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« Previous Page Table of Contents Next Page »"When New England shall irouble New Spain"
que el Enviado ExtraordinaJ'io de los Esla~
dos Unidos anie Colombia' General Willia!'(l Henry Harrison, luego noveno presidenle de la gran nación, ha entrado diredamente en el complot revolucionario, y Bolívar lo ex– pulsa del lerritorio colombiano. Como frul0 de esas amargas experiencias el Libertador expresa en carta al británico Coronel Patri– cio Campbell que "los Estados Unidos pare– cen desiínados por la Providencia para pla– gar la funérica de miserias a nombre de la Libertad". (4)
Se cumplía así al pie de la leira el verso vaticinador del británico Sir Thomas Browne:
a
Cuél fue la reacción de los poetas hi~
panoarnericanos ante estos aconieceres poh–
ticos? Hemos rastreado acuciosarnen±e la
producción poética de esa época,.y no hemo.s podido encontrar nada que dehna la POSl– ción de ellos Sinembargo, el hecho de que Bolívar se queje de los "letrados" p.arece in– dicar que los intelecíuales ,?olombJ.anos es– taban influenciados por la ldeologla nolÍe-americana de gobierno. .
Hacernos la interrogación porque en d,– ferentes épocas los po,,:í~s hispano~me.ri?a
nos han tenido una decldlda vocaClOn CIVlca en sus canios. Duranle la Colonia aposíro–
fáron a los piratas, a Jos invasores ingleses,
cantaron las próezas de J os conquistadores
y aún de los indios rebeldes, feslejaron las bodas reales y los bautizos principescos. Es notable y anto16gico el soneto de Andrés Be 110 a la Vicioria de Bailén, quizás el mejor poema hispánico inspirado en. la ~~cha del pueblo español contra la domlnaClon napa· leónica.
Luego, lnienlras Bolívar ganaba ba±a– llas, los poelas le cantaban en lodos los io–
1105. Sinembal'go no se encuen1ra rastro al–
guno de poema cívi<.:o de la época posterior, de la época de la reorganización poHtica, en
la qt'e, como acabamos de ver, se enfren±a~
ban las contrarias ideologías de gobierno, y
en iodas las naciones recién creadas estana– ban las guerras civiles Apenas al final de la Silva a la AgriGuliura de la Zona Tórrida, de Andrés Bello, hay una rápida aunque so– lemne alocución a los pueblos hispanoame–
ricanos, incitándolos a que abandonen "la
desvastacián y lnili±ar insulto rf, Y encuenira
"la liberiad más dulce que el imperio", "y más hermosa que el laurel la oliva".
Estos concepios, atlnque virgilianos, no
dejan de ser lambién un poco vagamente jeffersonianos:
el prócer Santander. Los "letrados", corno les llamaba Bolívar, no apartaban sus ojos de Washington, de Jefferson, y de Rousseau. Esta insistente lucha, esía obstinada oposi~
ción a 'la voluntad de El Libertador y sus de–
signios políticos, arrancaba a éste amargas
críticas y hasta violenias cunenazas episto– lares.
Con su apasionado esillo dice en carla privada a 011'0 prócer colombiano: "Por fin han de hacer tanio los leirados que se pros– criban de la república de Colombia, corno hizo Platón con los poetas en la suya".
"Esos señores piensan que la voluntad
del pueblo es la opini6n de ellos, sin saber que en Colombia el pueblo está en el ejér· cito, porque realmente está y porque ha con– quistado esíe pueblo de manos de los tiranos; porque, además, es el pueblo que quiere, el pueblo que obra y el pueblo que puede; lodo
lo demás es gente que vegeta con más o me–
nOS malignidad, o con más o menos pa!rio–
tismo; pero todos sin ningún derecho a Sel
otra cosa que ciudadanos pasivos. Esta po–
lí±ica, que cieriamente no es la de Rousseau,
al fin será necesario desenvolverla para que
110 nos vuelvan a perder esos señores .
Piensan esos caballeros que Colombia está cubiería de lanudos, arropados en las chi– meneas de Bogotá, Tunja y Pamplona. No han echado sus miradas sobre los caribes del Orinoco, sobre los bogas del Magdalena, so– bre los bandidos de Patria, sobre los indó– mitos pastusos, sobre los goajibos de Casa– nare, y sobre todas las hordas salvajes de Africa y de América que, corno gamos, re– corren las soledades de Colombia". (2) En los Estados Unidos se debatía con gran interés y calor la clase de régimen que debiera adoptar Colombia, y Bolív¡;ir, y los principios por él sustentados, eran ",bjel0 de las más acerbas críticas. Bedford Hinton Wilson, noble militar inglés que hi..bía sido ayudante de Bolívar, le escribía:
"No he encontrado un solo nortearneri– cano que hable bien de V.E.; los peri6dicos que circulan del uno al otro extrelno de los Estados Unidos sólo hacen calumniar y de– nigrar los aetas y la reputación de V.E y de Colombia"
y Bolívar le contestaba: "Ouedo ente– rado de la opini6n que hay en los Estados Unidos sobre mi conducía política. Es des– gracia que no podamos lograr la felicidad de Colombia con las leyes.y costumbres de los americanos Usted sabe que esto es im– posible; lo misrno que parecerse la España a la Inglaterra, y aun más todavía". (3)
Cuando Bolívar enmedio de las desata– das coniiendas nacionales procuraba afian– zar un régimen de leyes ajustadas a su cd– ierio, ocurre la rebeli6n de uno de sus más queridos lugartenientes, el joven General C6rdoba, preclaro héroe de Ayacucho, quien recibe desastrada mueríe oscura. Al seguir un proceso de averiguaciones se descubre
~~23~
Oh jóvenes naciones que ceñida
alzáis sobre el at6nito Occidente de tempranos 1a\.u eles la cabeza. Honrad el campo, hOnl"ad la simple vida del labrador y su frugal llaneza,
asi iendrán en vos perpétuamenie
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