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unda por (ostu Ric,u, Trinidud y México
lViUlIllllA'1f l.v.mlt«m.l\l
Clonistn de la Otganizacióll
Mundial de la Saluel
Un perro nica con rabia
Cuando en la primavet"a de 1956 se com– pletó un tram.o de la ruta Panamericana que unia Costa Rica y Nicaragua, varios pueblos
costarricenses que se encuentran enfre la
frontera Y San José la capital situada bien alto en las montañas, hicieron fiestas cele– brándolo. La gente que vivia a lo largo de la ruta esperaba con placer una corriente de turistas que se llevarian recuerdos agrada– bles y dejarían algo de dinero. Pero el trans– porte moderno hace posible el m.ovimiento rápido no sólo de personas sino también de enfe,,-medades. En algún momento de Julio, bajó erranfe por la ruta internacional un pe– rro perdido, llevando en su flaco cuerpo la diminuta semilla de la muerte más temida por el homb"e: la rabia.
El per'ro entra a Costa Rica
Costa Rica no había tenido un caso de hidrofobia por más de un cuarto de siglo. Las medidas precauiorias, vacunación de los animales caseros y confrol de los perros sin dueño, se habían relajado, y había crecido
~na generaci9n de médicos y de vé±erinarios
sin ha.ber sidó llamados ninguna veZ para tratar a un paciente atacado de hidrofobia. Muchos conocían poco más sobre la enferme– dad, que el hecho de que Luis Pasteur había descubierto una vacuna que limitaba su ame– naza. Tal vez unos pocos recordaban las descripciones de los textos, como la escrita en el siglo pasado por Pairick Manson, el pa– dre de la medicina tr<!lpical: "Los espasmos son de un carácter tan doloroso, que posible– mente excedan a todas las ofras formas de sufrimiento; por consiguiente, la vista o el olor o hasfa el ruido de un líquido son sufi– cientes para desencadenar un ataque. Cuan– do se hace un esfuerzo para tragar una pe– queña cantidad de líquido, es expulsado li– bremente, acompañado por un espasmo an– gustioso del esófago y de la laringe. La voz generalmente se hace ronca; los extra" ños sonidos emitidos durante la expectora– ción al iniciarse el ataque, han dado pábulo al concepto popular de "ladrar como un pe–
rro". Los ataques convulsivos se hacen Inás
y más pronunciados, hasta que un estado de parálisis lleva a la muerte".
Muerde a los perros ticos
Esfe, pues, fue el terror traido de vuelta
a Costa Rica, .despu~s de una larga ausencia, por el perro sm dueno. Costa Rica tiene una gran población canina; desde los primeros
días de la colonización, cuando las casas es–
taban dispersas y los extraños eran potencial– mente peligrosos, los dueños de casa han gus– tado de tener grandes cantidades de perros p.ara que les avisaran la aproximación de vi– sr±antes. Manadas de perros sin dueño va– gan por las calles de los pueblos pidiendo
~obras, peleándose entre ellos por' las carro– nas. El perro. ,sin dueño del Norte, según se
supone, se unJO a una de esas manadas en la
pequeña capital provincial de Liberia cerca de ciento veinte kilómetros al Sur de l~ fron– tera, y en un momento de frenésí mordió a
varios oiros perros. .
La hidrofobia se difunde solamenfe por la mordedura de un animal infectado y el vi~
rus de la enfermedad se introduce en las ,fi– bras nerviosas desgarradas por el mordisco tomándos.e un promedio de tres a diez semá~
l1.;as para incubar, aunque a veces IUuchó más
hempo. Lps perro~ mordidos empezaron a mostrar senales d~ ,ntranquilidad en Agosio·
la~aI]. s.us herida~, daban <:ie.ntelladas amos:
cas lneX1sten~es, er:raban s,in causa aparenfe,
chocaban contra los pbjetos; comían, cosas desusadas: géneros, palos, pi"dras; aullaban y algunas veces ladraban c:omo si algo se les hubiera quedado a~ravesado en la garganta.
n;ordía~ a 9±ro!; perros, Y así se extendía eí
Clrculo ,nfeccioso, pero nadie Jo notó.
Un perro tito muerde a niños de Libería
_ El 31 ,de OC±u~re, ~n pequeño perro cas–
tano entro en un ]ardln de Iufan±es casi en
las afueras de Liberia, mordió a nueve niños
y escapó por la polvorienta calle. Era el úl– timo ~ia del añ~ escolar, y como ninguno de los Ch1COS pareCla malherido, el maestro les permitió que todos fueran a sus casas. La mayoría vivían en granjas fuera de la ciu– dad, pero un muchacho que habitaba en ella
f;.'~ ;levado al médico por su madre, que no–
iif~co a las al;tondades sanitarias, Un joven aS1stente to,,:o por su cuenta la investigación. Después de 1r ~ caballo, a las granjas. y ha– blar con los n1nos, llego a la convicción de que el perro que los había mordido estaba hidrófobo. También oyó hablar de otros ca– sos recientes de personas mordidas unas dos-
cientas, en conjunto. '
Las víctimas fueron sometidas al trata-
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