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« Previous Page Table of Contents Next Page »medio, sobre todo climato16gico que le es fo– ±ahnen±e adverso.
Por eso, cua~1.do descubre el sol, un mar que no está helado, una "na±uraleza" que permite la directa convivencia con ella y un cielo sin nubes y brumas permanentes sur– ge una fuerza atracfiva de tal intensidad que rompe lazos sociales y consigue que se aban– done el grupo demográfico propio, las cos– tumbres, las leyes propias e incluso la len–
gua y que se recorran kms. y knlS. hasia po– der disfrutar de ese medio acogedor.
Es interesante ver cómo los palses del área mediterránea (Francia, Italia, España, Yugoeslavia, Grecia y Turquía) han aumen· tado en los úliimos siete años, de 1957 a 1963,
sus ingresos globales por turismo en un
287%, pero es que además no solo ha sido un al.unenio de valores absoluios, sino que su participación en el fofal de los gas:tos por iu–
rismo de los países de la E. C. D. E. ha subido en el mismo período de tiempo de un 29 a un ';39
% ,
corno consecuencia de los incre– mentos espectaculares del turismo en Espa– ña, Yugoeslavia, Grecia, etc. Más este fenó– meno no se ha localizado no solamente en el Mediferrál1.eo, México y California, son en este confinente la prueba más de la atrac-ción geográfica del sol. • Esta gran motivación, que puede consi– derarse C01110 de origen biológico, va a cons– ±ituir a largo plazo 1.t11.a nueva Iorma de ±rá– fico iniernacional. Se pondrá de manifiesto una vez más la interacción del medio físico y las estructuras económicas m.u11.diales. Su– peradas ya las postu~-as mercantilisias de ci–
frar el desarrollo económico en la obtención de una balanza de comercio favorable y so– brepasadas en un futuro las aduales ideas de cooperación iniernacional y ayuda a países subdesarrollados, se llegará a una fórmula nueva a través de un proceso que no es difí– cil imaginar.
El turislno realizado habí±uahnenie ha– cia un país crea lazos de amistad y conoci– rniento muiuo que vjnculan insensiblemente al visitante; para mantener propiedades de recreo, chalets, villas, etc. y por último qui– zá transcurridas algunas generaciones, cuan– do éstas se hayan familiarizado con el "país de descanso" es muy probable que al consi– derarlo como algo suyo se pase a la fórmu– la de las inversiones masivas, pero no aten– diendo exclusivamente a la converfibilidad de la 111oneda, C01110 se practica acfualmen!e en los crédifos y ayudas, a fin de garantizar– se la retirada de los beneficios o intereses, sino con la intención de elevar el país del que ya se consideran parie. Podría ser ésta una hipótesis a grandep rasgos del futuro del equilibrio económico internacional, que los grandes superávils se gastan en los países deficitarios a través del turismo.
En el proceso de localización de las gran– des potencias económicas, fundamentadas en
la posesi6n de íuentes de energía abundan– tes y baratas, entende1110S que se ha llegado a una etapa final y que desde el punto de vista geográfico, dentro del dinamismo que caracteriza los movimientos a largo plazo de la historia del desarrollo, no es probable la continuación del fenómeno.
Van a coadyuvar a un movimiento re– gresivo, a un desplazamiento de los centros de máximo desarrollo económico a lugares más cálidos, dos factores importantes: uno, que la energía nuclear sustituirá en el futu– ro, y con ventaja, estas fuentes hidroeléctri– cas de los países septentrionales que, por lo demás, están llegando a un punto de agota– miento; otro, el hecho de que en los países meridionales no solamente se encuentran es– tas casi inagotables fuentes nuevas de ener– gía, s~no que los avances tecnológicos y muy espemalmenie los procesos de climatización indu.sirial, hacen hoy agradable el trabajo fab:pl en estas regiones en las que el clima duranle buena paríe del año, pudo ser antes una rémora para la actividad.
Visto así, el turismo va a ser, está sien– do ya, la regresión de las civilizaciones de los ,países fríos a los lugares biológicamente meJor preparados para la humanidad, en los que se asentaron las grandes civilizaciones de la babilónica a la maya, hasta el adveni~
mienio de la era industrial.
Finalmente, conviene' reafinnar la idea de que la realización de toda acfividad tu– rística presupone, por parie de la población que la practica una madurez social y cultu– ral elevada.
El hecl~o .de viajar y sali~ fuera del país en que cotidIanamente se v~ve, se articula
sob~e una capacidad individual a la que no cohIbe el abandono del lnedio familiar, pa– ra entrar en otros ambientes que forzosa– mente son, al menos fonnalmente, hos±iles.
Dejar los propios círculos representa co– múnmente para el individuo una renuncia voluntaria a facilidades que por conocidas carecen a veces de conciencia, pero cuyo abandono les supone encontrar indudables dificultades que van desde el idioma hasta la manera de conducir, pasando por la alimen– iación, diversiones, etc. etc. Forzosamente se requiere una elevada dosis de lnadurez in– dividual para enfrentarse voluntaríBmente con las dificuliades que el abandono tempo– ral del medio ambiente compoda.
Así pues, en los primeros años del pre– sente siglo el turismo estaba vedado a la gran 111asa de los países occidentales, no Só' lo por razones económicas sino porque care– cían de seguridad en ellas mis111as para em. p.render esta aventura y de informaci6n sufi– Clente para c.onocer y valorar de manera jus– la los atrachvos de estas zonas de vacacio– nes.
Un esbozo de cuantificación de la atrac– ción que ejerce el medio físico nos lo pone de manifiesto una encuesta llevada a cabo en
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