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« Previous Page Table of Contents Next Page »Nosotros los terra1enientes de Nicaragua queremos efeciivameníe una reforma agra– riEl para darle al campesino la oportunidad de que ienga su propia tierra; porque la ca– pacidad in1eledual de él jamás le podrá dar
la garantía de lJegar a ser un trabajador in–
dusirial, por lo menos en esta generación; ni nosotros tampoco tenernos el capital suficien– te para invertirlo en industrias, ni tenernos la capacidad de enfrenar exitosamente a masas ignorantes. Nosotros los agricul±otes, que nos codearnos a diario con los campesi– noS como patrones y empleados, qUel emos que se les resuelvan iodos sus problemas: El problema de la salud, por ejemplo, es pri– mordial para ellos. La tarea que ha 1 enliza– do el Gobierno, con la cooperación de los Organismos In±ernacionales, para erradicar In malaria, significó un gran triunfo para el campesino. Pero hay ohas plagas que lo az01an tenazm~ll±e, corno el parasitismo y la faHa de una dle±a balanceada corno rasuHa– do del exiguo salario que percibe.
Todos estos programas no corresponden exclusivamente a una insti±ución agraria, sino que son problelnas integrales del Go– bierno; y el Gobierno no debe esperar que un Insti±ul0 Agrario sea también un Ins-tjju– ±o de Seguridad Social al campo para que ayude a resolver el problema social. Para lograr epto, nosoíros los ierra±enientes esta– mos dispues10s a pagar en nuestras planillas el porcentaje correspondiente, a fin de que pueda dársele al campesino una asistencia médica igual a la que ofrece en las ciudades el Seguro Social.
y queremos eso porque deseamos un campesinado sano y pueno, que rinda en su trabajo; porque desearnos un campesino de mente clara que piense mejor en el futuro y constituya una esperanza para su familia.
El Dr. Oscar Monfes nos habló sobre el DesarroJlo Económico y la Reforma Agraria. Hace apenas dos años y medio liberamos nUestra situación cambiaria; hace ires años y medio pusimos en luarcha una institución que fue capaz de construir este edificio con sus propios recursos; pero la producíividad del PEllS no ha mantenido toda la acelera– ción necesaria para poder llev¡;¡.r a cabo pro– gramas más amplios y más ambiciosos. Por qué? Porque solamente a través de una re– forma agraria que nos permita superar la :producfividad, podremos nosofros fener me– lares condiciones económicas en iodo el país.
Ya resolvimos los problemas vitales de la población de Managua, en el caso del agua, con 20 millones de córdobas, y tam– bién resolvimos el problema de la energía eléctrica para los indusíriales; pero mientras no resolvamos el problema del agro, que re-
presenta el 68.1 por ciento de nuestra pobla– ción, y no incremen:temos la producíividad de nuestros campesinos, jamás podremos al– canzar la solidez y la consolidación económi– ca de Nicaragua. Por que esa masa cam– pesina no produce y está consumiendo de una manera creciente y paulatina las econo– mías del país. La Reforma Agraria y el de– sarrollo económico bien planificados son la base de la felicidad de Nicaragua.
El señor Vicior Manuel López, encarga– do de nuestras cuesíiones financieras, habló de nuesfro exiguo presupuesto de cinco mi– llones de córdobas. Y qué hemos hecho con cinco millones de córdobas? Hemos hecho mucho. Se ha rendido cuenta, billete sobre billefe, sobre esos cinco millones de córdo-– baso Pero no vaya referirme a eso, sino a dos propuestas concretas que el señor López su– girió aquí y que no tuvieron comentarios por parie del público.
Yo, como terrateniente, creo que ±ene–
n\05 que cambiar el sisiema tribuíario que tiene nuestra Ley Agraria; ya sea por tierras ociosas o por tierras cuUivadas, dicho sish3– ma debe cambiarse para que le entren más recursos al Insti±uto Agrario y pueda éste desarrollar sus acfividades con Inayor celeri– dad. Que los economistas del Banco Cen– tral caiculen la canfidad de bonos que pode– rnos emiHr en favor del IAN, Y expliquen cómo deberán ser usados, manejados y res– cafados; porque lo ciElrfo es que debemos adquirir más tierras, l;!.l;lnque así tengamos una gran cantidad de TI.erras nacionales.
Porque, qué hacemos nosofJ,-os mandan– do caxnpesinos a Bocay?, Las Herras de Bo– cay yo las conozco: son férliles y capaces de darnos alla Productividad; pero, cómo va– mos a sacar la producciÓn? Como la vamos a transportar para enviarla a los mercados? Allí existen infraesfruC±uras, pero no son ade– cuadas para sacar los productos.
Pero entre Managua y Tipi±apa existen ricas fierras abandonadas y ociosas con un índiCe nulo de productividad. Asimismo, en el Departamenfo de Chinandega hay 35 mil manzanas alquiladas para el cul±ivo del al– godón exclusivamente, equivalente al fofal de manzanas que se siembran en Managua. Por qué no exigimos esas tierras en alquiler a bajo precio y se las enfregamos a los cam– pesinos para que las trabajen como ±errate– nientes, dándoles la asistencia fécnica y los crédiíos necesarios para ello?
Nuestros campesinos, bien orien~ad?s,
pueden dar mejor rendimiento economICO para el país, sobre todo si esa orientación la reciben de parie de agrónomos, experios y
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