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« Previous Page Table of Contents Next Page »dura de un gran río CRio Grañde de Mala· galpa) . Habiendo sido _mandados. é:
tierra las boies para cortar lena y aprOVISIonarse de agua, uno de ellos, á la vuelia, se perdió sobre la barra, con los hombres que lo iripu– laban, Y el rio, por esia desgracia, fué bauti– zado con el nombre de rio "del Desasire". Volvieron á ponerse en camino. La na– vegación, probablemente embarazada por los bancos y escollos que prolongan la punta Colombia, fué lenia. Colon, obligado á ha– cerse mar adeniro, no pudo ver ni la laguna actual de las Perlas, ni la de Blewfields, es– condidas ambas tras los cocales, y á las que, ademas, no se puede enirar sino por un es– trecho canal. El 25 de stiembre, ancló enire una isla y la tierra firme, en una situación deliciosa. La descripcion que nos ha deja– do de este sitio el almirante, en su caria de 7
de julio de 1503, escrita desde Jamáica á los Reyes Católicos, no permite vacilar en reco– nocer que fué en la embocadura del rio Ra– ma y no en la del rio San Juan, corno lo in– terpretaron varios autores.
La isla esiaba cubierta de piñas y de co– cos: habia ademas una cantidad de flores y plantas aromáiicas, de modo que la bauti– zaron la Hueria (ahora Boobyl. Los indíge– nas con quienes se entablaron por la primera vez (1 ) algunas relaciones, la llamaban "Quiribí". (2).
En frente de la isla; á una legua mas ó menos en el inierior, habia un pueblo indí– nosgena llamado Cariay, á la orilla de un hermoso rio. El país alrededor era verde y fresco, salpicado de colinas floridas y pobla– do de árboles ian enormes, que Las Casas, que hacia parie de la espedicion, escribia en– tusiasmado, que llegabari hasta el cielo. Cuando los habitantes de Cariay vieron los"buques, corrieron á la playa con sus fle– chas, lanzas y otras 'atInas extrañas, y en acfitud am.énazadora; los Españoles entonces
se quedaron -pacíficamente -á bordo, y luego se emiablaron relaciones amistosas entre ellos
y los indígenas.
Aquellos naturales eran alias, robustos
y bien proporcionados, ,de un semblanie ri– sueño. Su idioma era diferente del de los Antillanos. Algunos llevaban una camisa de algodon sin mangas, y fados ocuHaban las partes vergonzosas. Casi fados tenian el pelo trenzado encima de la frente y el cuerpo pin-
equivocación de los autOles, que han quelido que el lio del Desashe fuese el lio Coco, que desemboca en el cabo de Gracias á Dios.
(1) Colon habia hatado ya con algunos indígenas de Yu– catan, que habia encontrado ,en una glan embalcaeion, celea dé las islas Guanajas. Uno de ellos, llamado Jumbi, se habia quedado. con él y selVia de piloto é intél plete Despúes habia hatado con los naturales de la costa de las Orejas, es decir, de HondUlas S610 en Cariay tuvo lelaciones con los de Nicalagua
(2) BOQ1¡y es e! nOl)1pre ipgl§s d~l. p;íjalQ·bobo; quhibiri es la olmonia imitiva de su glito acostumbl'l\do. _
tado de figuras extrañas frazadas en colora~
do ó negro, ó bien con picaduras hechas á
fuego ó con instrumentos cortantes. Los je– fes llevaban unas gorras de algodon torcido, de varios colores y adornadas con plumas. Las mujeres tenian el talle ceñido de una tela de algodon muy bien tejido y piniado. Las orejas, los labios y aun las narices las tenian agujereados y con pendientes de un oro muy mezclado de cobre, que llamaban ·'guanin". Se encontraron entre sus chozas varias he– rramien±as de cobre ó pedernal, objetos fun–
d~d?s y soldados, crisoles y fuelles de pieles~
Vlvlan de la caza, pero sobre todo de aves y de pescados.
Tal es el resúmen de los numerosos é in– teresantes pormenores que nos ha dejado Co– lon sobre los aborígenes de Nicaragua. Re– chazados hasta la costa oriental por las poblaciones entonces establecidas en el Oes– te, conservaban, sin embargo, la lradici6n de
la~ magnificencias de un pais situado muy leJos al Nordeste, que llamaban "Ciguare", á
donde Se usaban ó conocían varios de los objetos originarios de la India y que los Es– pañoles llevaban consigo y enseñaban corno muestra.
El almirante, animado por estos infor– mes, que probablemente se referian solo á
Méjico, pero que él tornó por el eco de rela–
c~<;n~s mas ó menos antiguas con Asia, vol– VlO a emprender el descubrimiento del pasa. je que debia conducirle á este mar del ex– frerr: o Poniente, que, segun la pintoresca ex– preSlon de Ponce de Lean, debia ser á la vez la tumba y la cuna del Sol. Se dió entonces
á la vela el 5 de octubre y llegó poco des– pues á Caribaro (ahora Boca del Toro-Costa– Rica), á donde le esperaban nuevas aventu– ras.
. . No lo seguiremos en las peripecias de su Vla]e, que se extendió hasta el Darien y á la N.u eva Granada, y que acabó por su naufra– gIO en las costas de Jamaica. Diremos sola–
men~?, que, de v.uel±a á España en 1504,
muna en Valla?ohd el 20 de mayo de 1506;
abrumado de dlSguslos y sin haber encontra. do el famoso "secreto del estrecho",
IV
El .I:erri±orio que Colon habia costeado en su úl±imo viaje fué dividido, por órden
d~l r~y Fernando, en dos paries. La línea di– Vlsona cor.l:aba el golfo de Uraba. La parie oriental, que debia extenderse hasta el cabo de la Vela, se llamó Nueva Andalucía (des– pues Nueva Granada), y su gobierno fué encomendado á Alonso de Ojeda, caballero que desde 1499 habia reconocido las costas de Venezuela en compañía del famoso Ame– rico Vespuci (1). La otra parie, comprensi-
(1) Vespuei, ademas de sel un valiente malÍnelO, ela un pi– loto muy entendido en la cosmografía y el dibujo de los
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