Page 101 - RC_1965_06_N57

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lorodo, lo que voy a transcribir Es ménester cinte to'– das cosas avériguar o discutir, coma usted quiera, esté problema da Constitución Políticd de la mandrquía española es útil a los americanos? ¿Es tan equitativa para nosotros como pard los eurapeos? Porqué ya veo

que, antes de entrár en esta discusión ;nteresante, tan sin razón sería entregarnos a uno alegría ¡nmedido, ce·

mo entristecernos ¡Jar haber medida de gobierno Si meditamos acerca de la cuestión, hallaremos sin duda razones en pro y en contra, porqué, dejando aparte los defectos y dificultades que irá presentando el entd–

ble de la Constitución, por ahora yo sé que ella me permite hablar en estos términos y este solo principio me basta para asegurar que nos es favorable a los

americanos La razón, cuando puede descubrirse, tie·

'le mós soberano imperio, está en el corazón, y el pader alegarla es el mayor regalo de la libertad civil La prueba de esto es que, rigiendo la Constitución al rey mismo se le habla un lenguaje que antes hubiera tenido

por irreverente, insubordinado, criminol Por último,

al hacerlo se hubiera reputado delito de lesa majestad, cuando ahora oye tranquilo y favorable, desde su alto solio, los rozones del vasallo 01 rey mismo, que poco antes, engañado lo hacía miserable y aun condenaba sus lastimosos quejas De la misma suerte los que antes guardábamos el silencio tétrico y sombrío de la esclqvitud, ahora alzamos la voz con libertad y expo_ nemos ar¡te un Congreso justo, compuesto de nuestras propios hermanos y ante un rey ejecutor imparcial de los leyes, lo que nos conviene, pidiendo lo que nos falta paro el lleno de nl!estra felicidad Es por consigl!iente útil o los americanos, lo Constitucián ¿Pero este sabió Código es ton equitativo: para nosotros como paro las españoles europeos? ¿Es cierto que ha sancionado la igualdad de Jos derechos, de ambos mundos? Siento no poder pensar que la afirrtHitiva sea cierto en cuanta a este p'unta" Y analiza en lo siguiente formo sus rozones poro demostrar esta desigualdad de Icr Cor¡sti– tucián en el troto qué acuerda a los americanos y a los españoles

"C6nsidérárido que lo Penínslllci es Icr cabe'za del gran cuerpo' de la monarquía española, presdndiréni6s ahora en favar de nuestra cordial unión con nuestrás hermanos de Eurapci, de las trqbojas, priv6Cianes, gas– tos, peligros y demós gravám~nes, que los diputados americanos tienen que sufrir poro ir allá a establecer la ley que nos ha de gobernar, y prescindiremOS también de los odios, persecuciones y castigos que sü integridad, como sr fuese delito, les ha motivado ¿Es cierto, pre– gu'nto otra vez, que la Constitución es igualmente equitativo para los españoles de ambas mundos? ¿Es cierto la pretendida igualdad de nuestros derechos? Prescindamos otra vez de las infracciones frecuentes de la misma ley o que estamos sujetos las americanas cuando armada de la fuerzo, y confidda en la dificultad de nuestros ocursas o la Península, viene un sótrapa a hallarla, y a interceptar nuestars quejas No Los mismos representorites europeos que fueron liberales para sí, no lo fueron para nosotras Ellos se aliaron Con ,los serviles para eludir la igualdad de nuestras de– rechos en oquel tiempo y ahora la famosa Junto provisional insiste en eludirla ¿Podrá ser ,consiguiente al sistema constitucional la desigualdad eh sr

número

dE! los ~eiiresent¿mtes, y que la base de la menor pobla– ción, prepor¡dere en esta parte a la de la mayor? ¿f'oc;lrá s-er legal el siniestro arbitrio que se han tornado paro esto, pretendiendo disminuir el número de nues~

tras ciudadanos? Bochornoso pretexto debía ser para los españolés, siendo al mismo tiempo antiliberol, o por mejor decir, anti-constitucional, alegar que son des– cendientes de A~rica nuestros mulatos paro negarles el derecho de ciudadanos ¿Seró posible que hombres qUl!, se llaman liberales hayan podido imaginar que a und' clase numerosísima de nuestros habitantes se le podía despojar de su representación civil sólo porque sus' individuos no puideron elegir padres antes de na– cer? Examinada ton superficialmente esta cuestión corno hasta aquí lo hemos hecho, nos parece sin em– barga, que el hombre honrodo, que el verdadero filán– tropo opinará que en esto parte la Cc;mstilución no ha sido liberal para los americanos, y que debemos recla– mar ante el tribunal de la misma ley la infral:ción de sus principios y, ¿cuándo se acabará la manía de divi– dir y subdividir en costos la único descendencia de nuestro Padre Adán? ¿Cuóndo llegaremos a convenir los hombres en que los colores no deben distinguirnos como o los pójaros, y en que no debe haber entre nos– otros otro distinción sino lo que do el mérito, el talento y la virtud?" Esto dijo el estudiante, y se marchó Lo mismo repetirón todos lós hombres sensatos, como yo lo hicieron nuestros diputodos en cortes, y lo están haciendo actualmente en sus manifiestos y represen– taciones a Id noción y al rey los americanos residentes en Madrid En una ley equitativo no debe tener lugar la injusticia, porque se hocen muy sospechosos los in– tenciones de los que la han sancionado, cuando cono– ciendo en toda su extensión loS' derechos del hombre, los defienden en su totalidad para sí, l' ql!ieren restrin– girlas para otros Se soportan mejor los caprichos de lá cirbitrariedod cuándo no hoy fuer~as poro resistirlos, pero siempre teridrán en contra Ids dimos de lo razón aqyellas instituciones" que pretendiendo emanar del derecho náttiral" Id infringen' en blg\lna de. sus portes Será, pues,justo y, muy IiUlina riUe~trp Constitución, cuando despojándoSe láS es¡'añoles europeos' dél traje de conquista, propendan" ser justos y amigables con n<¡sotros, es decir, cuando no se resistan de hecho a /a' igualdad de nuestrci repr/ilsentóción política sancio– nada par una porté, y combatida por otra, y cuando se les dé a nuestros españoles descendientes de Africa el derecho de eiudadanos que les compete, como per– 'sanos útiles que ayudan a llevar las cargas del Estado Entonces unidos con la España por los indisolubles la– zos de la justicia y el engrandecimiento, vendremos o identificar con ellos nuestros intereses y nuestra exis– tencia político, de suerte que a pesar del anchuroso

mor qüe raos divide, no formemos sino uno solo e idén–

tico pueblo"

CONTRA LA SANTA ALIANZA. - LAS Il.EVOLUCIONES

ARMADAS

En otra porté seflala El Editor yo la conspiracián que ,in.tentaba la Santa Alicinza Contra las libertades de Amerlca. .

jj

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