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« Previous Page Table of Contents Next Page »en Malacatepec descansó como media hora el padre Comisario, y luego volvió á su cami– no, y andada oira legua, y pasados en ella Ires rios y seis arroyos, llegó á otro pueblo de la mesma guardianía de Ciquinala, lla– mado San Andrés, donde esiaba el guardian y aIro religioso, los cuales con los indios le
hicieron lTIUY solemne recebirnien±o. Dijo
luego misa el padre Comisario, oyéronla los frailes y ioda la gente, y despues de haber comido y descansado un raio partió de aquel pueblo corno á mediodía, y andada media
legua, en que se pasa un rio y dos arroyos,
llegó á oiro pueblo pequeño de la mesma
guardianía, llamado la AsulTIpsion; saliéron–
le ÉL recebir los vecinos puestos en procesion, con su cruz.
Pasó adelanie, y andada legua y media,
en que se pasan vein±icualro arroyos y cua–
±.to ríos, los dOH de estos de muy mal vado,
por las muchas piedras, llegó á airo buen pueblo de la mesma guardianía, llamado
San Francisco, donde asinl:esmo estaban los
indios aguardándole puestos en procesioTI,
con música de flauias y irompeias. Dióles
las gracias y pasó adelanie, por poder hacer la jornada de aquel dia anies que lloviese,
y pasado allí junIo al pueblo oiro buen rio que llaman de San Francisco, y and:'da me– dia legua, llegó á otro bonito pueblo de la meSIlla guardianía llamado Santiago, donde
asirneslTIo se le hizo muy buen recebiJ:nienio,
y apénas hubo llegado cuando comenzó á llover y no cesó el agua e nioda aquella iar– de 'l parie de la noche. Llegó el padre Co– misario muy cansado y quebrantado de la madlugada lan grande y del excesivo calor que hizo aquella siesia y tarde, y del cami– no pesiilencial que habia traido, porque casi iodo él (excepio la legua que hay de Almo– longa á Aloienango) es pestífero, lleno de
barrancas, cuestas y piedras, con InUY ma–
los pasos, cabado en la iierra y piedra, ian
angosto y estrecho que apenas puede caber por él una cabalgadura: es toda quel1a iie_ rra de cacauaiales, y mucho más de moxqui. ios que los defienden. Riéganse aqUéllas huerias con los arroyos y rios referidos, los cuales iodos (excepto el que corre por junio á Aloienangol salen del volcan de fuego; ha– ce por allí mucho calor, y dánse niguas co– mo en Guaiemala.
En aquella guardianía de Ciquinala, que ialnbien se dice de la Costilla, no hay con_ venio hecho, y así los frailes, que de ordina_ rio son cuairo, andan por los pueblos admi_ nisirando los Santos Sacramenios y predican_
do á los na:h..1rales, pero dende ITLás de asien_
io es en Ciquinala y en Santiago, donde (co– rno dicho es) llegó el padre Comisario y es– tuvo aquel dia y el siguienie. Visitó los frai– les, los cuales con los indios quedaron muy consolados; hablan los de aquella guardia– nía la lengua guaiernaHeca ó achí, que por vocablo más particula: se llama cakchekel, y iodos caen en el Ob1spado de Gua±emala.
Aquellos indios achíes son de l1\ucho brío y muy devalas de nuesiro estado, andan
los varones vestidos corno los de México, pe–
ro iraen el cabello largo y afeitado, las mu–
geres asirneslno visten corno las rnexicanas 1
excepto que usan rodetes en las cabezas, he–
chos de los mesrnos cabellos entranzados,
l1\ayores que los de las españ.olas, y andan tocadas corno beaias ó COl1\O viudas casiella– nas, cosida la ioca desde debajo de la barba hasla el cabo. Usan los indios en ioda aque–
lla tierra caliente unas corno capas ó :muce–
ias, hechas de hojas de cierias palmas, con
que se cubren cuando en los caminos les lue–
ve, y cubren. asilnesrno las cargas que llevan
á cuestas, y así 11.0 se m.ojan¡ ±ráenlas consi–
go, cuando caminan, cogidas y aladas, que pesan poco y hacen poco estorbo y mucho provecho, llámanse en aquella lengua iui, y
en la mexicana zayacal.
De algunas cosas que pasaron en este tiempo en la provincia
del Santo Evangelio de México.
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Aquel meS1no dia que el padre Comisa– rio general llegó á la provincia y guardianía
de Ciquinala, ó un día anies, que fué á trece
ó á catorce de Julio, andando el provincial de México ejercilando su oficio, con la auto– ridad de la Audiencia y favor del Virey, lle– gó al valle de Toluca con tres ó cuatro frai– les, á una visita del convento de Calimaya, y porque comenzó á llover, tronar y relam– paguear, lleno de miedo y temor, se recogió con los dichos frailes á una ermita, por li– brmse del agua, y estando allí iodos juntos, al rededor del provincial que esiaba sentado en una silla, cayó un rayo y dió en la pared
de la ermita, con que iodos cayeron en tierra sin sentido (excepto el provincial, que por estar sentado no cayó), y esiuvieron como
rnedia hora, pero volvieron en sí, y el uno
de ellos se halló sin la vista de un ojo, que
aunque le tiene claro no ve con él cosa nin–
guna; los d81nás quedaron molidos y ator– mentados, y el provincial no se pudo iener en los piés en gran rato. Todo esio se supo despues de boca del 1nesmo fraile que habia perdido la visia, y no carece de misierio este caso á lal sazon, y en ial tiempo; parece que el Señor quería, por esia vía y con esta l1\ues– ira y señal de su ira é indignacion, aparlar
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