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vediza, Y así aunque esté bien aderezado el camino, en cayendo sobre él un aguacero se echa á perder, porque el agua roba la tierra y deja hechas unas barranquillas y hoyas muY bellacas para los caminantes, que no dejan andar las bestias sino con trabajo, y aun á veces queda el camino cortado que no se puede pasar. En una destas barranquillas que tenia más de un gran estado de hondo cayó aquella mañana la bestia en que iba el padre Comisario, que se le fueron los piés al fiempo que pasada por una sendilla muy an– gosta, por la cual habia ya pasado la guía, quedó empinada los piés en la hoya y las manos en lo alto, pero el padre Comisario se halló de piés dentro de la hoya fuera de la mula, sin ningun daño, y la mula allí junto

á él, que cierto pareció milagro, porque la hoya ó poza era muy estrecha, que al pare– cer no cabia en ella aun la mula, la cual sa– lió tambien sin daño ninguno.

Aquel mesmo dia á la tarde, despues de haber comido y descansado un rato, pare– ciéndole al padre Comisario que no queria llover, salió de Cuxutepec, y andadas tres le– guas de cuestas abajo no tan malas corno las otras que aquella mañana habian subido, llegó, corno una hora andada de la noche, á un pueblo pequeño de los mesmos indios y Obispado, visita de dominicos, llamado San Marfin, donde los naturales le dieron cola– cían y le hicieron mucha caridad. Cerca de aquel pueblo á la banda del Sur, estaba una laguna en que se pescan muchas y muy bue– nas mojarras. Al tiempo que el padre Comi– sario bajaba aquellas cuestas puesto ya el sol, antes que fuese de noche, se oyó un grito y ahullido terrible que á todos causó pavor y espanto, y trás aquel sonaron otros muchos muy lúgubres y tristes que duraron un gran rato; no dejaran de poner más miedo y es– panto si por algunos de los que allí iban no se entendiera lo que era, porque luego ca– yeron en la cuenta de que eran ahullidos de coyotes, que son, corno queda dicho, corno perros, y dicen que ahullan de aquella ma– nera cada noche cuando quieren ir á buscar caza, y que 10 mesmo hacen cuando á la ma– drugada vuelven de cazar; era tanta la grita y eonfusion de ahullidos, que segun ellos pa– recia haber más de treinta coyotes.

Domingo de mañana ,veintinueve de Ju– nio, dejando en aquel lugar un religioso que dijese misa á los indios, salió el padre Comi– sario de San Martin, y andada una legua pa– só de largo por otro de los mesmos indios, Obispado y visita, llamado Xilopango, y an– dada otra pasó por otro llamado Tzoyapan– ga, tambien de los mesmoS indios, Obispado y visita; y pasada despues una barranca no muy sabrosa y un rio de agua tibia que co–

r~e por ella, y andada otra legua llegó á de– CIr misa temprano á la cibdad de San Salva– dor: saliéronle á recebir los alcaldes y otros españoles, los cuales le acompañaron hasta nuestro convento, donde se detuvo aquel dia

y el siguiente. Es la cibdad de San Salvador

de ciento cincuenta vecinos españoles, las ca–

sas son de tapias cubiertas de iejas; hay en ella una iglesia en que residen dos clérigos, y hay un convento de la órden de Santo Do– mingo que tenia siete ú ocho frailes, y tam– bien hay un conventico de nuestra órden aca– bado, de aposentos bajos, con su iglesia y claustro, todo asimesmo de tapia y cubierto

de tejas, en que lUoraban tres religiosos; vi–

sitóle el padre Comisario, y desde allí envió

á Guatemala por camino derecho á fray Pe– dro de Sandobal y á fray Juan de Ocaña, á un negocio que se ofreció, porque él había

de ir por Zonzona±e que estaba á irásmano:

la vocacion de aquel convento es de San An– tonio . En aquella provincia de San Salvador se cria mucho ganado mayor y hay pobladas muchas estancias dello; dáse y benefíciase por allí el añil, que son unas matas natura– les de aquella tierra, de las cuales cultivadas se saca mucha de aquella tinta hecha en unos panecillos cuadrados, no muy grandes ni muy gruesos. Tambien en aquella comarca, corno doce leguas de aquella cibdad, hácia la mar del Sur, está la tierra del bálsamo, donde en unas montañas muy altas, y no me–

nos calurosas, por esiar entre oiras rrLUY :más

altas, se dan los árboles de aquel aceite y li– cor. Sácanlo los indios comunmente de la manera siguiente: dan en el árbol unas cu– chilladas de alto á bajo, y luego pónenle fue– go al pié con que por ellas comienza á sudar, y luego péganle allí unos paños de lienzo, y con el calor del fuego va sudando, y váse empapando el sudor en los paños, los cuales echan despues en una halla de agua donde cuecen al fuego hasla que se despide dellos el aceite, y queda encima del agua y de allí la cogen y la echan en unos calabacilIos y la traen á San Salvador y á Zonzonate á vender á los españoles; así contaron al padre Comi– sario que sacaban el bálsamo comun que se lleva á España y á airas muchas partes del mundo, licor suavísimo y muy medicinal. El fino y perfecto bálsamo le contaron que se sacaba de la semilla y fruta que llevan los mesmos árboles, que es á manera de almen– dras, y que la tienen entre la corteza y cáx– cara, y que se saca con dificultad y trabajo una gota gruesa ó dos de cada almendra. Sin los españoles sobredichos, que hay en San Salvador, hay tambien muchos indios poblados con ellos alrededor del pueblo, los cuales con los de las visitas que están á car– go de nuestros frailes, son mexicanos pipiles, excepto unos pocos que son achíes, pero ha– blan la lengua pipil; los unos y los otros, con la cibdad, caen en el Obispado de Guate– mala.

Martes primero de Julio salió el padre Comisario de madrugada de San Salvador, y andada una legua llegó á un pueblo de los mesmos indios pipiles y del mesmo Obispa– do, visita de dominicos, llamado Cutzca±lan. Pasó de largo, y andada otra legua y media

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