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« Previous Page Table of Contents Next Page »Yo opruebo que codo uno escribo sin dirección
Yo amo su gran renombre, pero .no su lección
la regla me disgusto, yo escribo libremente Jamós Un buen poeta hace algo fócilmente"
Balzac
Lo que Molherbe hizo paro lo Poesía, Jean-Louis Guez de Balzac (1597-1654), lo hizo paro lo Prosa Si no hubi·~ra sido por su apasionado amor por la lengua francesa, que ennobleció su vida, Balzac hu– biera sido uno dislóda, desagradable, secd y vanidoso personalidad
Viviendo en su retiro privado de Charente, en
Mons manteníra correspondencia con un gran número
de p~rsonas Pero sus cartas llegaban o grandes in– tervalos Balzac sentía un justificado desprecio por aquellos que, "escriben un libro en menos de ocho
horas lf
l
mientras él pasaba semanas puliendo una de sus cartas Ero un perfeccionista en extremo, a tal
punto; que una ve~ contestó una invitación o una boda
después del nOCill1iento del primer niño de la pOlejo! Los cortos que había de contestar permanecía en
su escritorio por -días y días, pelo una vez escritas y
enviQdas, sus misivas eran recibidas con entusiasmo
por los destinatarios, quienes los enseñaban can orgullo
o sus omjgo~
Aunque para nosotros, hoy, el canter'lido de su
correspondencia pudiera parecernos trivial, no sucedía
lo mismo O sus contemporóneos Ellas eran bien apre– ciados y aposionodamente discutidas, por su estilo, su lenguaje, sus largas y bien construídas frases
El enseñó o sus lectores como desarrollar un temo
congruent~mente, como construir un discurso, como
compor.¡er una narración, como ordenar clara y armo–
niosamente los díversas portes de un períodp En su–
ma, como crear una obra de arte.
Se ha qicho que sus reglas son lo base de lo Retórico Francesa
Vaugelas
Un 01",0 timida, desmañada, sencilla hasta la credulidad, pero con aun mejor gusto que Balzac, y aun mós finura que Malherbe, fue ese apasionado ana– lista de lo Lengua Froncesa Claude Favre, BOl ón de Péroges, Señor de Vaugelas, 0585-1650)
Mientras al servicio de Gastón d'Orleans, el pen– denciero hermano de Luis XIII, Vaugelas perdió uno pequeño fortuna En 1639, el Cardenal de Richelieu le dio una pensión que le permitiera trabajar, sin aflic–
ciones económicas, en el Diccionario, que
l
el Cardenal
reprochaba, no avanzaba con la rapidez deseada Aun por 1647, cuando Vougelas publicó sus Remar–
ques sur la langue francaise, el Diccionario estaba muy lejos de terminarse
Corrían de boca en boro, por entonces, numero–
sas bromas rimadas en los salones de París, acerca de
la lentitud del trabajo sobre el diccionario Uno de ellos, por ejemplo, de autor anónimo, decía
"Et le destin m'aurait fort obligé S'i1 m'avait dit: tu vivras jusqu'au G!"
"Del destino agradecido estaré, '3i me llego o decir' Vivirá hasta lo G!"
Los Remarques, que obtuvieron un enorme y bien mel ecido éxito, influenciaron grandemente el lenguaje y, por lo tanto, la literatura de su tiempo No eran un tratado metódico, sino una colección de notas sobre val ios temas Como Malherbe y Balzac, Vaugelas
sostenía que "le roi et le tyran de la langue, c'est
I'usage", y que el uso debería ser obedecido aun hasta lo absurdo Pero, señalá que existe un buen uso y un
mal uso, y es el bueno el que, conviene saber, usa la
gens du monde Pues existía entonces un lenguaje usado por el smart set, el pequeño mundo socíol, por el cual sus miembros podían reconocerse los unos o los
otros
La gramótica, y su uso apropiado, ero una de las distrocciones favoritas de lo sociedad, en cuyas ele– gantes reuniones, lo moyor parte del tiempo se pasa~a
en agitadas discusiones sobre el uso de la conjunclan
car, por ejemplo, °
sobre la cuestión de la conveniencia de pronunciar sarge o serge, y muscardin o muscadin
De hecho el mundo sociol continuaba la obro de Mal– herbe y B~lzac, de purificación del lenguaje
Pero había un inconveniente se estaba empo–
breciendo el vocabulario, puesto que se eliminaba un
gran número de palobras antiguos, cuyo pérdida La Bruyére lamentaba Sin embargo, por otro parte, te–
nía sus ventajas
l
cuales eran la de fijar la sit1.!oxis y el
significado de las palabras, con lo que se haCia el len–
guaje más c1aro
l
más preciso, más nítido en la
expl esíón del pensamiento Ademós, ponía en circu– lación uno gran maso de imógenes y metóforas que enriquecí'an el estilo
Fue este lenguaje de los "precieuses" el que Vaugelas estudió y trató de mejorar con su mognífico buen gusto
Tanto así que en 1694, casi medio siglo después de su muerte, cuando la Academia codificó, por fin, su Diccionario que hobían de usar los grandes auto– res, estos se enOlgullecerían de purismo y de "parler Vaugelas" Que este lenguaje tenia sus cualidades, los escritores del gran Siglo lo atestiguan O)
La Academia Francesa
Hacia 1629, un grupo de individuos, en su caróc–
ter privado, se reunía en la casa de Contort, en ciertos
días, para gozar de todo lo que la "societé des esprits
et la vie raisonable" tenía por más divertido y agrado– ble
Entre esas nobles inteligencias estabo Boisrobert, quien le habló de la reunión de sus amigos o su amo, el Cardenal de Ríchelieu El gran Estadista nunca echaba a perder uno oportunidad de ejercer su
influencia, y sugirió que el grupo se reuniera en "asam~
blea" bajo el patrocinio de su autoridad Lo sugeren– cia fue encontrado aceptable Toles fueron los comienzos de la Academia Francesa.
(1) Georg:cs Mong:re<ltcn Op cit p 129.
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