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PROLOGO

DE LA EDICION FRANCESA

Sicndo la gcoglafía una cicncia p'ul3itiva, los objetos quc abraza deben sel clasifica· dos, no de una mane! a l,intOl esca Inopia pala halagm á la imaginacion, sino de un modo lógico que ilush e á la inteligencia y

ayude á la memolÍa.

(llALBI -Geoglafía UnivClsa~)

En 1868, á la vuelia de un peligroso viage á la costa occidenlal de Africa, lomé la resolucion de renunciar para siempre á las explora– ciones científicas y de fijarrne en Europa Pero tuve muy pronto que reconocer la imposibilidad de realizar rrd proyecto, por enconharme de– lUasiado acostulUbrado á los calores de la zona intertropical, y, rehoce– diendo ante los rigores del clima de nLi propia patria, lUe erob81 qué pa– ra la América Española, cuya espléndida naturaleza y cosiu1nbres hos– pifalarias, lUe habian dejado, pocos años anies, durante siete años de resi– dencia en Méjico y otras repúblicas, un recuerdo tan grato corno indele– ble que muchas veces me ha servido de consuelo en medio de la adver· sidad

Animado en ese proyecto por algunas de las sociedades científicas de París que se han dignado admitirme entre sus individuos, elegí pOi objeto de esta nueva excursion la República de Nicaragua, donde las pro– babilidades de la ejecución, que enlonces se creia próxima, de un canal interoceánico, me hacian esps! ar que mis estudios adquiririan mas pron– to una utilidad directa, por el rango importante que no tardaria en ocu– par en el Orbe, el país teatro de una en"lpresa tan grandiosa y tan digna del genio de nuesho siglo

Una vez llegado, puse manos á la obra, viajando en todas direc– ciones, tomando not,,>s de toda clase y formando colecciones: no tardé mucho en reconocer que la mayor parte de los libros que tratan mas ó menos directamente de Nicaragua, á pesar de tener algunos un mérito in– contestable dejan mucho que desear bajo el aspecto del méiodo y de la precisiolÍ. científica, que unos sacrificaron á veces á una vana formE': li– teraria, otros á una aficion especial á las antigüedades, algunos á sus impresiones de viaje, interesantes á decir veld<:id, pero de segundo órden, y casi todos, en fin, á sus ideas de especulación por via de colonizacion ó de canal

TOlUé entonces la resolucioll de dar á mi trabajo una direccion enteramente opuesta á la de mis antecesores, con el fin de llenar el va– cío que á lUi juicio existia Versado desde hacia muchos años en los via– jes de exploracion cieniífica en países hispano-americanos, es decir, aná– logos á Nicaragua, pude notar muy pronto las pequeñas diferencias que existen entre esta República y la del rrlismo origen que habia estudiado ya durante larg09 años' Así que me encontraba desde el principio con tanta experiencia de las peculiaridades de este país, OOlUO si hubiese vivido en él mucho tiempo afras Acoshunbrado por oficio á no dejar pasar nada sin exmninarlo y apuntarlo, muy pronto acumulé un gran nún"lero de documentos interesantes Además, en tie=pos anteriores, los tesoros de las bibliotecas de Paris y de Méjico habian sido liberalmente pUé$tos á lUi disposicion, así como los trabajos que algunos de mis co– legas, en la cOlUision científica francesa para Méjico y América Central habian ejecutado en el archivo de Guate=ala en 1864, y corno tambien los documentos que el gobierno francés habia lUandado recoger á Espa– ña para esa lUis=a comision Me encontraba, pues, rnuy especialmente preparado para elUprender una iarea, que hubiera sido del todo superior á lUis fuerzas si este hubiese sido mi primer viaje al Nuevo Continente, y si me hubiera visto en la necesidad de adquirir, no solamenie el cono– cimiento del idioma español, sino tambien aquella larga experiencia, que es indispensable para poder hablar con imparcialidad de los países hispano-alUericanos

Apenas habia escrito algunas páginas, quise comunicarlas á al– gUílos ciudadanos ilustrados, para sujerar lUis opiniones personales á la censura ajena No solalUenie esios

Se¡! dignéiron dar su aprobac.ion sin reserva á todo lo hecho, sino que tambien resolvieron solicitar del Su-

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