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Cuando esluvo todo dispuesto salí, rumbo a Belén cerca de Rivas, a esperar a los compañeros de viaje Allí vivían los hermanos de Larios, y como ellos estaban al tanto de la salida de los Chamorro, me invitaron para que fuéramos a encontrarlos al camino Venía de avanzada un señor Chamberlain, don Alejandro, quien al vernos nos mandó hacer alto, apuntándonos con su revolver Reconocidos, se organizó en seguida el via– je a la frontera de Costa Rica, viaje sin tropiezos por los buenos guías Llegamos a La Cruz

El primer telegrama que recibieron los Chamorro fue de Leonidas Plaza, que fue al poco tiempo Presi– dente del Ecuador Decía más o menos Felicítoles por haber entrado a tierra de cristianos

La emigración nicaragüense en San José, se com– ponía de un grupo considerable de elementos, digamos revolucionarios Alejandro Chamarra, Diego Manuel y Pedro José del mismo apellido, Clemente Santos, Al– fredo Gallegos, Alejandro Cantón, quien hacía algún tiempo residía en San José, Leonidas Correa, Fernando Larios, Pedro Calderón¡ José Amador U y aIras tantos oficiales

Pedro Calderón había emigrado algunos meses antes de la llegada de los Chamarra, y en su perma– nencia en San José¡ cultivó paro sus fines políticos, estrecha amistad con José Cabezas, personaje político muy ligarodo con el Presidente Yglesias

Pedro Calderón era ya muy conocido por don Ra– fael por sus ajetreos revolucionarios en los ctJales ser– vía como intermediario don Chico Castro De modo que a Calderón no le fue difícil obtener, apoyo finan– ciero y promesas militares para un movimiento en Nicaragua máxime que en esos momentos, Zelaya dando apoyo a los revolucionarios colombianos¡ perua– nos y centroamericanos, era una potencia militar, te– mida por todos¡ y en especial por don Rafael

Lograron Cabezas y Calderón que don Rafael garantizara un préstamo de 3 000 libras esterlinas con la caso Bancaria Teodosio Castro En esos arreglos estaban cuando aparecieron los Chamarra y enterados por el mismo don Rafael de los proyectos de Pedro, con el prestigio de su alcurnia y la autoridad del doclor Cárdenos que estaba en Puntarenas, lograron que se les tomara en cuenta Para eso se comprometieron a firmar el empréstito de 3 000 libras en conjunto, pero¡ por supuesto, la casa bancaria se daba garantías especiales con Don Rafael y Cabezas Se convino también que don Pedro José Chamarra iría a comprar a los Estados Unidos armas y pertrechos de guerra Chamarra cumplió su cometido comprando 800

rifles, parque y dos cañones que tenían que ser tlas– bordados y pasar a Panamá y al Pacífico (no había todavía canal) Se logró que todo el material de gue– rra cruzara el istmo por ferrocarril como un carga– mento de bucerfo, ésta en auge en esos días en la costa del Pacffíco de Costo Rica¡ y consignado todo a José

Cabezas

Para el transporte de esos elementos que iban a desembarcar a los revolucionarios en San Juan del Sur¡ se fletó un buque de la casa Pinel¡ que tenía en Costa Rica la explotación de conchaperla

Por fin se logró embarcar los elementos, bajo la responsabilidad de José Antonio Castro Quesada, her-

mono de Manuel Castro Quesada y sobrino de don Chico Castro hombre valeroso y de mucha serenidad Toña Castro ejecutó satisfactoriamente su misión, entregando en la Bahía de Culebra en Costa Rica, el buque a Fernando Larios¡ encargado de conducirlo a Son Juan del Sur junto con Pinel

Larios dejó el buque al día siguiente solo, al mando de su capitán y bajó a tierra a proveerse de 01– gunos víveres El capitán entrando en sospechas de que lo que llevaba no era material de bucería¡ registró las cajas y comprobó sus sospechas Inmediatamente levó anclas y se volvió a David, en donde dio parte al Gobierno de Colombia, quien mandó capturar el buque y decomisar el armamento

Calderón se embarcó inmediatamente en su per– secución, en uno goleta de Pinel y logró alcanzar el vapor anclado en David¡ y cuando ya había logrado hasta enganchar como jefe del buque al General Alfonso Valle, apareció el vaporcito armado del go– bierno de Colombia que venía a capturarlo y conducirlo a Panamá

Mientras tanto ya se habían dado las órdenes poro levantarse en Managua, Jinotepe y Matagalpa el

17 de Septiembre de 1897 El General Páiz con ele– mentos de Managua, entre los cuales se contaban los Elizondos, don Tomás Martínez, Leocadio Morales,

Miguel Cárdenas, etc, pasaron por tierra por Rivos en

espera del armamento que debía llegar a San Juan del Sur

Funesto desenlace de los movimientos políticos y militares, que obran sin cohesión y sin disciplina En esto tuvo mucha responsabilidad don Pedro, pues hizo pI escindencia de elementos conservadores para dirigir las operaciones él solo Por supuesto, todo el peso de las inculpaciones del fracaso cayó sobre Pedro y Ma– nuel Calderón

Al salir Pedro Calderón de Son José, poro Punta– renos, con polainas¡ casco inglés y una blusa casi militar, llegó adonde él Alejandro Cantón y le dice Pedro, vengo en nombre de mis amigos a preguntarte dónde vas? -A la m ,le contestó y lo dejó Yo quedaba en San José para cuando él me pu– siera un telegrama en clave, diera los órdenes del le– vantamiento a Managua, Matagalpa y Jinotepe Apenas hubo llegado el vapor con las armas a Culebra¡ me puso el telegrama convenido, y yo dí en clave las órdenes, las fatales órdenes, a Nicaragua Manuel Calderón pudo rescatar el buque que ha– bía salido con una garantía fuerte a Pinel, que fue depositada) en la casa comercial Quelquejau lo que originó un pleito judicial repugnante

Los conservadores hicieron que el doctor Cárde– nas se apersonara como dueño del depósito que estaba en manos de Quelquejeu, y entablaron demanda con-; tra Manuel Calderón Como este había sido el que

llevó o coba los arreglos del buque y la garantía, no era fácil que a una persona como a Manuel le ganaran la partida

En efecto, al pobre doctor lo colocaron en una situación desventajosa desastrado, al perder la de– manda

Ante don Rafael Yglesias Pedro perdió toda influencio y don Rafael se entregó de lleno a los Cha-

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