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« Previous Page Table of Contents Next Page »fivos de la Integración Económica del área. En este programa se aúnan actividades de eminente interés social con las qué son pro– pias del desarrollo económico, ya que la construcción de viviendas no sólo viene a re– solver un ingenie problema de techo y esta– bilidad para un gran número de familias, sino que también se activa con ello la eco– nomía nacional mediante inversiones direc– ias en esie sedar, al par que se amplía di– rectamente el mercado de la industria de construcción y de sus derivadas.
Analizadas en esta forma los tres gran– des campos de operaciones activas del Ban– co, sólo resta reseñar su labor, en cuestiones que atañen a su papel corno órgano activa– dor del Programa de Integración, en gene– ral. Entre éstas, destaca la acfividad recien– temente iniciada por la Institución en la pro· moción de las inversiones produclivas. El Banco ramifica esta función en dos líneas si– multáneamente de acción, a saber: los estu– dios que viene realizando del mercado de capitales del área, con miras a presentar oportunamente recomendaciones para apro– vechar en mayor grado los ahorros genera– dos hacia su inversión producfiva y para au– mentar asimismo los incentivos hacia una más alfa tasa de formación de capital. Po– sibles regulaciones para el funcioflarniento de bolsas de valores, para la creación de nuevas instituciones de ahorro y capitaliza– ción, e±c., son objetivos de nuestra investi– gación.
Con fado ello se espera logr<;l.r que los ahorros aumentados de la coleciividad es– tén más fácilmente disponibl~~ para la capi– talización de nuevas empresas y Pl3ira la ::u:n– pliación de las existentes, rrtediante opera– ciones de valores en mercad0s ordenados de capital. . , . " "
A esta mayor masa de recursos disponi– bles de capí±al, deberán SUmarse 1!3:~. inver– siones extranjeras que vengan a 90mplemen– tar la capacidad de capífalizaciórl, :int~rna, a fin de producir un ascendente. ritmo de de–
sarrollo económico en la región. Hay que tomar en cuenta, a este respecto, que Cen– troamérica requiere urgentemente elevar el flujo de capital extranjero, si pretendemos lnantener un ritmo de crecimiento económi– co compatible con las metas señaladas en la Carta de Punta del Este y con los objeti– vos del Programa de Integración Económica.
Contrario a lo que a este respecto se cree comúnmente, la tasa de inversión extranjera en Centroamérica está por debajo del prome–
dio latinoamericano. Además de ello, aún en los años recientes, sólo el 47. de la mis– ma ha sido dedicada al desarrollo de manu– facfuras en Cen±roamérica, mientras que su mayor parte todavía es atraída a los campos tradicionales de la explotación agrícola y minera.
Es por ello que el Banco dedica esfuer– zos especiales, no sólo en pronlover las in– versiones domésticas, sino también en atraer del exterior una mayor corriente de capita– les. No corresponde al Banco, sin embargo, sentar polílicas de preferencias o priorida– des sobre los campos en que la inversión ex– tranjera debería de canalizarse. Esta es ma– teria de las autoridades nacionales y de los órganos de política regional, vale decir, del Consejo Económico. Aspira el Banco, sin embargo, aportar a dichas autoridades el acopio de su e;xperiencia propia para la me– jor solución de este problema.
Dentro de esta línea de acfividades, el Banco canaliza asimismo estudios sobre la forma de activar el turismo en la región, con~
siderando que ésle es un campo promisorio que, bien planeadO y ejecutado, podría rá– pidamente contribuir a una corriente mayor de divisas hacia el área. Un activo turismo activaría la economía regional y tendría efec– tos especialmente favorables Para mitigar los problemas de balance de pagos que aho– ra existen o que puedan agudizarse en el fu– turo, a medida de que la denlanda de bie– nes importados crezca a una tasa mayor, a tono con el rápido crecimiento de la región.
Enunciados en esta forma los canlpos de actividades más importantes del Banco y en relación con los fines del Programa de Inte– gración y con los no menos importantes de la Alianza para el Progreso, réstarne sola– mente contestar a mi propia pregunta del por qué de la existencia del Banco Centro– americano.
. ' y es que esta pregunta, según he nota– do, es quizá la clave de su perdurable vida
i Il stiiliciona1. ¿Es necesario· el Banco, con– tando con tan variados organismos finanéie– ros nacionales, internacionales 'y É;]lxtranjeros? Mi r e s p u e s t a es claramente' afirmativa. Mientras Centroamérica esté embarcada en un activo programa de integración económi– ca cuyos objetivos sean la formaCión de una comunidad económica de naciones, o la uni– dad política perseguida tesoneramente a tra– vés de nuestra tumultuosa historia, hay ra– zón y necesidad de un 01 ganismo financiero
regional que promueva el desarrollo econó– mico y los fines del Programa de Integra– ción, con independencia de intereses locales y con las miras puestas en la más pronta rea– lización de tan elevados fines.
En los cuatro años que tiene de vida, nuestra organización ha crecido vertiginosa–
mente. Esperarnos que en los años próxi– mos, Cen±roamérica cuente con un Banco va– rias veces más ampliado para beneficio de todos y de cada uno de los países de ésta, a veces trágica, pero siempre bella y querida porción de América.
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