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ciques principales de la isla de la 'Teca, por donde le habian de lleval. Descansó el pa– dre Comisario en el Viejo solamente aquella noche, y dejando allí á fray Pedro Salgado,

el lego, para qUé Se tuesé por tierra con las cavalgaduras, las cuales eran de San Miguel y Guatemala, pariió él por mar en las sobre_

dichas canoas, COInD agora se dirá.

De como el padre Comisario se embarcó en unas canoas en

el mar elel Sur, y pasó unas islas de la provindcl de Guatemala. -

Viernes veinie de Junio salió el padre Cmnisario de dia claro del pueblo y convento del Viejo, yendo en su compañía el guardian de aquella casa y tres ó cuatro indios princi–

pales por guías, y caminando por una senda

muy estrecha, que parecia de conejos y ve– nados, pasadas ""luchas sabanas y dehesas de herbazales muy aHos llenos de rocío, y un

arroyo y algunas malas ciénagas, y andadas

tres leguas, llegó al desembarcadero de los

indios de las islas de la Teca, que es un es±e–

ro n"luy grande y hondo que enira en el n"lar

<.lel Sur, y por rn.ejor decir, es el mesma mar

que crece y mengua dos veces al dia, donde le estaban aguardando los indios con ires ca– noas puesto todo á punto; embarcóse luego,

y con él en una mesma canoa su secretario

y el difinidor de Guatemala, y fray Pedro de

Sandobal, en oira iba el fraHe de Nacaorne,

y el aIro que habia llevado el pliego de Mé– xico, repartido el hato de todos en todas ires, con las cuales se juntó otra que habia lleva– do el pliego de México, repariido el hato de iodos en todas ires, con las cuales Se juntó aira que acabó entónces de llegar de las islas con mercadería de un español, y se quiso vol–

ver luego á su casa con las demás.

Son aquellas canoas que andan aquel

viage no TIluy largas, pero anchas, porque

en lo hueco por el suelo tienen vara y media de ancho, y otro tanto de aHo, y vánse ensan– goslando y cerrando poco á poco por los cos– tados hasta quedar en poco más ele dos pal– mos en ancho de boca. Hácenlas los indios

de unos árboles lTLUY gruesos, en los cuales no hacen mas de cavar aquella concavidad,

y hacer una punta en la proa, quedándose en. lo demás enteros. Navegan bien aque– llas canoas, y hácenlas en aquella forma pa– ra que resisian mejor á las grandes olas y golpes de mar que por allí hay de ordinario

Ordinariamente las llevan á rem..o, aunque

algunas veces les ponen velas de mantillas de algodon ó de petates. Los remos son unas varas como de astas de lanzas de dos varas de medir de largo, y tienen al cabo clavadas unas lablilJas ó rodajas redondas, á manera de suelas de caxetas de conserva medianas.

Ren1.an los indios en pié, sin m..udarse de un

lugar, pero mudan muy á menudo los bra– zos todo á un punto, y de esta manera no se

cansan ±anio y hacen ir volando la canoa,

especial si el viento los ayuda. En cada ca-

noa de las en que iban los frailes habia ocho

remeros, y para cada dos frailes llevaban un

ioldillo de cuairo palm.os en ancho, hecho de petatillos con unas varillas enarcadas, pues– io sobre la boca de canoa de un borde á otro debajo del cual se defienden algun tanto deí sol y del agua, y aun sudaban á ratos más de lo que querian; entre toldo y toldo iban repartidos los remeros.

Luego, pues, como el padre Comisario general se embarcó, comenzaron lodas cua– ±ro canoas á navegar por el estero abajo, y

como el agua iba menguando (porque á esta sazon aguardaron) y los reI\leros salian de

refresco, parecía que volaban las canoas; vi–

si±Ólas el Señor aquella rnañana con algunos

aguacerillos, y recogiéronse los religiosos de–

bajo de los ioldillos, pero como eran tan pe– queños no los podian guarecer de toda el

agua, y así oe mojaron algun .tanto. Cami– naron de esia suerte buenas seis leguas, has– ±a que comenzó la mar á crecer y no podian los remeros hacer nada que aprovechase, en–

iónoes llevaron las canoas á tierra á la ban– da del Norie, y aiáronlas á unos árboles lla– rrtados mangles, los cuales tienen tantas raí– oes á manera de barbas levantadas de la tie– rra, que no se sabia cual de ellas es la prin– cipal, y porque la costa era toda de mangla_

res y cieno, que cada dia la baña dos veces

la rnar, y no habia cosa enjuta en que poner los piés, estúvose el padre Comisario quedo en su canoa y los demás frailes en las suyas, hasta que los indios pusieron árboles secos y

ramas verdes encima, por donde á cabo de dos horas salieron á Herra, ó por rnejor decir,

á barro y á lodo; su comida fué aquel dia so– los gazpachos hechos de v;zcooho medio mo– hoso, con aceite y vinagre, y tambien hubo

un poco de queso, el agua no tenia buen olor,

más con todo esto nadie la desechó, supo to– do muy bien y quedaron iodos muy conten–

ías, dando gracias á Dios.

Aquel rneGrno dia, como á las tres de la tarde, se recogió el padre Com.isario y sus

compañeros á las canoas, y habiéndose pa– sado fray Pedro de Sandobal á otra canoa, en que fué solo debajo de su toldillo, y de– jando tambien al padre Comisario solo deba– jo del suyo, yendo su secretario y el difinidor debajo de otro en la mesma canoa, para que desta suerie fuesen todos más acomodados, siendo ya casi pleamar (como dicen los ma"

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