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« Previous Page Table of Contents Next Page »propietario que no quedara por puertas" (34) En
esta forma quedaron uniformadas II10s 11 voluntades en
los gobiernos de Granada y León Ordóñez quedó do– minando las dos principales ciudades del país
El Coronel Sacasa al asumir la Comandancia de Armas de Managua, formó una fuerza militar la cual sometió a un período de entrenamiento
El 27 de Julio una división de mós de mil leone– ses al mando de Román Balladares y José de Jesús Oselo y otra de seiscientos granadinos que había man– dado Ordóñez por Río Grande, al mando de don Fran– cisco Argüello y don Roque Souza, marcharon a atacar a Managua Se instalaron en el vecino pueblo de Na– garote a efecto de preparar el ataque
Sacasa al tener conocimiento de lo que se pla– neaba y sin esperar que fuera atacado su cuartel general, organizó sus fuerzas y se dirigó a Nagarote a hostilizar las fuerzas aliadas granadinas-leonesas Después de algunas escaramuzas, el jefe de los ma– naguas hizo una retirada, siendo perseguido hasta el río San Ramón Los aliados, creyendo haber logrado
una victoria sobre las fuerzas de Sacaso
l
se dispusieron
celebrarla al volver a Nagarote Emonces, Sacasa atacó nuevamente logrando desbandar las tropas alia– das, persiguiéndolas hasta Pueblo Nuevo Después de esto, contramarchó inmediatamente hacia el oriente con el objeto de preparar su ataque contra Granada
(35).
Los aliados que hablan permanecido va,ios días en Pueblo Nuevo, tuvieron noticias de que se prepara– ba ~n levantamiento popular en los barrios de la ciu– dad de León y que se pretendía además asaltar los cuarteles. Resulta que las gentes de estos barrios, principalmente las de San Felipe, estaban a favor de la clase conservadora y reaccionaria de la ciudad, debido a los vejámenes que hablan sufrido de los que soste– nían las ideas liberales, así como también por la ín– fluencia de algunos curas
En la madrugada del 6 de Agosto, las tropas leonesas levantaron el campo. Osejo se adelantó con un piquete de cuarenta dragones, llegó a León a las siete de la mañana, sacó de los cuarteles una numerosa escolta de infanterla y uniéndola a la partida que tra–
jo, marchó a practicar un reconocimiento al barrio de
San Felipe hasta la calle denominada la Palmita Reunidos con anticípación los felipeños se lanzaron sobre él, haciéndoles varios muertos, hdsta encerrarlo en el cuartel de artillería, donde lo sitiaron En la plaza principal había otro cuartel al mando del oficial Pedro Ose jo, pero éste, en vez de auxiliar a los sitiados, fraternizó con los sitiadores (36).
Al final de la mañana llegó a León el grueso de las tropas. El pueblo de los barrios que tenía sitiado a Osejo se retiró a sus casas Pero las tropas se des–
bordaron en saqueos, robos, abusos, etc
1
causando
gran terror y pónico entre los habitantes Sobre esto nos dice don Tomás Ayón'
"Los sucesos atentatorios del 6 de Agosto
colocaron a la mayor parte de las familidS de los barrios y del centro de la ciudad de León, en la necesidad de emigrar, tomando la dirección del Viejo y Chinandega, pueblos amigos que ofrecían bastantes gararitías. En León, como en Gro. nada, puso las armas en manos de los perseguidos el impulso natural de la defensa contra la feroz anarquía que se desbordaba, amenazando a la sociedad en general El Realejo, El Viejo, Chi. nandega, Chichigalpa, Telica, San Felipe, San Juan, El Coyolar, se levantaron en masa y trata. ron de organizarse para emprender la lucha tomando la ofensiva contra la plaza de León':
(37).
Por su parte Sacasa preparaba su ataque contra Granada Salió de Managua hciendo creer que se dirigía a Tipitapa, con el objeto de interceptar uno partida de ganado de las haciendas del Llano, dirigida a Ordóñez (38) En realidad Sacasa se había dirigido a Granada pasando por su Hacienda Tolistagua Ordóñez tuvo noticia de los movimientos de So. casa, mandando una compañIa al mando del Capitón Bárcenas con el objeto de observar los movimientos de las tropas de Managua Sacasa llevaba una fuerza de 900 hombres, decidió pernoctar en su haciendo, para atacar al día siguiente a Granada
Sin embargo, las fuerzas de Bárcenas ya se habían apoderado de las casas de la hacienda y cuando vieron a las fuerzas de Sacasa, empezaron a hacer un nutrido fuego contra ellas Sacasa lo primero que pensó fue que habla caído en una celada tendida por el mismo Ordóñez, no imaginándose que solamente era una pe. queña tropa la que lo estaba asediando Asimismo, los soldados de Sacasa creyeron que todo eso era pro– ducto de la brujerí'a de Cleto Ordóñez
El Coronel Sacasa, viendo el desorden que se ha– bía introducido en sus fuerzas, decidió retirarse a su cuartel general en Managua.
"Luchando con la absurda preocupación de una tropa supersticiosa, nos dice Ortega Aranci– bia, Sacasa trabajaba por reparar los quebrantos que había sufrido física y moralmente su ejército, para hacer otra carga sobre la plaza de Granada, poniendo en juego todos los arbitritos de la gue– rra para dar un golpe a Ordóñez y apoderarse por asalto del baluarte principal de los libres" (39).
Ordóñez por su parte y con el objeto de infundirle
más confianza a Sacaso hizo un movimiento falso ha~
cia Rivas, dirigiéndose en realidad a Nandaime E~
Diriomo dejó una columna grande con el objeto de pasar por ella cuando fuera necesario
"Sacasa, agrega Ortega Arancibia, cuando supo que Ordóñez estaba jugando gallos en Rivas, como éste había dicho, creyó que había logrado su intento de infundirle confianza, y marchó so-
(34) Ver Apéndice Documental, N9 5.
(35) Tomás Ayón, 1914, págs 164-5. (36) Tomás Ayón, 1914, pág. 165.
(37) Tomás Ayón, 1914, pág. 166.
(38) Francisco Ortega Alancibia, 1894, pág. 42.
(39) Flancisco Oltega Arancibia, 1894, pág. 44.
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