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3. La Calidad de la Mano de Obra Presente

La calidad de la mano de obra presente y fuiura depende en sumo grado del apro– vechamiento que la población en edad esco– lar haga del sistema educativo. Hemos men– cionado anteriormente que el aprovecha– miento del sistema universitario es bastante deficiente y por lo tanto la incidencia que ello tiene en la calidad de la 'mano de obra disponible consti1uye otro punto 'Éiopre el cUéli debe meditarse.

Los resultados prelinúnares de la inves– tigación de recursos humanos mue/3tran que en el año 1963, de 3,816.000 personas qué componían la fuerza de trabajo qe Centro América, solamente 21.600 tenían nivel uni– versitario. En términos relativos, esas 21.600 personas representan nada más que el 0.57 %

de la fuerza de trabajo. La situación es ape– p.as ligeramente superior en la India en 1955

. 'Y está muy lejana de la condición de los paí– ,,ses desarrollados como Japón, que tenía el

~% en 1959 y los Estados Unidos de Nor±e– américa que .l:enían el 7% de su fuerza de trabajo con nivel superior en 1960. La dife– rencia con respedo a Italia en 1951 es me– rtor, pero aún así considerable, pues en este país el porceniaje alcanzaba en ese año a un

2 %

; dentro de los cinco países existen 3 di– ferencias significativas, Cosia Rica tenía en su fuerza de trabajo el 1.43% de su pobla– ción econónúcamente activa en nivel supe– rior, en ianto que los otros países sólo alcan-

truciuras. Uillizando una relación símp1e que nos permita contar con una medida de variabilidad del grado de eficiencia, para comparar las universidades, encontramos que la relación entre egresados y matrícula en el año 1964, era apenas de 5.6 egresados por cada 100 alumnos matriculados. Si con– siderarnos la diferencia entre universidades, nos encontramos que en algunas de ellas eS– ±a relación es apenas superior al 3 %

Sola· mente las Universidades de Costa Rica, :Nica– ragua y El Salvador sobrepasan el promedio de la región. La de Costa Rica tiene un por– centaje que representa casi el doble del pro– medio regional y con un nivel semejante se encuentra la de Nicaragua.

Si dividimos la matrícula y los egresa– dos que han salido del sistema por carreraS científicas y no científicas, nos encontramos que el rendimiento en el área científica es más elevado que en el área "no científica". La relación egresados-matrícula, en la prime– ra es de 6.9%, en tanto que en la segunda, es apenas de 4.7%. La diferencia es muy sig– nificativa y si se analiza por universidades, en todas ellas siempre la rama científica es superior a la no científica, pero se da el caso de una universidad en que la relación de egresados-matrícula, alcanza sólo a"1.7 % en la rama no científica. Desde el punto de vis– ta de la formación profesional esta relación es muy ímportante, porque si continuamos en un futuro manteniéndola, no sería posi– ble definitivamente llenar los requerimientos que el desarrollo económico de la región exi– ge del nivel superior. Si no se inducen cam– bios para modificar estas relaciones y las uni– versidades continúan corno lo han venido ha– ciendo en el período histórico, estas relacio– nes apenas sufrirían modificaciones insigni– ficantes.

Para la región, la relación egresados– matrícula sólo se habría modificado entre 1964 y 1972 de 5.6% a 5.7 % , sea una varia ci6n insignificante. Sin embargo en las ca– rreras científicas se registra una ligera mejo– ría al variar en el período mencionado de

6.9% a 7.5%, pero en las "no científicas" la situación se mantiene prácticamente estática, e incluso se da el caso de algunas universi– dades en las que es.l:a relación se deteriorará notablemente si no se producen cambios in– ducidos. Estas simples cifras sobre relativos, nos ponen de manifiesto el agudo problema que plantea el mantener el sistema sin cam– bios, especialmente cuando ello implica la imposibilidad de llegar a producir la canti– dad suficiente de profesionales.

Es interesante hacer notar dentro de es– tas causas concomitantes, que el fenómeno registrado con el profesorado universitario es bastante similar en las cinco universidades. En todas ellas, más del 70 % de los Profeso– res son de hora y l<;,s que se dedican a tiem– po completo y medio tiempo, son realmente

tan il1,significantes, que no merecen mención especial.

Si tomamos en cuenta los costos a que se está produciendo la educación de nivel su– perior en América Ceniral, observamos que la diferencia enfre universidades es bastante considerable, fluciuando desde $ 285 hasta

$ 650 por estudiante matriculado. Estos da– tos sin embargo apenas dan una idea de la variación y magnitud de los costos a nivel regional. Lo más importante es conocer los costos a que se produce un graduado, no sólo por universidades sino también por carreras profesionales, Estos son tan elevados hoy, que nos invitan a meditar muy seriamente sobre los cambios radicales que deberemos hacer en el futuro para mejorar la eficiencia en el nivel superior.

No es mi intención en esta ocasión en– trar a considerar cifras absolutas por cuanto ellas saldrán próximamente en una publica– ción final de los resultados de la investiga– ción de recursos humanos, pero sí quiero mencionar algunas cifras relativas, para que se aprecie la magnitud del problema, espe– cialmente para ayudar a fijar un poco más la atención en los aspecios que seguidamen– te vamos a mencionar,

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