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« Previous Page Table of Contents Next Page »entre el concepto y las tasas de crecimiento de los distintos paísesl necesidad de precisar la conexión entre el principio de "equidad" y el concepto del desarrollo equilibrado 1
La fa1±a de un acuerdo centroamericano sobre una definición suficientemente precisa y funcional del desarrollo equilibrado, hace que al presente no resu1±e adecuado tratar de usar la noción como base segura para construir sobre la misma la programación regional o la de determinados se~tores de la integración, o bien la formulación de. polUi– caS preferEmciales de financiamiento de, pro– gramas y proyectos.
Mientras no se convenga en una defini– ción concreta del desarrollo equilibrado, el concepto tendrá utilidad general y orienta– dora, pero esencialmente habrá que recurrir, en la elaboración de programas y políticas regionales, a proced~~entos d.e hábiles ne– gociaciones que concihen raCIonalmente y
con base técnica los diferentes intereses, den– tro de un ambiente de sincero centroameri– canismo.
Permítaseme ahora aprovechar esta o– portunidad para hacer algunas observacio– nes sobre los conceptos del desarrollo y del subdesarrollo. Ambos son términos agrega– tivos o globales. No se refieren sólo a·detei– minados grupos o áspectos aislados, ni a mi–
norías seledas ti priv:ilegiadas, ni. tampoco s6lo á los
seciores menos favorecidos. Los
40$ concepfos se refieren a la co;n:unidaden
llU totalidacJ, o a i~lS caracterí~±icas y Cl?mpor– tamientos generales dél conglomer.ado, o al grado de efiCiencia socio-'econórruca' de un país corrio expr.esi~n resul:i:i:lrife de 'su orga– ni;mción y esfuerzos nacionales'.
Por otra parie, tanto el subdesarrollo co– mo el desarrollo son ordinariamente inte– grales, de modo que, además de referirse a la comunidad en su conjunto, los conceptos se aplican a la generalidad de la si±uación
y de las actividades socio-económicas de un país.
De aquí que, en prinler lugar, el subde– sarrollo por lo general no sólo se concreta al área económica sino también a los aspec– tos de carácter social, político y cu1±ural.
Por ese mismo hecho, el desarrollo,- que es la contraparie del subdesarrollo, es, estric– tamente hablando, también integral, y de– be cOl'lsiderarse como un avance en todos los
órdenes de la vida en sociedad, y no sólo en el campo económico.
De lo dicho se desprende que no es lo mismo el simple crecimiento económico que el desarrollo socio-económico de un país.
El crecimiento económico sólo es un as– pecio del complicado proceso del desarrollo de un pueblo. Dentro de la relatividad e in– terdependencia de los conceptos de fines y
z:nediós, el crecimiento económico es un me– dio de alcanzar y asegurar la finalidad del bienestar producido por un desarrollo inte– gral.
Es relalivamente menos difícil lograr un crecimiento económico que un desarrollo so– cio-económico. Sin embargo, el asunto es tan complejo, que aun el simple crecimiento económico, para mantenerse de modo soste– nido denfro de un clinla de libertad y esta– bilidad política. y tranquilidad social,. requie– re grandes esfuerzos internos y cambios es– truciurales de orden económico y de tipo so– cial.
Ahora bien, si lo que ambicionamos no es sólo el crecimiento económico siño que :l:ambién el avance social, los esfuerzos in:l:er– nos y los cambios en las estruciuras socio– económicas iesulian todavía más necesarios para lograr esos objti!±ivos. . . ... . .
En consiSfencia con lo expuesto, qons~"c;Í~ ro que el desarrollo integral gebería defi– nirse' ese.ncialrriEmte en términos de los es– f.uerzos internos,! los· cambios estructurales
y de toda naturaleza que· se "requieren "haqer en un p~ís: para lograr tan~9' un cr<;:éinlien– to econ01T11CO sostenido y acelerado, como
~n progreso social adecuadamE;!n:l:e efectivo.
Planteado el asunto como esfuerzo pa– ra conseguir un progreso integral, resulta in– suficiente enfocar la integración y el desarro– llo con adi±ud exclusIvamente económica. Es indll:lpensable, además, acometer la gran empresa, impregnados de sensibilidad social
y de mística de superación.
Pongo fin a mis palabras, elevando mis votos por que la integración de nuestros paí– s.es llegue a ser una· realidad tan completa, que deniro de ella todos los centroamerica– nos podamos sentirnos protegidos por un mismo escudo, cobijados por una misma bandera, y regocijados nuestros corazones con los acordes de un mismo Himno Nacio-nal. .
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