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egoísmo para oscurecer los talentos guatemaltecos

liNo tenemos la vanidad de pensar, continúan, qué

nuestro Editor Constitucional igualase en méritos a la

Gaceta de Guatemala que tanto honró a nuestro país en el concepto del mundo ilustrado, cuando desde 1797 hasta su decadencia, estuvo a cargo de una jun–

ta de juiciosos literatos". Esta es una explicación que se ven en el caso de dar en el No 5, correspondiente al 14 de Agosta, con motivo de habérseles atribuído que el periódico propagaba la alarmantísima noticia de que el Rey iba a decretar la libertad de cultos en sus dominios, lo cual, según los que atacaban al Editor Constitucional, no se hacía más que con el objeto de desacreditar la Constitución Pero, como se compren de, el verdadero objeto del periódico era ir diseminando

Jas ideas revolucionarias

Los españolistas y anti-independientes as" lo com– prendieron en el acto y empezaron a trabajar contra el

Editor, ya abierta, ya solapadamente Y así vemos que los redactores tienen a cada paso que dar expli– caciones y defenderse "Contamos desde luego con

la guerra sordo que nos moverían los santos, los juicios,

ios serviles (véase de cuándo data el nombre de servi– les, con que más tarde se designó a todo un partido político), con el desafecto personal y el interés de mu– chas clases particulares, trabajaría por hacernos sospe· chosos, con que la ignorancia reprobaría lo que no comprende y, finalmente, con que los literatos los ver– daderamente ilustrados, hallarían defectos esenciales en nuestros escritos" Pero El Editor, le hacía frente a todos los enemigos "Nada pudo arredrarnos, por el contrario nos animamos con las dificultades y convida– mos al público a impugnamos ofreciendo insertar toda crítica, bien persuadidos de que este es el medio mejor de rectificar nuestras opiniones, y corregir los defectos

en que necesariamente incurriremos No fue este el

único objeté> con que ofrecimos admitir artículos comu– nicados, tuvimos también la mira de desarrollar por esíe medio los talentos del país, y que pudiesen mani– festarse tantos genios ocultos que en el temor servil de desagradar al rico ignorante o 01 magistrado injusto; sólo han' podido hasta ahora asomar la cara en humil– des apólogos o en escritos anónimos en que si brillan la gracia o el ingenia, no pueden generalizarse por medio de la prensa, ni se guarda en ellos la circunspección y reglas establecidas para su libertad Así pues, no pre–

tendemos que nuestros errores sean respetados, ni nos

hemos anunciado como oráculos queremos que se nos

muestren las faltas que se adviertan, si la crítica nos

pareciere injusta, procuraremos justificarnos, sin ofen–

dernos de ella De este choque de opiniones se pro– duce el descubrimietno de las verdades reducidas a problemas, se aprende a pensar, se corrige el lengua–

je"

"Sabemos que algunos murmuradores sordos se han sublevado contra nuestro papel, pero ellos no le

atocan por escrito, no nos honron COn sus observacio–

nes Su silencio lisonjearía nuestro amor propio, si no

adivinásemos las causas que lo motivan, apesar de ellas reiteramos a nuestros censores la súplica de im– pugnamos en público y la oferta de satisfacerles Cuando nos hayan confundido con razones sólidas se– remos los primeros en anunciar su triunfo y habremos

tenido el mérito de enseñarles a vencer en tan gloriosa lucha"

IDEAS EN MATERIA DE LIBERTAD DE IMPRENTA.

LO QUE PASABA EN ESPAÑA.

El tema, como es fácil comprender, apasionaba a nuestros prohombres que tendían a la Ind~pendencia

De otra manera no hubiera sido posible justíficar el ar– dor con que se entregaban a su tarea periodística En el número 12, de Febrero de 1821, se lee el siguiente párrafo "De nada serviria ésta (la libertad de impren– ta) para mantener la libertad nacional e individual si los abusos del poder no se' pudiesen patentizar por su medio La debilidad de las leyes hace de ordinario impunes los atentados de los poderosos son las leyes, según dijo Anacharis, telas de araña que aprisionan a

las moscos y no o los pájaros"

En otra parte excita a todos los ciudadanos para

emitir libremente sus pensamientos, ponderando los

excelencias de la ley de libertad de imprenta dada por las Cortes de Cádiz y señalando el vasto programa que estaba llamada a realizar en nuestro país

"EI Congreso Nacional quiso disipar el cúmulo pa–

voroso de males en que yacíamos, restituyéndonos al

uso del don más precioso que hemos recibido de la naturaleza, el de la razón y lo facultad de comunicar nuestras ideas cuyos bienes han sido nulos rasta ahoro

entre nosotros La ley misma nos enseña las ventajas

de esta libertad expresándose en estos términos Aten– diendo las Cortes Generales y extraordinarias a que la facultad individual de los ciudadanos de publicar sus

pensamientos e ideas políticas, es no sólo un freno de

la arbitrariedad de los que gobiernan, sino también un medio de ilustrar a la nación en general, y el único camino para llegar 01 conocimiento de la verdadera

opinión público, etc, etc

11

"En el pueblo en donde no se pueda señalar con el dedo el acto de arbitroriedad del magistrado, el prevaricato del funcionario público, la vergonzosa fra– gilidad de un empleado el abandono que un Repre– sentante hizo de los intereses de sus con~tituyentes,

allí no hay libertad y los derechos del hombre están obstruidos Este es un pueblo que ha llegado a per– der los sentimientos primitivos de la libertad es una

asociación de esclavos estúpidos y miserables, o un

rebaño de bestias condenadas al trabajo, yana salir de la senda ni del poso a que las obliga lo mano impe– riosa de su conductor En esta vergonzosa degrada–

ción no puede gozar¡ sino como a hurto de algunos

bienes y placeres de la naturaleza, refina y multiplica

entonces los vicios sórdidos, y se familiariaza con todo

género de bajezas e infamias Fijemos nuestra vista en el hombre que habita en /0 Turqo.¡ío y ~n la China

y encontraremos los fenómenos que desc;:ribo"

El Editor también reproducía los curiQsos y aca– lorados debates de los Cortes con motivo de la disputa entre el Marqués de Castelor y don Gaspar de Agui– lera Se trataba de una publicación hecha por el se– gundo y de cuyos términos se sintió ofendido el primero "La detractación y la calumnia -.-dicen glosando los argumentos de uno y otro-- con respecto a lo Iiber-

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