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« Previous Page Table of Contents Next Page »tudiar justamente esos brotes, y acamparon cerca del río.
Una mañana Boshell fue s la selva con
unos leñadores, pues quería ::. ~coger mosqui–
tos; esiuvo saliando un raio para traspirar,
se sacó la carrLisa y se sentó en un tronco,
esperando que los mosquiios se posaran en él, pero no picaban. Boshell se puso la ca– misa y estaba por irse cuando uno de los le– ñadores griió que iba a caer un árbol. Bo– shell se hizo atrás para observar la lenta y tiesa inclinación del gran árbol, luego su caí– da veriíginosa a través de la vegetación me– nor y su estrepiioso arribo final. Los rayos del sol se filiraban por el hueco que había quedado en la bóveda de ramaje y, de las ramas alias del árbol caído, surgió una nu– be de mosquiios azules que revoloteaban al– rededor de los sudorosos leñadores. Boshell cogió algunos de ellos: spegazzinli! spegazzi– nli en grandes caniídades.
Así se descubrió que los spegazzinii, re– lativamenie raros en el suelo de la selva, existen en enjambres en las bóvedas frondo– sas de la selva, donde viven también los mo–
nos.
Epidemiología de la fiebre
De esta observación, y de muchas que
le siguieron, vinieron los últimos nla±eriales
necesarios para construir una sólida teoría
acerca de la epidemiología de la fiebre ama– rilla selvática. Se trata primordialmenie de una enfermedad de los monos que viven en la bóveda de la selva; son infeciados por la picadura de varias especies de mosquiios, siendo uno de los principales delincuentes el "Haemagogus spegazzinii". El ciclo se mantiene del mono al mosquiio, y de vuelia al mono, pero pueden intervenir los hom– bres que van a la selva. particularmente si su trabajo perturba las copas de los árboles. Si un hombre p'icado por un mosquiio infec– tado vuelve entonces a una ciudad donde existe "Aedes aegypti", puede iniciar de nue– vo el ciclo urbano del hombre al mosquiio y de éste al hombre.
La fiebre amarilla urbana va de ciudad a ciudad con los movimientos del hombre. Se supone que la fiebre amarilla selvática no se disemina tanio por la migración del mono huésped, pues los monoS tienden a per– manecer en un lugar, sino por el iraslado de los mosquiios. Los veciores de la fiebre ama– rilla, corno ha sido demosirado por Oitis L. Causey, un investigador de Carolina del Sur, pueden volar disiancias considerables, pero a juzgar por la velocidad con la que se ex– tiende la fiebre amarilla por la selva, ahora se piensa que los mosquiios infeciados, que viven en lo alio, en la bóveda de la selva, son cogidos a veces por corrienies de aire as– cendentes, llevados bien arriba y transpor– tados luego por el vienio que los deja caer en oira parte de la floresta; si esio es exacio,
explicaría el tipo de infección en seciores ais– lados e irregulares.
La Fundación Rockefeller, ya resuelio el misterio de la fiebre se1'lrática, cerró sus ia– reas de campaña en Colombia en 1942. Bo– shell pasó los años siguienies organizando el Inslliuto Nacional de la Salud en BogOiá y la :Rscuela de Salud Pública Rockefeller, pe– ro exirañaba la selva y el campo. Cuando la fiebre_ amarilla cruzó el canal y el Dr. So– per le pidió que ayudara a calcular su burso
septel:J-J:r~onal; fue la vuelia a la selva para el docior Boshell.
IV
Instituto Memorial Gorgas
En la ciudad de Panamá, a solo una cua– dra del Pacífico, Se encuentra una agradable y antigua mansión, que hace algunos años fue convertida en oficina ceniral y locales de trabajo del Insiiiuto Memorial Gorgas. Los laboraiorios del piso alio están revestidos de bibliotecas que contienen una miscelánea de texios científicos, ±omos de filosofía, obras de misterio, de vaqueros y los escriios de Edgar Rice Burroughs; alineados en el suelo hay caniimploras, cajas para embalar, pÉljaros embalsamados, mosquiferos, mochilas, fras– cos con hígados de mono para análisis y con
"pemrnicán" * para conSUlnO, linternas eléc..,
iricas, espaldares de madera sobre los que se amarran las mochilas y velas. El efedo que éausa es el de la Sección 14 de los Boy Scouis acampados en una biblioteca públi– ca, pero el Instiiuio Memorial Gorgas es una de las mejores organizaciones de investiga~
ción del mundo, dirigido por algunos de los más indomables e imaginativos hombres de ciencia que jamás hayan hecho ié en una– probeia.
Cuando la fiebre amarilla cruzó el canal, uno d" los eniomólogos, el Dr. Harold Trapi– do, se 'puso en campaña para averiguar algo más acerca de las circunsiancias relaiivas al gran salio de los mosquiios. Las pruebas de inmunización sanguínea indicaban que la enfermedad se había aproximado al canal, en oiras ocasiones, llegando una vez hasia los cuarenia y cinco kilómeiros, sin cruzarlo. Trapido quería descubrir qué es lo que ha– bía sido diferenie esia vez.
Después de cuairo años de esiudiar a la población de mosquiios de la bóved!l selvo– sa del isirno, y revisar los regisiros -rrteieoro– lógicos, Trapido sugirió una hipóiesis c¡:ím– plicada pero convincenie, que muy simplifi– cada es corno sigue.
.$ Mezcla preparada con calne vacuna deshidratada, pasas de uva, grasa y azúcar, utilizada por exploldoles como
alimento concentrado. (N. del T.).
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