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4 9 _Que para dar fuerza moral a la población la primera medida en que debe pensarse es civilizar a los indios y darles tierras distribuídas en suertes pequeñas 5 9 -Que el exceso de producto no es proporcio– nal al de tierras Los árboles de españoles y ladinos exceden a los de los indios en razón de 4 a 1, Y [as tierras de aquellos exceden a las de éstos en la de

3 a 1

6 9 _Que las tierras de los indios son un tercio de los tierras de los españoles y ladinos, y los árboles de los primeros son un cuarto de [os de los segundos

Es que los indios son más gravados que los españoles

y ladinos es que los indios tienen menos protección

que los espoño[es y ladinos es que [os indios son más pobres e ignorantes que los españoles y ladinos Formándose sobre los oh os vegetales útiles ta– blas semejantes a [a que publicamos sobre el cacao, Guatemala podl ía formar un Estado general de las plantas que más le interesan tendría una gloria que no tiene hasta ahora España tendría [o que no tiene México aún después que Humboldt trabajó su Esta– distica tendria el cuadro hermoso de su agricultura, y mirándolo el Gobíerno sabría dictar medidas para extenderla y mejorar[a".

PROPAGANDA EN FAVOR DE LOS ESTUDIOS

DE EeONOMIA PaLlTleA

Desde el Prospecto, que apareció diez días antes que el periódico, se advierte la tendencia a la crítica económica que ha de dominar en El Amigo de la Pa–

tria Empieza, como ya asentamos¡ por una senten–

cia en que hermana [a ilustración del país con la riqueza (lo cual deja ver por sí sólo cuál va a ser la doGtrina que ínspire esas páginas doctrina que no po,

día ser, por cierto, más importante para tiempos en

que todo po recia arro[larlo el afán de las nuevas ideas políticas propaladas por los Enciclopedistas, el Acta de Independencia de Norte Amél ica y la Revolución Fran–

cesa, y aún para los nuestros en que todavía las razo,.

nes del orden económico no han entrado a ocupar el lugar de importancia que les corresponde en los cálcu– los políticos)

En seguida desarrolla su programa, y sus tesis tienen dos puntos de apoyo dentro de los que se mueve aquél la Naturaleza, de donde todo procede, la ri– queza que es a donde lo ambición social debe conver–

ger Funda así su sistema económico sobre una base

positivista Para que la riqueza producida por la Naturaleza y el hombre -añade- no sea sofocada

en su origen ni detenida en su marcha, el Gobierno

debe ser protector suyo, y esto protección debe cifrarse en la remoción de [os estorbos que se oponen al interés de los agentes de esa riqueza

Sus máximas no tienen el mérito¡ desde luego, de

la novedad Ya en aquel tiempo Montesquieu había escrito al frente del prefacio de su inmortal Espí'ritu de las Leyes "No he sacado mis principios de mis prejuicios sino de la naturoleza de las cosas" El Dr Quesnay, desde mediados del siglo anterior había le~

godo a la posteridad su Cuadro Económico y su pléyade de Fisiócrotas, y Adam Smith desde 1776 había abier-

to la era decisiva de la Economía Política con su Inves–

tigación sobre la naturaleza y las causas de la Riqueza

de las Naciones Fuera de ellos, Valle conocía las resonantes doctrinas de Malthus y el popular Tratado

de Juan Bautista Soy, y aún, quizá, aunque él no las cite, los [ucubrociones abstractas de Ricardo, cuya fa– mosa ley de la renta sobre las tierras solo había apa– recido ti es años antes (Hallamos en los artículos de El Amiga de lo Patrio insistentes reminiscencias de lo relación entre el cultivo, /a renta el salario y demás elementos del famoso teorema de Ricardo) También Vo[le aparece saturado, como yo dijimos antes, por los estudios y reflexiones de Jovellanos, que tanto renom– bre había alcanzado y que en España misma había defendido las nuevas doctrinos Pero de cualquier modo, el insigne mérito del Redactor del Amigo consis– te en haber dado a conocer esas doctrinas entre nos–

otros, y, más que nado¡ en la fe con que las profesa,

la constancia incansable con que los defiende y el co– nocimiento peculiar con que las adopta y aplica a

nuestras circunstancias De esa suerte sus argumen

k

taciones no son sólo esquemas ideológicos forjados en'

el seno del gabinete sino producto de observaciones recogidas en el campo de [os hechos

Su periódico -dice- comprenderá Ciencias

l Gobierno, Agricu[turo, Industrio y Comercio Fijaos bien una sola palabra dice Gobierno Los otras son

materi9 económico¡ y, dentto de ésta, no establece la

primacía de la Agricultura con menoscabo de la indus–

tria/ como hubieran exigido los fisiócratas, sino atiende

por igual a todos las fuentes que producen lo riqueza y a todos los medios por los cuales ésta se distribuye y

sé consume es decir que su lema económico resulta

depurodo de los exageraciones porque pasó la ciencia antes de tonstituirse tal, y abarcando los diversas re–

laciones indicódas por el cUt So de la naturaleza misma,

aparece completo, con todos las ideos generales que,

como su mejor conquista, figuraban ya en las avanza–

dos de la Economía Política

En cua[quiero de SLlS escritos, a la vuelta de cualquier matéria, acuden a la pluma de Valle las re–

f1~xiQne$ $entenciosas de índole ecortórnica en una

noto marginal excldma de tepente, sin duda recordan– do análoga idea de Humboldt "Se ha escrito por diversos plumas la historia del Conquistador de Méxi– co se han repetido sus elogios y cantado su valor Se ignora el nombre del negro, esclavo suyo, que sem– bró en Nuevo España [os primeros granos de trigo Pela [as cosechds de este cereal, desde la primero hasta la último que se plantó, ¿no atestiguan cada

año su gloria y beneficencia?1f

Con esta noble reflexión, notable para su país y

su época, quiere lamentar esa perniciosa costumbre de

interesar a la juventud únicamente en la historia san–

griento y novelesca, olvidándose por completo de la menoS atrayente pero más útil de lo historia que re– Cuerda las humildes conquistas del campo por el arado y la azada.

¿Quién recuerda entre nosotros, verbi gracia, a

Francisco de Castellanos, del tiempo de la Conquista y la fundación de la Colonia quien troj o y sembró los primeras semillas de Trigo? ¿Quién a Héctor de La~

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