del Ser Supremo, único que po– dia concebirlo y ejecutarlo.

VII

He dicho ya que los yacimientos de mi– nerales útiles abundan en la parie superior del plan inclinado que forma el declive orien– tal de la cordillera, es decir, en la tierra tem– plada y en la fria. En la tierra caliente del lado del Pacífico, no se encuentran sino sa– les de la primera serie, así como se ha podi– do ver en lo que hemos dicho ya sobre la geología de aquella paríe de la República. En efedo, tuvimos que mencionar el yeso, el mármol, la cal, y podemos añadir el alabas– tro, el alumbre, el salitre, etc. El azufre se halla á veces en el esrada puro y otras veces acompañado de cuerpos sin imporiancia ac– tual en la industria como el selenio, el telu– rio, el cromo y otros. Sin embargo, los me– tales no faltan completamente: la calamina es un mineral de zinc, y, las vetas de azogue si no son muy ricas, son al menos bastante comunes.

Pero nos atrevemos á decir que casi to–

dos los metales están representados, en ma– yor ó menor proporcion, en las alturas de Se– gavia, MaragaJpa y Chon±ales.

El primero y el mas explotado ahora de iodos, es el oro. La paríe de filones que le ha tocado á Nicaragua, viene de Honduras donde son estos muy ricos, y se dirije, por la cresta de la cordillera, hasra el río San Juan donde se ramifican un poco antes de pasar– lo, para volver á aparecer en Costa Rica. Hay vetas cerca de San Cárlos, pero la principal atraviesa el rio en Machu<;:a.

Por lo regular las vetas se encuentran cerca de la cresta, aunque ya en el declive oriental, tienen una tendencia bien marca– da á seguir los espolones ó las cadenas se– cundarias durante cierto trecho. Hay mu– chas veras de cuarzo sin metal, de modo que solo el ensayo puede dirijir las pesquizas.

Los espolones, presentan series, en apa– riencia desordenadas, pero que el estudio permite casi siempre unir en un mismo siste– ma que tendria la direccion general de la cordillera. La naturaleza mineralógica de la broza ó mineral varía tambien frecuente– menie. La que contiene oro visible y casi puro, se encuentra á veces en los rios, lo mis– mo que, otras veces, el cuarzo de los rios no contiene sino partículas insignificantes de

metal. Enfre esos dos extremos, hay muchos matices: ora el metal es abundante pero in– crustado en una roca extraordinariamente dura; ora la roca es blanda y el metal es abundante, pero se compone de oro y plata, en cuya mezcla este último ocupa un lugar demasiado importante. A veces la veta tie– ne un ancho y una al±ura excepcionales pero es pobre, oiras veces está reducida á una lá– n;ina delgada, pero muy rica y con metal vi– slble. : Frecueniemente el oro no está en el cuarzo, sino en una pirita de hierro descom– puesta que se parece á una tierra pulverulen– ta roja ó negruzca. Empero es raro encontrar en Nicaragua el oro en el estado de combina– cion ó de sal, es únicamente metal: casi puro cuando está lavado en el lecho de los rios, ó mezclano con una proporcion mas ó menos grande de plata, cuando se saca de la tierra. Los soroques ó "mantos" que envuelven las vetas, y que no es siempre posible apartar en el trabajo, son rocas metamórficas, desa– gregadas bajo la influencia de los agentes almosféricos, y, por consecuencia, son blan. dos. Los me:l:ales que encierran parecen to– dos provenir de la descomposicion lenta de minerales sulfurosos, y sobre iodo de piritas de hierro argenti-auríferas, rrasformadas, poco á poco, en hidroxidos de hierro terrosos, mientras que el "manto", en los lugares en donde es.l:aba compuesio de esquifas arcillo– sas, se ha trasformado en masas que tienen la apariencia del cuarzo desagregado. Esta distincion, tan s u t i 1 en apariencia, es sin embargo, la única causa del descrédito actual en que han caido en Nicaragua las minas de oro. Explotadas por mineros desprovistos de conocimienros mineralógi– cos, estos trabajan la mayor parie del :tiempo el caleareo silicoso descompuesto del soroque, porque tiene la apariencia del cuar– zo y no deja de contener un poco de oro, mientras que dejan como soroque el verda– dero mineral, es decir la pirita aurífera, la cual, trasformada en hidroxido de hierro te– rroso, se parece á una: fierra inúfil.

En el mineral nicaragüense, mas de la mitad de los metales finos existe todavía en el estado de sulfuro y no ha experimentado aun modificacion alguna. Lo demas por el contrario, se halla completamente trasforma– do, paríe en estado de óxido, parte en estado metálico. Nueva fuente de decepciones para los mineros incompetentes. Esta descampo– sicion, que pone el metal en libertad, destru· ye la estructura cristalina de la broza, de modo que las veras mas lÍcas están fuera del mismo cuarzo; sin embargo, es única– mente á la pesquiza de este que se dedican, en lugar de buscar, no con el ojo ó por me– dio de un ensayo imperfecto con la "cucha– ra", sino por experiencias químicas formales, esros "filones podridos", tan conocidos de los mineros de la California y del Ural.

Hay en esa explota.cion desastrosa afro

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