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« Previous Page Table of Contents Next Page »geografía botánica del país. Al pié del ce– rro hay una zona encabestrada de bejucos en la cual es difícil abrirse caznino, porque todos crecen en sentido opuesto al que sigue el viajero. Mas arriba los bejucos desapa– recen (1,000 piés) y se entra en una region de palzneras pequeñas. Luego se encuentra la znora (3,000 piésl, que anuncia la tierra ±eznplada y la posibilidad de. cultivar todos los vegetales del Nor±e (1 l. Al zniszno tiem– po los árboles están znezclados con helechos arbQl;'esceníes, y sus cortezas se cubren de orquizos y de brozneliaceas parásitas. Des– pues, el ±aznaño de los árboles diszninuye znas y znas; sus forznas son bajas, cenceñas y íorcidas, y se llega en fin á espacios cu– bier±os de grarrtineas, de licopodios y hele– chos rastreros, todos enlrelazados y forznan– do un tejido tan estrecho que no se puede pi– car y se ve uno obligado á avanzar por en– cÍIna y baznboleando; aquí es la iierra fria; cuando hay un rincon abrigado se encuentra en él el abeto ó ponabe±e y 1'a encina blan– ca. En Ozne±epe las 1res cu~r±as paríes de las dificultades de la ascensioh se evitan por tina vasta sabana que al Oeste se eleva á znas de las dos terceras paríes de la altura total, y por znas facilidad una gran parte de aquella sabana puede íreparsfl á cabq.llo.
Z!;:lp~tera perfEmece evid~nteznente á la misrna clese que el 1vta.dera y el Mombachó, es dee:ir, que es un alzamiento de la corteza primitiva del suelo COn forznacion de crá±e– res subsecu~n±es y proyeccion de la masa que iznpedi~ la expaIlsion interior; pero es un ensayo s,boríada:' contiene UIl hundirrtiento que forzné ahem:i. una lagunilla sulfurosa. Pe– ro toda ~a isla es mal conocida, y para com– pletar; s\l e~tudio hubiera sid¿ necesario po. der explorar el fondo del agua que la rodea.
En él MoznbachQ ~os ped~zos de la pun– ta no están cubiertos por las aguas del lago corno ha sucedido fln el Madera. Han forzna– do, al pié de su falda N. E., un<;>s pezones irre– gulares cuyos vértices aparecen fuera de la superficie del agua y forznan ahora un pin±o– resco archipiélago de isletas que cierra, al Sur, el puedo de Granada
La inteligencia huznana se queda con– fundida al aspecio de aquellos trozos gigan– ±escos, cuya sola disposicion indica que han caido allí, unos sobre otros, en desórden y sin la znenor cohesion entre sí, y comparan– do su volúznen á la distancia que deben ha– ber recorrido, cozno taznbien tijándose en la polencia asoznbrosa de la iznpulsion que de– ben haber recibido. Coznpues±os de las ro– cas znas duras de la creacion, se ven ahora en varios puntos de las isletas, torcidos, do– blados en uné. sezni-fusion y aun rojizos co– zno si se hubiesen enfriado solamente desde ayer. Es±án, por lo deznas en relacion geo-
(1) Humboldt y Bonpland: Viaje en las Regiones ecuatQ. rialc$ de ArnéLÍcil. París, 1833.
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lógica coznple±a con los .traqui±as es±ratifor– znes y los basaltos que se encuentran en la cuznbre del cerro, así cozno ha sido coznpro. bada en la ascension del señor Thevene±, in– geniero francés, en 1859 t1) y por mi explo– racion personal en 1870.
Sin eznbargo, en el Moznbacho se han producido erup~iones parcialesl zn~s de. s.~is
cráteres, znuy dlferen±es en cuanto a antigue– dad existen en la parte E. N. O. del cerro, y en±:e ellos se eleva la lozna del Pilon, de la cual se dice que sigue alzándose cada ¡;i.ño mas y znas.
Era útil insisíir sobre los volcanes que iocan al lago de Nicaragua de un znodo ¡ di- " recto para coznprender znejor la. naturaleza de dicho lago y su valor c~zno lns±ruzn~n±o
de circulacion. En efedo, Sl este recep±acu– lo no es el cráter de alzazniento del Ozneíe– pe, cozno lo han avanzado con ?-emasi~da: li– gereza cieríos viajeros, se exphca meJor co– zno en cieríos puntos tiene znuy poca profun– didad. Si aquella profundidad es znayor e~
oiros lugares, de tal znodo qué ,se. conclba 0.1–
fícilznente que el lago llena unlcaznen±e el fondo de un largo valle, es que en est.os pun– tos la soncia ha caido probable y preclsaznen· ±e en este miszno cráter de alzaznien±o, con· tenido sin duda en esta cuenca y oculiado por las aguas. Esios pedazo~ irregulares. de traquitas y de basalios fundldos, provenlep– tes del Madera y del Moznbacho, no es±an sieznpre aznon.tonados en islas. Un gran nú– znero de ellos están libres y' son arrastrados poco á poco por la corrien±e¡ heznos visto ya que se encontraban hasta en ~l rio S~n Juan,' donde creaban raudales sup1e.znen±anos.
Los oíros volcanes de Ni.caragua no tie– nen el miszno géi¡.ero de interés; pero les que– da el que pertenece á .todos los fenómenos de eSía naturaleza. El de Masaya ha hecho ha– blar de él durante znucho tieznpo, porque la preocupacion popular ctea que las zna±erias aznarillas que hervian en el 'crá±er eran oro. Aprovecho este znornen±o para refutar una idea falsa, demasiado propagada por ciedos viajeros exlranjeros, los cuales, arrastrados simpleznente por la aficio~ á lo. pi~±c:'resco y desprovistos de lada au±ondad clen±1f1ca, gus– tan absolu±aznente de iener una respuesia, por absurda que sea, á todas las preguntas que les hace la genie sencilla, para quienes ser extranjero equivale á saberlo todo Se cree, pues, generalrnen±e que alrededor de lo~ vol– canes hay sieznpre vetas de zne±ales preClOSOS,
Ó que forzosaznen±e debe haberlas., .Es un error. Al contrario, no hay vetas znerellcas en las cercanías, pendientes ó cráteres de ningun volcan "aislado", sobre iodo vetas de zne±a– les reputados por preciosos, y es fácil cozn– prender cózno no puede haberlas. Si el vol-
(1) Véase la coleccion del periódico La Ullion de aquel año, donde se encuentla la nallaCÍ<m' del Tl'. Theve1)et, y
tambien la de D. Francisco Alval'ez, que lo acompañaba.
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