This is a SEO version of RC_1965_04_N55. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »Fiebre amarilla
Fue a Santo Tomás esa tarde, llevando consigo una platina de microscopio con una prel?aración de un hígado típico de Fiebre amarilla, que había obtenido unos años an– tes. Corno el patólogo había salido, el coro– nel dejó la preparación en la mesa del labo– ratorio. A la mi3-ñana siguiente el coronel Elíon volvió al l;lospital; el patólogo tenía una preparación en el microscopio y le pre– guntó al coronel si él pensaba que era fiebre amarilla. Según dijo después Ellon, "era lo mismo que pedirme que identificara una lu– na llena en un cielo estrellado".
El patólogo todavía no estaba convenci– do; indicó similitud con ciertas lesiones de hepatitis, de manera que el coronel le llamó la atención acerca de la preparación que le había dejado la tarde anterior. El patólogo estudió la preparación por un tiempo con su
microscopio; pocos minutos después llamó de
nuevo a Elíon y le dijo: "Vea, dígame so– lamente por qué éste es un hígado de fiebre
amarilla" .
Ellon indicó los signos típicos de la fie– bre amarilla y expresó "Son muy difíciles de
confundir con ninguna oira cosa. Por eso
es que le traje esta preparación".
El patólog-o replicó: "Pero ésta no es su preparación; es otro caSo mio que Ud. no ha visto todavía".
"Pues bien", dijo el coronel, "entonces
tiene dos casos de fiebre amarilla".
En realidad tenía más de dos. Mues– tri3-s de iejidos hepáticos tomadas del prime– ro, cuarl0 y quinto casos fueron enviadas por vía aérea, de inmediato, a la Escuela' de Gra– duados y de Investigación Médica del Ejér– cito, en Washington, D. C., y al Laboratorio Rockefeller en Río de Janeiro. Ambos la– boratorios devolvieron informes diciendo que
los tres especím.enes eran positivos.
la selva infectada
Investigadores sobre el terreno fueron a Pacora para averiguar los i3-ntecedentes de los casos. Los de un hombre al que llama– remos Tomás Rosales eran típicos: vivía y trabajaba en un establecimiento agrícola, a un kilómetro y medio al Este del río Cabra,
el establecimiento consistia en un claro en
la selva primitiva. Había estado trabajan– do en el campo de arroz cercano al margen de la floresta cuando se enfermó; después de tres días de enfennedad fue admitido en el hospital, donde murió dos días más tarde. Los investigadores se enteraron de que otras varias personas de la comunidad ha– bían sufrido una afección similar, durante el período en el cual habían muería los cinco hombres; Se informó que algunos habían te– nido ictericia, y dos, vómito negro. Ade– más, tribus de monos aulladores, que pue– den transporíar el virus de la fiebre amarilla
en su torrente sangu\neo, habían sido vistas cercanas a la aldea en la época del brote, pero desde entonces habían desaparecido.
Y!!t no podía haber duda de que era fie– bre amarilla. Toda la república y la Zona del Canal estaban amenazadas. El 15 de Enero de j 949 se celebró una conferencia de emerg-encia en el laboratorio de la Junla Sa– nitaria, en la ciudad de Panamá; estaban presentes todos los funcionarios de salud pú– blica de la Zona del Canal, las fuerzas arma– das y la República de Panamá, así corno dos asesores internacionales de la Oficina Sani– taria Panamericana y Oficina Regional de la OMS. Convinieron en un programa unifica– do, actuando como coordinador el Dr. H:. O. Courtney, ahora director de zona de la OMS en Río de Janeiro.
Contra los mosquitos
Las medidas que se lomaron incluían
estudios inmediatos para determinar en cuá–
les áreas estaba activo el virus de la fiebre amarilla, y la dirección en la cual se exten–
día; la pulverización con insecticidas eOl1.±ra
los mosquiíos que transmiten la enfermedad
en las áreas urbanas, y la inrrtunizaci6n de
tantos pobladores canto fuera posible.
El Congreso de Estados Unidos se apre– suró a aprobar una partida de seiscientos mil dólares para ayudar a financiar la cam– paña. El dinero fue utilizado en un progra–
ma d.e vacunación ge:q.eral. Mientras se es~
taban reuniendo los materiales para la cam–
paña en toda la nación, equipos ele vacuna–
dores e inspectores de mosquitos estaban siendo preparados por perilos de la OSP. Se inmunizó a los habitantes de las ciudades de :Panamá y de Colón, donde vive la mitad de las seiscientas rnil alretas de la república, así como al personal de las fuerzas armadas en la Zona del Canal y a la población rural del área donde habían ocurrido los casos de fie– bre amarilla. Todos los aviones que llega–
ban y salían eran revisados para verificar si
fenÍan ITIosquitos y eran pulverizados con
'DDT.
Vacunación general
Durante la campaña de vacunación de
todo el país, que duró seis meses, fueron tra–
tados cuatro de cada cinco panal'neños. Los equipos utilizaron toda fonna de transporíe posible, incluyendo aviones, helicópteros, lan– chas a motor, piraguas, caballos y viaje a pie. A fin de llegar a los indios guayntis,
que son aprox\madarnenie Ul.'1.0S ires ITI.il, en
las pendientes septentrionales de las monla– ñas en la provincia de Bocas del Toro, fue necesario que el equipo .mé<;'lico efec1uara un viaje por mar de doce horas en un remolca– dor, hasta la boca del Cricamola, luego ir tres horas en lancha a motor subiendo el río, trasbordar a una piragua y viajar en ella
-17_
This is a SEO version of RC_1965_04_N55. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »