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« Previous Page Table of Contents Next Page »opio. Viajar era, corno dije, un encanto pa– ra él. La soledad le causaba miedo. En Da– río el poeta imponia admiraci6n, el hombre pedía la pro±ecci6n, era un niño. Amaba los ricos manjares Y gozaba en preparar algu– noS con sus propias manos, alardeando de sus conocimientos en el arte de Brillat-Sava–
rin.
Tuvo también visi6n telepática: en la ciudad de Guatemala sinti6 el anuncio psi– cofísico del fallecimienlo de su amigo el di– plomático costarriqueño don Jorge Castro
Fernández, en los IniSlnOS ITIoll1.en±os en que
éste moría en la ciudad de Panamá.
En cuanto al carácter, Darío fue un in– completo, un desordenado, un bohemio, pe– ro como toda regla tiene su excepci6n, es de no±arse el orden minucioso con que llevaba las direcciones de sus amigos, la fecha de cuándo los conoci6, d6nde y en qué circuns– ±ancias y sus cambios de residencia.
A juzgar por los frutos, el árbol mental de Darío se componía de tres frondosas ra– mas: la intensiva, que provey6 desde la ni– ñez a la literatura y al periodismo por luen– gos años de un caudal inmenso de produc– tos bellisimos, la "mneum6nica", que sor– prende por la excepcional retentiva que ±e– nía Darío y la exactitud de reproducci6n de las impresiones, aun las más lejanas, permi– tiéndole detallar hasta la nimiedad y asociar los más heterogéneos esiados de conciencia;
y la 16iInagina±iva" que revela co:rnparacio–
nas, las más exactas, abstracciones las lTIás
sutiles, simbolismos los más sorprendentes, y rapidez constructiva la más brillante, por todo lo cual le era de una facilidad suma la
improvisación, de una belleza encantadora
la rima y la consonancia, y de una vena poé– ±ica inagotable la sucesi6n de temas. Var– gas Vila dice de Rubén Darío: " .era un genio único, solo, como un islote de perlas en las azulidades del mar, su lira era suya, su genio suyo, suya su métrica y suya la ad– mirable musicalidad de sus estrofas".
En la vida de Darío, escrita por él mis– mo, dice que nació en Chocoyos, después Me– tapa, (hoy Ciudad Darío). Apadrinó su·bau– ±ismo el General Máximo Jerez, en la Cate– dral de León, de Nicaragua. Su maestra de primeras letras fue la señora Jacoba Telle– ría, el de retórica el licenciado Felipe Ibarra, y algo de filosofía le enseñó el doctor Salva– dor Mayorga.
En sus meInorias dice: "Yo nunca apren–
dí a hacer versos. Ello fue en mi orgánico,
natural, nacido"-,
Aunque desde muy niño había hecho ver:<0s, hasta algún tiem.po después no apa– reC1eron sus primeras com.posiciones publica– das en un diario, y Se le em.pezó a llamar
"el poeta-niño".
Desilusionado de Nicaragua, por aque-
110 de que nadie es profeta en su tierra, re– solvió salir del país, pero para dónde y con qué medios? El poeta y General salvadore– ño don Juan J. Cañas, que se encontraba en Nicaragua, le dijo: "Ve±e a Chile: es el país donde debes ir", Y como Darío le contestara
que cómo salía si no tenía recursos, le aña– dió: "Vete a nado, aunque fe ahogues en
el carrúno" . Siguió el consejo. Reunió unos soles peruanos y se embarcó en un vapor de la línea Rosmos.
En cuanto desembarca en Valparaíso sa– be que acaba de morir Vicuña Mackenna. Escribe inmediatamente un adículo que pu– blica "El Mercurio", de Valparaíso, y es re– munerado con largueza.
Sigue para Santiago, entra en la redac– ción de "La Epoca". Es±a hoja ofrece un pre– mio de ochocientos pesos oro al que escriba la mejor producción sobre Campoamor, y lo gana con la décima célebre:
Ese del cabello cano, Como la piel del armiño,
Juntó su candor de niño. A su experiencia de anciano Cuando se tiene en la mano,
Un libro de tal varón Abeja es cada expresión. Que volando del papel, Deja en los labios la miel
y pica en el corazón 1
Abierto en la capital chilena un concur–
so de rimas nacionales, se presentan las ela–
boradas por sesenta y ocho poeta de Chile inclusive las de don Eduardo de la Barra, ,,;
quien el premio se discierne; pero el eminen–
te crílico y literato don Rafael María Mer– chán declara que ninguna de las composi–
ciones del concurso se acerca siquiera en bri–
llo, en finura de pensamiento, en belleza y corte ariís±ico, a la siguiente rinca que Ru– bén Da,ío improvisa en Santiago, en circuns– tancias tragicómicas, y cuya celebridad ha recorrido los dos mundos:
Cuando la vio pasar el pobre mozo
y oyó que le dijeron "Es tu amda '" Solfa una carcajada,
Pidió una copa y se caló el embozo
"Qua improvise el poeta'" Y habló luego Del amor, del placer, de su destino
y al aplaudirle la embriagada tropa. Se le rodó una lágrima de fuego Que fué a caer al vaso crisfalino Después alzó la copa
y se bebió la lágrizna y el vino"
Desde entonces Darío camina sobre una
vía triunfal.
Como viajara por toda la América del S:,r, Cen±roamérica, las ~n±i!las, Méjico y ca–
Sl todo Europa, se relaclOno COn personajes corno Cas±elar, Cánovas del Castillo Gaspar Núñez de !'rce, Ramón de Campoam'or, Juan Valera, Ricardo Palma, José 20rrilla doña Ernilia de Pardo Bazán, José Martl José Martí, José Echegaray, Joaquín Dicen±~ etc e±c., quienes lo colmaron de mil atenciones:
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