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« Previous Page Table of Contents Next Page »haber enconlrado el secreto del esirecho ian deseado, Gil regresó á toda prisa, despues de haber dado al golfo de Choroiega el nombre de Fonseca, en honor del arzobispo de Bur– gos, don Juan Rodríguez de Fonseca, que en– ±onces ocupaba la presidencia del Consejo de Indias. Despues de haber reunido ioda su genie en la capital de Nicarao, volvió á ±o– mar el camino para Oro±ina: al llegar allí encontró á Andrés Niño, quien en su ausen– cia habi.a navegado mas de 350 leguas al N. O. hasta el úl±imo de los picos volcánicos vi– si±ables desde la plena mar (hasta Guaiema– la). Todos se reembarcaron pala Panamá, á donde llegaron á fines de 1522 (1).
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Aquí empiezan las increibles desventu– ras políticas del desgraciado "descubridor" de Nicaragua. Gil era un hombre de carác– ter franco y comunicativo, generoso y queri– do de sus subal±ernos. Pedrarias era en ver– dad valiente y audaz, inteligente yendureci– do en los trabajos, pero tiránico y celoso, de una ambician insaciable y de una crueldad escandalosa (2). Habiendo Gil solicitado el futuro gobierno de las importantísimas re– giones que acababa de explorar, Pedradas, de¡:¡eoso de apropiarse los resul±ados de su expedicion, se lo rehusó, bajo el pretexto de que esas tierras no eran las que Gil habia sido autorizado por el rey á conquisiar, sino las que habian sido descubierlas por sus ±e– nien±es Ponce y Hurtado. Trri±ado por ±ania injusticia, Gil se embarcó para Santo Domin– go, en donde habia una audiencia real des– de 1504. La Audiencia, encantada de sus in~
formes y do las esperanzas que abrigaba de hallar luego el pasaje por el cual el rey ienia tanto empeño, le acordó en buen forma el ±í– lulo de gobernador de Nicaragua que solici– faba.
Segun un mapa imperfecto que habia delineado, Gil pensaba (con ra:;:on) que la
dentemente de alejar de su pais á aquellos extI anje] os cu– ya supeliOlidad era temible Por eso al.Jlovechaban el de– seo de Gil pala encontIal una comunicacion malítima, y se la enseñaban á lo lejos pensando que h'ia pOl allá y los dejmia e1l paz.
(1) Gonzolez Fel'nandez de Oviedo y Valdez, histOlÓglafo de la CÓl te de España, visitó NicRlagun en 1526, y escli– bió la histolia de su desculllimiento y conquista con mu– chos pOlme1l01'es intelesRntes, en su obla, que lleva el ti– tulo de Clónica de las Indías, en 3 paltes, La p,imela, que contiene 19 liblOs, se imp, imió en Sevilla en 1535, y se reimplimió en 1547 en Salamanca, aumentada de un libra de nauflagios, que completa el númelo de 20 liblos Esta obla es ralÍsima en las bibliotecas El lesto de la obla se eilcuentIa manusclito en la Liblelía Colombiana de la catedlal de Sevilla; contiene la palte concelnieute á Nicalagua: ha sido impleso en Madlid en 1855, debido al celo inteligente de D José Amador de Los Ríos, bajo el titulo de: Histl:!llia genelal y I1atUlal de las Indías, en 5 tomos
(2) Habia mandado degollar á Balboa, en 1517
bahía de Fonseca debia enconirarse cerca del golfo de Hibueras (Honduras), y enionces se dirigió hácia este último con los buques, la genie y los caballos que le fueron suminis±ra– dos en Santo Domingo. Llegó sin novedad (1523) ; pero en el momenio de desem.barcar, se vió acomelido por una horrible tempesiad y obligado á botar sus caballos al mar, fren– te á un puedo que desde entonces se ha lla– :mado "Puerío Caballos". Al fin pudo refu– giarse en una bahía magnífica (Santo To– lnás) e inlnedia±amenie desembarcó, dando principio á la funcion de una ciudad que lla– mó San Gil de Buenavis±a.
En±re ianlo, Pedrarias, á quien el infor– me de Gil habia inspirado un vivo deseo de agregar Nicaragua á las provincias de su ju– risdiccion, resolvió mandar allí una expedi– cion para formar un esiablecimien±o. Pero para ese objeto era indispensable un hombre especial que tuviese el valor necesario para conquistar y á la vez el ±alenio requerido pa– ra colonizar, sin dejar de ofrecer garantías morales de que no procuraria hacerse inde– pendienie, y que, por el conirario, quedase siempre sujelo á sus órdenes.
Se hallaba á la sazon en Panamá, enire los oficiales en servicio, el mismo Francisco Fernandez de Córdoba, que habia explorado á Yucaian antes que Grijalba (1517). Era un hidalgo de pobre cuna que habia sido uno de los primeros colonos de Cuba, donde se había enriquecido. Su viaje á Yuca±an em– prendid? á cosía suya, lo habia arruinado, y
no pudIendo aprovechar sus descubrirnien~
íos, por faHa de recursos, se habia visto obli– gado á ±omar servicio. Córdova era un hom– bre ya maduro, un poco desilusionado y fi– losc;>f?, bastante va~Ien±e para conquisiar y sufIcIentemente desln±eresado para no inspi– rar iemor de que se apoderaria de lo COn– quisiado.
Pedradas, pues, propuso á Córdbva que fuera á ocupar á Nicaragua en su nombre, y despues de haberle dado los bas±imen±os y la gente necesaria para formar un es±ableei– mienlo, le hizo embarcar provisio dé los ili– nerarios de Gil y dándole por guia el mismo piloio.
Córdova, que era Andaluz, habia esco– gido su genie de entre aquellos soldados de Pedradas que eran compairio±as suyos Esos fueron los antepasados de los Nicaragüenses aC±uales.
Despues de haber desembarcado á me–
diado~ de 1523 en Orotina, fundó primero una CIudad en la embocadura del rio Oroti (ahora del Salio) y la llamó BTuselas, en re– ::uerdo de las recienies hazañas de los Espa– noles en Flandes. Pasa despuea a las tierras de Nicarao y hace alianza con él· en seguida peneira, no sin vencer difi~ul±a
des (1), en el pais de los Dirianes, á donde
(1) Hubo un combate reñido en la enhada del desfiladelo de
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