Page 105 - RC_1965_08_N59

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menda en sus estragos, que el Imperio Tulfe– ca quedó casi aniquilado La mayor par1:e de su población huyó hacia el Sur, y sea con– quis1:ando los pueblos que quisieron negarles el paso, sea nl.ezclándose pacíficamente con aqúellos que los acogieron, los Tulíecas se ex– tendieron poco a poco en iodo lo que hoy día

58 lJalna Chiapas, Soconusco, Guatemala y parte de San Salvador y Honduras. Así se for– mó el reino de Quiché, que comprendía forzo– smnente una mezcla de naciones diferen:l:es en cuanto a idioma y costumbreR, pero unidas para los objetos de gobierno y por la guerra. Esas naciones adquirieron luego un alio gra– do de prosperidad. Poco a poco algunas ra– mas de aquel franco he1:erogéneo se extendie– ron de nuevo por el lado Norte, y, finalmente, una de ellas los Aziecas, subyugando a sus vecinas, fundó el segundo imperio Mexicano

y le devolvió su explendor extinguido (1141). En las historias (baslante bien hechas) del reino de Ouic:hé, que fueron escritas o dic– tadas inmediatanl.ente después de la conquis– ta, por los descendientes de sus reyes (1), está particulm rnente especificado que la autoridad de sus gobernan.tes no se extendía hacia las comarcas aduales de COlnayagua, Nicaragua

y Costa Rica, las cuales, enlonces divididas en caciques independientes Es muy probable, pues, que los Nicaragüenses de aquellos re– moJos tiempos no eran sino los descendienles de los Votanides, que más arriba hemos visto rechazados de Culhuacan hacia el Sur, y en– tonces casi absorbidos en su. rnezda con los abolígenes.

Si la histor ia del reino de Quiché se en– cuentra bastante completa, en cambio la de Nicaragua en la lnisma época es deJ lodo os– cura. E.s imporiante, sin enl.bargo, nolar que, canto CIen años antes de la llegada de los Es– pañoles, los Az±ecas hicieron más allá de su frontera meridional, varios movimientos ofen· sivos. Algunos tuvieron por resultado la crea– ción de verdaderas colonias mexicanas a lo largo de la costa occidental de Centro Améri– ca, y sobre iodo a la par de El Salvador y Ni– ca.ragua aC±uales. La más interesante de aquellas expediciones luvo lugar en 1481, du– rar:rte el reinado del enl.perador Ahui±zo±1 y baJO el mando del general Hil±oioil, quien su– po e~±ender sus operaciones hasla Nicoya. Resul±a de iodos estos diversos tnovimien– to.s einológicos que, al tiempo de la conquis1:a, NlcB;agua se encon1:raba desigualmente re– parhdo entre pueblos de origen, costumbres

(1) Esos manusclitos fueron:

Isugoge histólico de Chiapas y Guatemala. - Archivo de Guatemala

Un. mallusclito en 16 hojas de 4·, que conservan los lu-diOS de San Andl és Xechul

Otto id de Juan Macalio, nieto del 16" ley quiché Chig-

uaviucelut . .

de Flancisco Gómez, plimel' azhib quiché de Juan Tones.

de Francisco Caleb T:mmpan Xanila (1544).

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e idioma diferentes, y B veces enetnigos unos de olros. Esos pueblos eran: los Ni,quiranos, los Choroteganos, los Chontales y los Caribisi.

1 ~-Los "Niquiranos" ocupaban toda la parte comprendida enire el lago y el Pacífico, como también las islas de Otne1:epe y Zapa– tera. Por el Norie se extendían hasta el Río Tamarindo. Tenían por cacique a Nicarao, jefe inteligente y opulento que residía en Ni– caraocani, su capilal (ahora Rivas) (1).

Al Sur de los Niquiranos, pero separados de ellos por díficul±ades topográficas, se en– contraba o1:ro grupo llamado los "Orofina– nos". Formaban el más meridional de los pueblos de origen mexicano, sin relación al– guna con las naciones que venían enseguida. Su jefe era Nicoya, que residía en Oro±ina, su capital, al pie del volcán de Orofi (ahora Oro– si). Su jurisdicción comprendía las comarcas actuales del Guanacas!e y Nicoya.

En fin, al Nor±e de la bahía de Fonseca existía otra colonia mexicana, los "Choluteca– nos", c.;asi sin relación con sus hermanos los Niquiranos, de los cuales habtan sido separa– dos por los "Nagrandanos" (véase a conti– nuación), pero en relación constante con los "Pipiles" y otros populosos grupos del mismo origen qU.e poblaban la costa de El Salvador actual.

2 9 -En el ceniro de Nicaragua, y especial– menie entre ambas lagunas, estaban situadas las poblaciones compactas de los "Chorotegá– nos", descendientes de los primeros fundado– res de Culhuacan. Se dividían en dos fraccio– nes bien dislin±as: los Dirianes (que significa hombres de los altos l y los Nagrandanos (hombres de los bajos). .

Los Dirianes contaban entre sus princi– papales ciudades: "Salteba" al pie del volcán de Mornbacho y cerca del Gran Lago, que llamaban "Cocibolca"; "MaI).agua", a la ori– lla del Lago Menor, que llamaban "Xolo– ±lán". Esa última ciudad ofrecía la particu– laridad de componerse de casas numerosas, pero aisladas, diseminadas paralelamente a

la playa sobre un frente de cuatro leguas; tenía 40,000 habitantes, gobernados por el cacique Tipi1:apa, el más poderoso de todos, y cuya resideucia se encontraba en la extre– midad orien:l:al de la ciudad, cerca del pun– io donde se unen los dos lagos. En SaHeba (ahora Jalieba) gobernaba el cacique Ne– quecheri, cuya jurisdicción se extendía hacia las populosas mesas de Diriomo y Niq1.linomo (Niquinhomo), pueblos en estado permanen– le de guerra con los Niquiranos de Xinotepeil ('Jino±epe) y de Masatepe±1 (Masa±epe). Alre– dedor de la laguna de Masaya actual se en con±raban más de veinte pueblos importan– tes, de los cuales uno llevaba el nombre del volcán vecino, Masaya (el cerro humean±e), entonces en actividad perpetua. Los Niquira-

(1) Véase: Tlansactions of the american Etllological Society, tomo 26.

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