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clérigo de Auachapa les habia dado, que en la esiancia apenas habia agua, pero iodo fué con zozobra y persecucion de moxquitos muy grande, que con grandísima crueldad chupa– ban y se llevaban la sangre. En acabando de comer salió el padre Comisario de aque– lla esiancia ian cansado corno en ella habia enirado', llenas las piernas, manos y rosiro de picaduras de moxquitos, y caminando pa– ra el pueblo de los Esclavos, pasados cualro

ó cinco arroyos, comenzó á subir la cuesta

con un calor y bochorno excesivo; es muy

larga y alía aquella cuesia, y anies de lle–

gar á la mitad sobrevino un récio aguacero,

y luego airo y irás aquel airo y airas, c:on

que se hizo una sopa de agua, y el carrnno Se puso de tal suerte que con glandísirno tra–

bajo y peHgro se podia andar: subió con mu– cho tienl0 lo que resiaba de la cuesia, y ba– jada esia, muy poco Él poco, llegó al callejon

por donde corre el arroyo que se pasa nueve

veces (como airás queda dicho), luego subió y bajó la aira cuesia que no eS de las rnás pequeñas ni ménos peligrosa, por ser de ca– :mino :muy resbaloso, y airavesados unos lla– nos que es±aban hechos lagunas, llegó pues– io ya el sol al poblecillo de los Esclavos, ires leguas y media de la eslancia donqe habia comido, y sieie de Xalpa±lauac, ian mojado y quebraniado que no pudo en ioda la no– che donnir ni sosegar. Recogióse en la ven– ia como á la ida, y desde allí envió un indio

á caballo con teas encendidas á buscar' un

fraile que se habia quedado airás, y no aca– baba de llegar; fué el indio y hallóle en el callejon sobredicho, que andaba percUdo, ó por mejor decir se esiaba quedo sin saber por donde echar, porque la oscuridad de la no– che era muy grande, y el camino era muy malo y esiaba lleno de agua y espesura de árboles, guióle y llegó con él á los Esclavos despues de media noche; iba el pobre muy mojado y medio helado, hiciéronle lumbre para que se caleniase, con lo cual y presiarle una iúnica enjuta pudo llegar á Guaiemala, para donde iba desde Zonzonaie, donde le halló el padre Comisario.

Lunes sieie de Julio salió el padre Comi– sario de aquella venia despues de salir el sol, que no se atrevió á madrugar por causa del rio de los Esclavos, que tiene mal paso, aun para de dia, y ±e:miendo ±ambien su cre– ciente, por lo mucho que la tarde anies ha– bia llovido, fué con él el ventero, que era un español con su caballo, y visio que se podia pasar, volvió á alravesarle, y guiando él le

pasó el padre Comisaria con sus cornpañeros, sin nil1.gun. daño, aunque con grande miedo

y recelo por su furiosa corrienie; volvióse el veniero á su casa, y prosiguiendo el padre Comisario su viage por el mesmo camino que

á la ida, llegó á mediodía á la venia del Ce– rro Redondo, cuatro leguas y media de los Esclavos, habiendo pasado ires arroyos y Un mal país, deiúvose allí á comer espacio de

una hora, y sin rnás aguardar volvió á su fa.

rea, y andadas lres leguas y media, en qUe se pasan dos riachuelos y algunas cenagui_ llas y las barrancas de Peiapa, llegó cuando iañían al Avemaría al mesmo pueblo de Pe–

tapa, donde en el convenio de los dorninicos fué muy bien recebido con rnusica de cam_

panas, y ellos y los indios le hicieron mucha fíesia y caridad; halló allí dos frailes nUes_ iros que desde Guaiemala le iban á recebir. Las ires barrancas sobredichas esiaban iales que Se iuvo por gran cosa poderlas el padre

Conüsario pasar, porque demás de ±ener las

subidas y las bajadas muy alias y empina_ das, esiaban muy llovidas, y actualmenie 110– via en ellas, y así padeció mucho trabajo el padre Comisario en pasarlas, iba ían moja– do y por camino tan pestilencial y con tiem–

po tan lluvioso, que quien enfónces le viera

no pudiBra dejar de ienerle compasion, por

más duro corazon que Íuera el suyo. En

aquellas cuesias y casi por iodo aquel cami–

no, hay en muchas parles unas escaleras á

manera de surcos ó camellones de eras, los cuales hacen las harrias con la fuerza y car–

ga que llevan, y aun suélenlos hacer en las mesmas piedras con la fuerza y coniinua– cion; y á las harrias hacen provecho esios es– calones ó surcos, porque en ellos se van ±e–

niendo y afirmando para no caer. Pero las bestias que no son de carga pasan m.al por ellos, porque en discrepando ianiico, iropie– zan' en aquellos surcos y dan de hocicos, ó

á lo ménos van haciendo cruzados, aiormen– tanda al que llevan encima, más si acierian á iomar la carretilla de los escalones van muy bien y sin pesadumbre; desíos pasos hubo muchos aquella farde por aquellas cuesias y por aquellos llanos, y con.o habia llovido ianio esiaban en algunas partes lle–

nos y cubiertos de agua, y corno no se via

el peligro, pensando que esiaban llano da– ban las bestias muchos iropezones, pero nin– guna cayó.

Martes ocho de Julio salió el padre Co– misario de Peiapa de madrugada, y anda– das cinco leguas por el mesmo camino que á la ida habia llevado, llegó á la cibdad de Guaiemala, y eniró en nuesiro convenio á las ocho y media de la mañana; fué recibido con mucho conienio y alegría de iodos los frailes, y detúvose con ellos hasta el viernes siguien– ie, en el cual se leyó en aquel convenio la patenie de la visita de la provincia, y se des– pachó luego á los demas que quedaban por visilar, señalándoles el capitulo para el dia de San Laurencio diez de Agosio.

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