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« Previous Page Table of Contents Next Page »de Guajoca y ±ernúna en el v.alle por don– de c o r r e el río San Juan. La cadena principal se emende prúnero á una carla disiancia del Pacífico, y luego, aparlándose de la cosia, sigue casi á igual disiancia de ambos Océanos, dividiendo el continenie en dos declives poco mas ó menos iguales, aun– que exiraordinariamente diferentes en cuan– to al aspecio general. El uno, al Este, cubier– io por las encrucijadas de las cadenas secun– darias y regado por rios de primer órden, ier– mina al N. E. por la punta del cabo Gracias á Dios, imporlante, pero ya mucho menos que la de Yucaian. El airo, al Oesie, forma, por el cOnirario, un valle extenso, bajo y re– lativamente casi plano, que puede conside– rarse como la costa del Pacífico poderosa– menie ensanchada. Por en medio de este plan corre hácia el Nordoeste una línea de picos volcánicos, independientes de todo sis– iema y cuya direccion general es casi rec±i– línea.
Esta linea accesoria de volcanes, que es el carácter distintivo de la topografía de Cen– tro América, no se encuenira aislada á tal extremo en ningun otro punto mas que en la parte correspondiente al grupo Honduro-Ni– caragüense. En el grupo Guatemalteco, que hemos mencionado en prúner lugar, los vol– canes son casi contiguos á la cadena princi– pal, y en el tercer grupo, de que vamos á fra– íar, forman cuerpo con la misma cordillera.
Este tercer grupo, que pudiera llamarse Colombiano-Costaricense, difiere de los otros dos por muchos puntos esenciales. En lugar de presentar por el lado del Allántico puntas importantes, como la de Yuca±an ó del cabo Gracias á Dios, la costa oriental es uniforme y se acerca mas y mas al axis montañoso del sistema, las ramas de la cordillera, impor– tantes pero restringidas á un espacio dema– siado angosto, cubren esta banda con unas encrucijadas confusas, casi intransifables y despobladas. Es al contrario por el lado del Pacífico, que se ofrecen las penínsulas impor– tantes de Nicoya y de Veragua. Presenta además este carácíer particular que la mole de la cordillera ha sido sublevada hasta con– tener y envolver los volcanes. El nudo de es– ía vasta y compac:l:a aglomeracion es la cima gigantesca del pico de Cartago ó Irazú (10,850 piés). Desde aquel volcan, la línea de division de las aguas forma hácia el Sur una cresta de altitud contínua y considera– ble, dOITÚnada por los picos volcánicos del Chiripa, del Blanco y del Závalo hasta el de Chiriqui, donde principia una depresion sen– sible que va aumentando hasta Panamá. Allí
acaba en este ITÚsmo cuello de Pacana, en el cual herrtos vis:l:o terminarse ya los Andes de 1& Amél"ica del Sur.
La parle al Norie del pico de Cariago
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interesa á Nicaragua del modo mas especial, la línea de division de las aguas empieza por una série casi no interrumpida de volcanes (11, Y una vez llegada al de Santa Rosa se divide en dos cadenas secundarias, la una se dirige al Nordeste, separando la hoya del río Frio de la del rio San Cárlos, y termina en el valle del rio San Juan, frente al úl:l:izno es– polon del grupo Honduro-Nicaragüense, y forma en este lugar, llamado el Cas±illo Vie– jo, una angostura que determina un salfo en el cauce del rio.
La oira cadena costaricense se dirige al Nordoeste, pasando por los volcanes de Te– norio, Cucuilapa, Miravalles, la Hedionda, la Vieja y Orosi. De este último en adelante la cadena secundaria costaricense, no solamen– te experimenta una depresion enorme, sino que se vuelve á dividir en dos eslabones. El uno se dirige hácia el Sur, formando el dorso de la península de Nicoya, y el otro, dirigién– dose hácia el Norie, se prolonga, á la orilla del gran valle de Nicaragua, bajo la forma de una serranía interrumpida é irregular, dis– tante algunas millas de la costa del Pacífico, hasta encontrarse y confundirse con los úl– limOS espolones de una gran meseta de alza– ITÚento geológico que sirve de base común á los volcanes comprendidos enire el Momba– cho y el Chilfepeque.
Esta pequeña cordillera accesoria, espe– cie de rodete, que desciende de las alturas costaricenses para inflar lijeramente la o:t;Í– lla del gran valle de Nicaragua, ha fenido sin embargo, en la época de su alzBnúento, una importancia capital en todas las condiciones geográficas de este país, y ha modificado pro– fundamente su hidrografía in:l:erior. En efec– fo, las aguas del declive occidental de la gran cordillera, que, lógicamente, debian llegar al Pacífico, viniendo á encontrar aquel obstácu– lo, se han aCUInulado en primer lugar, en las parles mas bajas del valle y han formado allí dos grandes receptáculos de agua, dos lagos. Aquellas aguas, habiéndose elevado poco á poco han buscado por donde abrirse paso, y naturalmente lo han encontrado en el cuello mas bajo del recinto montañoso que las ro– deaba. Este cuello era el elel Castillo que he– mol'¡ nombrado mas arriba. Una vez que las aguas lo atravesaron, siguieron del otro lado por el valle ó "Talwey", opuesto, y cayeron, al fin, como un tributario de primer órden en el rio San Cárlos, junto con el cual fUeron hasta el rio Sarapiqui y con este úlfimo has– ta el mar. Se ha dado el nombre de "rio San Juan" al conjunto hidrográfico cuya enume– racion es la siguiente: 1 9 prolongacion della– go en el valle que corresponde al cuello del Castillo (lado de occidente), es decir, en el
(1) El hazú, Balba, Chibusu, Poas, Aguacate, Chomes Bue-navista y San Juan '
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