Page 78 - RC_1965_05_N56

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morro yal que se consideraba jefe de la emigración, el doctor éárdenas Como lelay? había alcanzado una preponderanCia militar y política amenazante para Centro América, Yglesias dio el apoyo a la emigración nicaragüense Y se organizaron para invadir Esto pro– vocó un estado de guerra entre Nicaragua y Costa Rica Yglesias levantó un ejército como de 15 mil hombres La emigraCión se componía de unos mil hombres

José Cabezas fue nombrado Mayor General y era el que organizaba, desd~ .;1 Puerto de Culebra, to?o,la concerniente o lo provlslon y transporte del ejercito hasta lo frontera

Yo permanecía en el Sardinal, cerca de El Porve– nir una finca de Cabezas Este dispuso que se que–

da~a en Culebra una pequeña pOI te del ejército, del cual fuimos a formar Toña Reyes y otros tantos Yo no era bienvisto entre los conservadores por mi calderonismo, pero a mí no me importaba porque estaba respaldado por una fuerzo superior

Nuestra permanencia en Culebra se debia a que allí se esperaba al Cuzcatlán, que venía de El Salvador

con armas en auxilio del gobierno de Costa R,ico, pero nunca llegó

En eso ocurrieron las intervenCiones amistosos entre 105 presuntos beligerantes, hasto que se firmó la paz, cuyos detalles don Rafael firmó con gusto, porque le habíon dicho que se tramaban movimientos revolu– cionarios en San José, contra su gobierno, y uno de los rumores más acentuados era que el doctor Ulloa, en– cabezaría el movimiento

Es lo cierto que don Rafael se vino volando de la frontera, ordenó la retirada de las fuerzas y embar– carlas inmediatamente Ordenó también a Cabezos, que se embárcara la tropa sin parque, puesto que a alguna distancia del vapor estaban cuatro grandes lanchones Con el parque Cabezas se entendía siem– pre con Calderón, sin embargo, no pudo inclinar a don José a darle el golpe a don Rafael en Culebra, opera– ción que le hubiera sido muy fácil

Viendo Pedro que el parque quedaba aislado del vapor convino con Cabezas en sustraer lo que se pudiera en la noche Me comisionaron a mí, acom– pañado de un tal Herculano Montiel y un muchacho segoviano, el Teniente Irúes La tropa que se iba a embarcar al día siguiente durmió tendida sobre la pla– ya, de modo que la operacián era peligrosa, aunque la oscuridad de ro noche era favorable

A las once o doce de Jo noche nos tiramos a nado a tomar un lanchón más grande en el que terminamos de cargar el parque Sacamos 80 cajas de tiros Re– mington, de 1,000 tiros cada coja y salimos a remo a tomar la costa, con mil dificultades porque se noS que– bró un remo Cansados, y yo verdaderamente en estado de agotamiento, empezamos o sacar caja por caja, hasta meterlas en el monte, pero en eso penosa operaCión que apenas llegó o unos cuatro cojas, nos cogió el día Dispusimos voltear el lanchón en la ori– lla de la playa que estaba de alta marea, y nos inter– namos en el monte Por dicha nadie se dio cuenta y la tropa que se embarcaba en lo mañana no pudó ver nada por la distanCia que había 01 lanchón

Cabezas mandó en la noche a recoger el parque

e internarl? en la costa, trabajo quE! encargó a Hercu– lano Mantlel y dos peones de confianza

Herculano, hijo natural de don Herculano Mon– tiel, era de Granada y conocido como Panano por los granadinos que estaba nen Puntarenas, y le sopló la aventura del saqueo Inmediatamente mandaron a Luis Mena quien con una varilla de rifle iba tantean– do el terreno hasta que dio con el entierro Herculano era empleado de Cabezas, y por eso se limitó a vender el secreto

Luis sacó el muerto y lo llevó a Conventillos No volvió a saber el paradero ni el fin de tales cartuchos Lo que presumo es que no sirvieron ni para Dios ni para el Diablo, como consecuencia lógica Cuando hoy desaveniencia entre los conspiradores de un mismo partido

Llegó a tal punto la tirantez, que mantenían un espionaje terrible contra todos los sindicatos del cal– deronismo A mí me sustraían la correspondencia Los pasos de Calderón eran seguidos con diligencia Una vez, Manuel Antonio Coraza llevó corresponden– cia de Pedro para sus amigos de Matagalpa y Jinotepe,

y un tal Chamorrito, hijo de don José, de Rivas lo si· guió hasta la frontera y le sustrajo toda la correspon– dencia Pedro decía que se la habían mandado a lelaya

Yo me quedé en Puntarenas con Juan lavalo, Quesadito y Toña Eslo era por el año 1900 más o menos Recibít orden de Cabezas de salir para El Sal– vador, porque allá me necesitaba Manuel¡ éste había conseguido promesas de Regalado de ayudar con ele– mentos y gente

En El Salvador me enganchó Manuel Calderón en la Secretaría Privada de Regalado que estaba a cargo de Simón Arboleda, colombiano Mi misión consistía en ver que se le pagara puntualmente a 80 leoneses, que estaban en Sonsonate a las órdenes de Godoy y Chavarría

Tendría apenas ocho días de haber llegado cuan– do Regalado descubrió una conspiración en que apa– recía complicado el Ministro de la Guerra y algunos militares El Ministro de lo Guerra, el General Castro fue fusilado y quedaba por serlo un Sargento Mayor que era indudablemente persona estimada, pues in– tercedieron por él muchas comisiones de mujeres, pa– trocinadas por la misma señora de Regalado pero lo más importante era la intervención del Señor Obispo Simón Arboleda, el Secretario Privado, se acercó a mi escritorio y me dice, conteste esa comunicación del Obispo Yo me esmeré en darle :JI Obispo el tra– tamiento más adecuado, respetuoso y atento En (a tarde llegó Arboleda, algo tomado de tragos, y me dice con grosería, después de leer la comunicación como se conoce que Usted es cachureco, que le besan hasta el c a los frailes y me tiró la nota Yo procuré so– farme lo más pronto Busqué a Manuel Calderón le conté el incidente y le dije que no volvía y me hiciera el favor de comunicarle a Arboleda que estaba en– fermo Manuel me dio la razón

Pocos días después me encontré con Manuel y me dice, que suerte la tuya, acaban de darle 50 palos a todos los escribientes de la secretaria del presidente por lo pérdida de una clave .

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