Page 8 - RC_1965_03_N54

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República enlazada por el alambre telegráfico, puesta por este medio en instantánea comunicación con las Repúbli· cas de Centro América y unidas entre sí las principales poblaciones de todos los departamentos? ¿Qué pansa· fían al verse transportar rápidamente de las cercanías de León a COi into, pasando por el departamento de Chinan.. dega, en vagones cómodos y de primera calidad? Pero lo que más los sorprendería, como nos sorprende a naso.. tros que estamos acostumbrados a seguir con el pensa.. miento el movimiento creciente de los progresos humanos, es el ver a nuestro país en instantánea comuni.. cación, por medio del cable submarino, con todo el mundo civilizado. Pensar que Centro América hace poco, casi ignorado de los países! e ignorando lo que en ellos pasa.. ba, va a informarse diariamente de los sucesos más im– portantes en los grandes centros de civilización de ambos hemisferios, sintiendo, ,por decirlo así, las palpitaciones de la humanidad, es ciertamente en alto grado satisfacto– rio y excede con mucho a las más grandes y legítimas as– piraciones de los amantes del progreso.

Decimos esto, porque ayer no má's, en 1876, cuando Nicaragua, atravesando una de las crisis más peligrosas, inició los trabajos del telégrafo y del ferrocarril, muchas personas de las más competentes y autorizadas, de expe– riencia y que han viajado por los Estados Unidos de Amé· rica y Europa.! decían y repetían en voz alta, que Nicaragua no estaba preparada para tales progresos¡ y sin embargo, ellos se han realizado con gran satisfacción de la genera.. lidad, y hoy los más incrédulos y pesimistas se preguntan sor,prendidos ¿cómo hemos podido vegetar por tanto ';iempo sin disfrutar de tales beneficios y qué hiciéramos si de la noche a la mañana, por una fatalidad, nos viése– mos privados de ellos?

Por fortuna no hay el más pequeño temor de que es– to suceda: la ley del progreso, como todas las demás leyes naturales, es ineludible y tiende al desarrollo inde– finido. Pudiera sí entorpecerse la marcha progresiva del país por falta de cordura de parte de los nicaragüenses¡ pero consideramos remoto que llegaran a olvidarse las duras lecciones de la experiencia, recibidas en las épocas de nuestros desórdenes, y que se desconociera que la vía de transformación en que hemos entrado se debe princi– palmente a la confianza en la paz pública y a la pureza en el manejo de los intereses nacionales, que es consecuencia inmediata de un orden bien establecido. Si se quiere que el pars dé pasos más grandes y rápidos en la vra de los adelantos, conviene que se guarde la mayor circuns– pección de parle de los Gobernantes y de los gobernados. los primeros no deben olvidar un momento que 'son ad– ministradores de intereses ajenos: que el país ha deposi– tado en ellos todo su poder para que promuevan su bienestar y engrandecimiento: que son mandatarios de un pueblo libre, y que no deben contrariar ni sofocar sus legítimas aspiraciones. Los gobernados, por su Iparte, han de tener siempre presente, que deben a la autoridad que han constituido respetos y miramientos, y sumisión y

obediencia a todas sus disposiciones legales. Los parti– dos de oposición debieran organizarse y prepararse para llenar cumplidamente la misión patriótica que les toca

,desempeñar en todo pars civilizado. Un partido de opo– sición no es lo que cree el vulgo ignorante, sin educación

y sin principios, un gremio de hombres apasionados, mal_ dicientes, vociferadores contra los Gobernantes, dispues_ fas a censurarles los aefos más inocentes y aun benéficos

y a tenderles lazos en que caigan para producir un des: concierto. No¡ un partido de oposición propiamente di– cho tiene una misión muy distinta: su encargo es quizás más elevado que el puesto mils encumbrado de la Admi. nistración: es el de contribuir de la manera más eficaz al meior gobierno de la República, mediante una fiscalización decorosa y concienzuda de todos los actos de los agentes del poder.

De este modo, recordando a los funcionarios ,públicos el deber en que están constituídos, corrigiendo sus des. vías involuntarios o intencionales, y aplaudiendo sincera_ mente los actos que de un modo manifiesto tiendan a l. promoción de los intereses generales, una oposición ilus_ trada y patriótica va marcando el rumbo hacia donde deben dirigir la nave del Estado los encargados de gober. narla, para que no sé estrelle contra los escollos y arreci_ fes que la cercan: así también sirve de freno a los avances del poder y salvar a los Gobernantes de las exigencias y exagel'aciones de los que se llaman sus amigos, que son, por lo regular, los más peligrosos enemigos del orden

~stablecido. Si los Gobernantes se penetran de su ver– dadera misión que no es imponer a los pueblos su pecu– liar modo de ver, sino desarrollar sus intereses y proteger sus legítimas aspiraciones¡ y si la oposición, inspirándose en sentimientos patrióticos, ocupa el alto puesto que le corresponde como encargado de defender los intereses nacionales, no debe dudarse que la paz y la confianza se conservarán inalterables y que el país continuará sin tro– piezo, el movimiento progresivo que ha emprendido.

Nosotros creemos que la garantía de un buen Go– bierno depende principalmente de la cordura de sus opositores. Si la oposición es decente, ¡patriótica y desin– teresada, sus censuras, críticas y advertencias serán el mejor consejero para un Gobernante pundonoroso, y de seguro hará que los intereses generales sean sabiamente

y con pureza administrados. Pero si por el contrario es ciega, brutal y desatentada, no hará más que presentar al pars ante el mundo civilizado como un pueblo salvaje e ingobernable, enemigo y por tanto indigne de la civiliza– ción y agotar la paciencia y el espíritu conciliador de los hombres llamados a gobernarnos, estimulándolos, con aplauso de muchos a quienes fastidian ya los excesos de. magógicos, a que se lancen, como en otros países de AI'l'lérica, por el camino de la arbitrariedad y de la tiranla, que es la manera más fácil y cómoda de gobernar.

Esperamos confiadamente en que los nicaragüenses, haciendo un llamamiento al buen iuicio que ha venido caracterizándolos, y al cual se deben en mucha ¡parte los progresos adquiridos y las consideraciones y simpatías que el pars se ha conquistado de los otros pueblos, qué no darán, con un comportamiento ¡nconsulto, margen para que la República retroceda ni una sola línea en el camina de libertad y de progreso en que se encuentra.

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