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« Previous Page Table of Contents Next Page »gunta de por qué los primeros han de tener una desventaja importante en este respecio relativa a los últimos.
La desventaja surge de lo que se conoce en inglés como "know-how" y que en Puerto Rico nos ha dado por traducir como "saber hacer". El "saber hacer" de los dirigentes de las empresas en los países avanzados tien– de a ser superior al de los dirigentes de las empresas en los países subdesal'rollados. Co–
rno consecuencia, la organización de la pro–
ducción en las empresas de los paises subde– sarrollados tiende a ser menos eficiente. En
general, las normas de producci6n son menos
rígidas, la calidad del produdo inferior, y el desperdicio mayor El efecto en productivi– dad es considerable. Aquellos países donde la producción industrial se hace para un mercado interno protegido, posiblemente no han tenido la oportunidad de captar a caba– lidad la gran relaCión que existe entre "sa– ber hacer" y produdividad. En Puerto Rico, donde la producción indusírial ha estado su–
jeia a la competencia externa, hemos visío
cuán alta puede ser la mortalidad de indus– trias provocada por una relativa falla de "sa– ber hacer" de parte de la gerencia. Tan conscientes estamos de ello que difícilmente podría encontrarse una institución de crédi– to (privada o pública) en la Isla que no con– sidere el "saber hacer" de la gérencia como elemento fundamental en la concesión de un préstamo.
Al igual que en el caso del mercadeo, el problema de la falta de "saber hacer" ha
tendido a obviarse mediante la im.por±acién
de talenio del exterior. Esto ha ocurrido en iodos los niveles de adminisrración, tanto en la empresa privada como en la pública. Sin embargo, contrario al caso de mercadeo, hay una tendencia a desplazar el ralento impor– tado por dirigentes técnicos nafivos debida– mente entrenados.
El proceso puede entenderse mejor si ob–
servarnos el caso extremo y fípico de una em–
presa norteamericana que se establece en la Isla . Originalmente la gerencia tiende a es– tar compuesta por talento importado en su gran mayoría, incluyendo muchas veces has– ia supervisores de trabajo intnediato. Poco a poco la gerencia tiende a ser suplantada por personal nativo a m.edida que éste va
adquiriendo los conocimientos necesarios Son varias las razones para esio, pero po–
drían destacarse las siguientes, (al el per– sonal importado tiende a ser relativamente costoso ya que ordinariamente ha de pagár– sele un incentivo adicional para que se mue– va al sitio indicado, (b) el personal impor– tado es más inestable en su empleo pues co– rrientemente tiende a abandonarlo para re– gresar a su país de origen, y (cl el puerto– rriqueño tiene una gran ambición por me– jorar su nivel de vida.
En una encuesta realizada en 1958 se encontró que entre 399 empresas de origen
Economías Internas
Mercadeo
Las economías internas han estado aso– ciadas tradicionalmente con lá escala de pro– ducción. Si la escala de producción y la combinaci6n de factores capital-trabajo a uti– lizarse en el país subdesarrollado ha de ser más o menós igual a la prevaleciente en los países avanzados, se podría formular la pre-
-10-
2.
1.
Como ya señalé, en los países pequeños como Puerto Rico la producción en gran es– cala conlleva de por'sí la necesidad de ex– portar. Las dificultades del empresario puer– torriqueño para vender en el mercado exte–
rior, particularn1.en±e en el rnercado nortea–
mericano, se hicieron evidentes desde el co– mienzo. Se recurrió pues al expediente de obviar esta dificultad mediante el es±\mulo al empresario de afuera a producir en Puerto Rico para la ver¡.ta en su mercado de origen Un gran númel'o de empresarios y empresas norteamericanas han establecido fábricas en la Isla, no con la idea de suplir el m·srcado loca,l, sino para exportar al mercado nortea– meltica):lo. Estas empresas tienen un inlimo conocimiento del mercado de los Estados Uni– dos, de su organización, formas de vender y los gustos de los consumídores. Por lo re– gular ellos ya tienen contados y clientes es– tablecidos, ya que antes de venir a Puerto Rico hab~an estado produciendo en otras
áreas de la nación norteamericana.
Mediante el expediente indicado, Puerto Rico ha obviado la desventaja de mercadeo. Existe, no obstante, la inquiei±ud de que el ploblema se ha obviado pero no resuelto. No sabemos si en el futuro S8 podrá conse– guir que el empresario nativo exporte al ex– terior en cantidades significativas. El histo– rial hasta ahora no indica nada al respecto, ya que las empresas nativas tienden a limi– tarse al mercado interno y han demosirado poco interés por vender en el exterior.
problemas que representan las tres desven– tajas arriba apuntadas.
Antes de pasar a discutir la experiencia puertorriqueña al respedo, quisiera llamar la atención al hecho de que de las tres des– ventajas enumeradas, dos de' ellas -merca– deo y economías internas--- están relaciona– das diredamente a los problemas de produc–
ción de la firma, mientras que la oira --eco·
ríomías externas- queda fu€1ra de las deci– ciones de los empresarios. Es precisamente en esto último, el problema de las econo– mías externas, donde el historial del desa– rrollo econ6mico de Puerto Rico contiene lec–
ciones valiosas.
Veamos ahora en qué consisten las tres desventajas apuntadas arriba.
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