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« Previous Page Table of Contents Next Page »¿ Libre de qué? ¿ Libre para qué?
Lo que abarca la libertad democrática se considew natural, pero no así la que significa ia libertad perso– nal Libertad democrática quiere decir "La demo– cracia no es sólo una forma de gobierno de la mayoría en interés de la mayorla. El principio de la mayoría no debe excluir los derechos de las minorías, y ciertos derechos polítícos que atañen a la libertad, como el de libertad de reunión y de opinión, así como ciertos ele– mentos de la seguridad constitucional, deben estar garantizados El alcance de la libertad personal y la delimitación de Jo esfera privada es una cuestión q"e todavía está en litigio.
El Occidente no ha sabido contestar aún de una manera general a las preguntas "¿Libre de que" y "¿Libre para qué?" Deberlamos considerar la liber– tad personal como un postulado inalienab[e de los
derechos humanos, que no puede restringirse, mientras
no lesione los derechos de nuestros semejantes Esta libertad debe ser la base de la evolución creadora de la personalidad humana
Esto sólo podrá suceder cuando se reconozca plenamente la igualdad de derechos sociales, en una const;!ución estatal y económica polifacético y pluralis–
ta, que conceda a las fuerzas espirituales, morales,
sociales y culturales del hombre un ancho campo de actividad, descentralizando el poder político y econó– mico y permitiendo la actuación personal y la adminis– tración autónoma, así como la responsabilidad indivi– dual, dentro de un ámbito limitado, en el seno de la totalidad.
Es evidente que la democracia de masas no puede valerse de lás mismas normas que la democracia ciudadana o el pequeño Estado, pela las normas en que se basa la democracia no pueden abolírse símple– mente, a pretexta de adaptarlas a las masas, y porque su aplicación es difícil El poder debe estar vinculado a normas democráticas de procedimiento y ser respon– sable ante las autoridades legales Por otra parte, tampoco debe cederse ante [a ficción de que todo pue· de resolverse mediante leyes La mejor solución es vivir con pocas leyes, pero con una amplia libertad de movimientos para el individuo y dentro de nOlmas éti– cas claramente definidas establecidas por el pueblo. El Occidente habrá de crear normas de carácter
'general, pero con un espíritu generoso, normas que
den a los individuos de ideologías diferentes una gran latitud para adoptar libremente sus decisiones. Ha llegado la hora de volver a definir la lista de los dere– chos fundamentales humanos, teniendo en cuenta la dignidad del hombre Al monopolio comunista para formar la opinión. el Occidente ha de oponer la com– petición de las ideas
A la pregunta "¿Libre de qué?" el Occidente ha– brá de responder libre de la coacción, sí', pero no libre Be la obligación personal para con la comunidad ni del respeto del bien general Libre de toda subordinación de las opiniones y de toda conculcación de la voluntad A la pregunta "¿Libre para qué? podría contes– tarse libre, no para un aislamiento suicida, sino para vivir según las decisiones de la propia voluntad, con miras al completo desarrollo de la personalidad, sin
otras limitaciones que las indispensables para no mo. lestar a perjudicar al prójimo y para que el individuo pueda organizar independientemente su vida y su destino
La condición previa de todo progreso social es [o prosperidad económica La economía occidental ha de planificar su crecimiento, si no quiere perder el avance que tiene ahora sobre el Este La sociedad de
"abundancia lf de! Oeste, con su gran consumo de Pro. duetos y sus numerosos errores en la producción, no
podrá competir a la [argo con una sociedad puramente utilitaria, lo cual no significa que deba darse preferen_ cia a una planificación absolutamente utiiitaria. Pero sí podrla procederse en una forma más lógica y econó_
mica
El hecho de que la planificación sea abso[uta_ mente indispensable para el desarrollo de la economía occidental no cambia en nada su estructura, y en ínte–
rés de su conservación, es necesario que haga planes
con mucha antelación En prímer lugar, una planifi– cación central totalitaria, que prevea el suministro y la distribución de los productos de consumo, serlo perni–
ciosa para su sistema nervioso central, y significaría
al mismo tiempo, un golpe mortal para la libertad ' Una planificación total sólo puede llevarse a cabo
disponiendo de una organización burocrática, pues
ahoga toda iniciativa independiente y uniformiza el
consumo
La ciencia ha de ser autónoma
Todo el mundo consideraría insensato que se pla– neara de una manera total el tráfico callejero en las
ciudades, a pesar de su aumento vertiginoso, que se
prescribieran los horarios y los trayectos y se reglamen– tara la utilización de todos los cruces Hay que esta– blecer normas generales para los puntos neurálgicos y las desviaciones en los momentos de mayor circula– ción Pero de esto a que se haga un empleo abusiva de precauciones y disposiciones hay una diferencia, y el resultado sería obstaculizar la corriente del tráfico Lo mismo sucede con la evolución de la econo– mía. En la economía dirigida, la superabundancia de
los ingresos es tan antieconómica como su insuficien–
cia Los resultados de la producción deben sincroni– zarse de conformidad con un plan Pero el mejor
principio para una planificación económica será siem–
pre "Tanta libertad como sea posible y tantas limi–
taciones como sean necesarias".
Sólo mediante la planificación podrá hacerse frente al deber que impone el porvenir de saciar a las hambrientos y frenar la tentación de lanzarse a gran– des aventuras técnicas y a la conquista parcial del espacio cósmico.
En toda caso, la Unión Soviética ha adelantada ya al Occidente en un aspecto, precisamente el de las posibilidades de promoción y de formación técnica Y
científica de sus ciudadanos En la zona comunista ha desaparecido en gran parte, aunque no del todo, el monopolio de la instrucción, porque las nuevas clases que se han elevado se han convertido en castas, y mu– chas veces tratan de acaparar el privilegia de la ins·
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