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(1) Bel'ghaüss: Physicalischen Atlas. Dlesden, 11138.

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dos millas de la márgen del rio. De aquel punfo en adelanfe, la línea divisoria confi· nuará patalelamen±e á las vueUas del rio y á la ribera .meridional del Lago, siempre á dos millas dEl distancia, hasta el río Sapoa. Desde el punio donde enconirará el Sapoá, punto que, es bien entendido, será á dos mi– llas del Lago, se trazará una línea asironó– Injca hasta el centro de la bahía de Salinas, sobre el Pacífico, donde terminará la línea de demarcacion de las dos Repúblicas con– tra±anies" .

El carácter puramenie científico de esta obra, y nuesfra calidad de residenfe exiran– gero en países cuyos habifanfes considera– mos iodos como herInanos y destinados á formar algun día una sola nacían, no nos per– mifen disculir ni emitir apreciacion alguna acerca de las razones que uno y afro confen– dienfe aducen en esia enojosa cuesfion de fronferas, que, no lo dudamos, se arreglará algun dia de un modo safisfaciorio Esen– cialmen±e neuirnles y no fenjendo inierés al– guno en favorecer á uno ú o±ro país, nos li–

mitamos á consignar aquí el hecho consu– mado, y las alegaciones realmente sérias de las que se dan de ambas paries, dejando al leciar iITIparcial el criferio para discernir de qué lado está la jusficia. •

La superficie del ierrifol"io de la Repú–

b~ica de Nicap~gua, fal COInO eslá compren– dI.da enire los límUes que acabamos de des– cribir, es aproxirnadarnenie de 40,000 millas cuaqradas. Su mayor ex±ension es 150 mi– llas !=ie largo, y su mayor anchura casi igual. Tiene mas ó menos la fc;>rma de un triángulo lsosceles, cuya base sena la costa del Aflán– fico y cuyo vértice sería la punia del volean de Cosig4ina.

El desemrolvirniento de la costa del Ailániico HlfI}-e ce:rca de 300 Inj.llas, y el de la

costa del PaCÍfico 200 Inillas Inas Ó menos.

II

Se ha ::reido dur~nie mucho tiempo, y

se ha repehdo dem?sIado en las geografíé'.S n:odernas, que la hnea general de reparti– Clan de las aguas de América formaba una cumbre elevada y sin in±errupcion enire el cabo de Hornos y el estrecho de Bering Al contrario, cada una de las dos paries' de aquel gran continente posee un sistema oro– gráfic? suyo propio (1). En verdad, una y aira henen algunos puntos de semejanza; en cada una se nota, en la cordillera, la misma fendencia de correr á 10 largo del Pacífico de tal modo, que no queda enire ella y la c:os~

:ta del mar, SIno una banda estrecha, lTlÍen– iras que, en la vertiente del Aflánfico, se ex-

(1) V~ase: COU!l d'oeil géuélaI sur la Topoglaphie et la Géo– Iogle du l'rlexique et de I' Ameligue CeutlaIe, par VIRLET D' AOUST, ingénieur - Palis, 1865.

Henden vastas comarcas, regadas por inmen_ sos rios; en cada una se noian los mismos ca– racieres geológicos generales, casi la mi~nl.a

conslilncion minel alógica, los mismos volca. nes, ya en actividad, ya exfinguidos

Pero la con.paracíon se limita á lo que acabarnos de referir. En la América del Sur la aspereza ele la cordillera de los Andes e~

con±ínuc¡., como iarnbien su al±ifud excesiva. No experimenta diSlninuciOll alguna, sino al salir ele la República del Ecuador. Se divide entonces en varias raInas. Las que oblicuan al N. E. conservan su iITIporfancia; pero la que se manfiene corriendo á lo largo y cerca de la cosia occidental, á pesar de ser línea divisarla de las aguas del confinen±e, se I'e– duce pronlo hasfa presentar varios cuellos bas±anie bajos, de los cuales el úl±irno al N. es el de Pacana, que separa la hoya del rio ChagI'es de la del rio Chepa, en el istmo de Panamá.

En la América del Norte, por el conira–

rio, la siena de las moniai'ias Rocallosas, des– pues de habe¡" fonnado los sistemas orográ– ficon tan inleresanf~s de la Calífornifl y del Ulah, se desplega· en dos grandes raInas principales que faunan, alrededor de las alE– planicies cenlrales de Méjico, un vasio cir– cuito, y vuelven á unirse un poco antes de llegar al is.tmo de TehuanlepeqLle, donde la cordillera pwpiamenle dicha se ierInina en la Mesa de Tarifa, en el cueHo que separa la hoya del rio Goazacoalcos de la del rio Chi. malapa.

Enlre Tehuan±epeque y Panarná, es de– cir, en la América C81Jllal, el axis del sisie· nla lnonfafioso, é~unque siga teniendo una direccion general NorJ:e-Sur, peja de presen– tar una cord.illera coniínua eií. el senHdo pro– pio de la palabra, y, al confretrio, se notan en él tres secciones ó grupos perfeciamenie dis– fintos.

, El prÍlnero de aquellos grupos pudiera llamarse Gualel'naHeco-Hondurefio. Su nudo ó punio céntrico .esfé en "los Alfas" de Gua– ±em.a.la. En este, la linea de division de las aguas se aproxirna I"c\\.who 6. la costa del Pa– cHico, dejando por el lado del Allániico vas– tos territorios que sus ralnificaciones secun– darias cubren C01no los dedos de una mano abierla, y que se pl"olongan al Norie por la vasia península de Yucaian. Esie conjunio se exHende desde Tehuanlepeque hasta el cuello de Guajoca eJ;l el valle de Cornayagua, cuello ian bajo, que 'dos rios muy vecinos que fluyen allí paralelamente, el Humuya y el Goascoran, corren el uno hacía el Atlántico y

el oho hácia el Pacífico.

El segundo grupo rnontafioso de la América Central ha sido llamado Honduro Nicaragüense por el célebre geógrafo ale– mán Berghaüss (1); y le conservaremoS esia denominación. Empieza en el cuello

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