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ha aparecido en el Siglo XX, revelándose co– rno un acontecimiento creciente y arrollador. Consiste en los viajes que los hombres reali· zan de un país él- otro por múltiples mo±iva– ciones y dando nacimiento a urta industria edéciica que repercufe en fodos los secfores de la vida social de un país.

En la aciualidad el turismo de masas, el familiar o el individual es tan imponante que requiere la atención de los gobiel nos ya que su volumen económico es de primer or– den. Tiene además una gran significación cultural y es un facior imporlaniísirno de po· lHica infernacional.

El provecho de orden humano y econó. mico que la industria del turismo produce, comprende foda clase de bienes y servicios, llega a todos los lugares de un país y sus be– nefkios abarcan a todos sus habitantes. . No puede clasificársele entre las indus– trias renovables o no renovables, pues, una de sns caracferísficas es el no ser una indus– tria exiractiva. Su esencia radica en el dina– mismo constante, cuyo faciol' principal se manifiesta en el trato humano y en la mu– chedumbre de sus consecuencias.

Pariicipan en él, la iniciativa privada y la acción gubernamental, que -como en to– das las n,anifestaciones económicas,' socia– les- deben trabajar armónicam.ente.

La enumeración de sus recursos, abarca desde los sitios de quietud y descanso, estu– dio e invesiigación, hasta los bulliciosos y mu1fífudinarios; desde las áreas urbanas has– fa las agrestes y de los sitios montañosos hasta los litorales. Na±uralmente, en,tre unos y oiros cabe una escala fácilmente compren– sible.

El turismo internacional no sólo acarrea beneficios de orden económico y' cultural, por lo que respecta a lo que consun,en y pa– ra el país receptor, sino fomenta además las buenas relaciones internacionales entre paí– ses vecinos, los del mismo Continente o del mismo idioma; así como enÍre países de len– guas distintas y aún lejanos. Esto úliimo, en proporción a la facilidad y a la bondad de las comunicaciones.

Sus beneficios esián en relación directa

con los "atractivos turís±icos", y su diversifi– cación. Es decir, no sólo una buena hos.tele~

ría, no sólo servicios gastronómicos adecua– dos, transportes fáciles y lugares dotados de belleza natural. Es necesario comprender entre los atrac±ivos turísticos, los culturales: museos, monumentos, folklores, música, lu– gares históricos en general; no sólo el precio justo de alojamiento y comida y el servicio atento y eficaz en hoteles y restaurantes; el turista necesifa esparcimiento, por lo que de– ben muHiplicarse las áreas de atracción y en– trenamiento I crear grandes espec±áculos, fo– mentar el teatro, los deportes y todas aque– llas distracciones que la experiencia turísti– ca. de otros países nos enseñan como útiles

para adoptarlos, puesto que son fuentes pa– ra aUlnentar el número de visifantes exlran– jeras y para promover mayores corrien.tes in– ternas del turismo nacional.

Todos los países se esfuerzan por fomen– tar el turismo. Han comprendido que el .tu– rismo encierra una de las llaves más podero– sas para su beneficio económico y humano, al extremo que sin el turislno, naciones sóli– damenie establecidas en su economía, sufri– rán un verdadero descalabro difícil de reme– diar, si su turismo cesara o disminuyera en forma súbita e imprevista. A contrario sen– so, el consian.te crecilniento del turismo pro– duce beneficios, es decir riqueza, también constantemente creciente. Es±e beneficio se distribuye en toda la población y aporta al erario recursos para el financiamiento de obras y aún para comprar en el exterior bie– nes de producción con las divisas que el tu– rismo produce.

En el crecimiento culfural de un país, la influencia de) turismo extranjero no desvir– túa ni debe desvirtuar las esencias naciona– les, si se vigila la conservación de la arqtli– teC±ura y demás artes vernáculas, )a recons– trucción de monumentos del pasado, el es– tímulo a la producción arlís±ica y parficular– mente la artesanía, con objeto de que el mer– cado consumidor de los productos arlesana– les, en vez de ser sólo a través de la exporta– ción de esos bienes, el turismo sea el que venga a adquirirlos, precisamenie donde se producen. NaÍuralmente, enfre mayor con– sumo que los turistas hagan de los arlículos nacionales y mayor volumen de exporlación de estos, rnayor ernpeño habrá de conservar esios productos con las carac±erísticas esen– ciales del país, porque esas características son las que le dan valor. En consecuencia, el turista no sólo es el mercado de consumo que viene al país, sino tambiéh el propagan– dista en el extranjero de los bienes adquiri– dos en ese país, lo que aumentará el merca– do exterior de los productos nacionales, que entre más genuinos, más valiosos.

La promoción lurísfica es el centro diná– mico para el desarrollo de esta compleja indusfria. La promoción es todo ese conjun– ±o de actividades de los países receptores que desean incrementar el volumen de sus visitantes y que deben desarrollar para que el aumento se produzca, respondiendo a mé– todos fáciles y a circunstancias agradables. Desde luego ningún país va a buscar visitan– tes ni a ofrecerles su hospitalidad a países que no tengan un nivel económico que per– mita a sus nacionales el gasto del viaje. Los países demasiado lejanos o de escasos des– arrollo, no son los adecuados para encontrar en ellos visitantes del país receptor, son pues los países de nivel económico rnás alto los mejores apartadores de su lurismo, criferio que sirve para la localización de mercados potenciales.

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