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« Previous Page Table of Contents Next Page »El método para extraer la broza de las minas es el de los tanateros, írabajadores cu. ya labor de íoda la vida ha desarrollado ma. ravillosamente su sisíema muscular. Estos hombres, por lo general, son indios de bellas formas, apacibles, industriosos y sumisos. La misma labor sería mucho más económica si se realizara con una pequeña máquina de vapor. Más de dos millones, se afirma, se obíuvieI'on de la mina de San Martín, mucho íiempo aníes de la revolución, lo que corres– ponde a más de treinía mil toneladas de bue– na broza, íomando en cuenía las pérdidas corrientes, y de una mina que apenas si tiene ciento setenta pies de profundidad. Este es sólo uno de los ceníenares de informes que se les da a los extranjeros que visitan las mi–
nas argenííferas de Honduras. El Sr. Squier describe la nueva mina Coloal, en el depar– tamenío de Gracias, corno producíora "de la sorpr",nderite proporción del 23.63%, u 8.475 onzas por tonelada de 2.000 libras!". Una descripción oral de la misma mina se me dio en Tegucigalpa estableciendo la producción de Colcal mucho mayor que aquella. Tales informes aparecen casi fabulosos, pero real– mente son verosímiles en Honduras, si a los aseríos de cientos de testigos presenciales de– be dársele crédito.
go, no le da crédito a este informe. El ad– mirable sistema de los viejos españoles en la compilación y regisíro de esíadísticas de las producciones y asuníos políticos de las ca. lonias, parece que desapareció con la cesa. ción del dominio hispano en América y qUe una falfa íoíal de daíos dignos de confianza impide hoy que Se obtenga una información veraz en cada ramo de la indusíria y, parti. cularmente, en el de la minería.
Aunque bajo el dOminio español salie– ron millones de la riqueza de las minas de Honduras, no debemos suponer que los mé– íodos de lrabajo en aquellos días eran me– jores o que las artes de la metalurgia esta– ban más avanzadas. El secreto de la gran producción se hallaba en el número de tra–
bajadores que se emplean para sacar y mo- De San Maríin nos fuimos el mismo día ler las brozas. Ha hecho falta desde un prin- a El Gatal, que apenas si queda a una milla cipio, maquinaria para extraer y pericia pa- de distancia, mina célebre que también es ra amalgamar y refinar, como se íiene ahora propiedad del señor Ferrari. A lo largo del en Alemania. Las ganancias de la minería camino vimos pinos de dieciséis a dieciocho de la plata en Honduras bajo el sisíema co- pulgadas de diámeíro y enteramente rectos. lanial de España aparecen en un informe ren- Parecían ser inmejorables para el madera– dido por el Director del Cuño de Tegucigalpa men de las minas, pero no se les usa para y publicado en 1828 por Henry Dunn en su ese fin, preferible el roble, que se puede ob–
obra sobre Guatemala, en la página 223. Es- íener fácilmeníe. A pesar de mi previa re– íe informe supone preseníar la caníidad de solución de no hacer un segundo descenso plaía y de oro amonedada en el Cuño en los deníro de la íierra, bajé y hallé en la mina quince años inmediaíamente antes y después del Gatal que las excavaciones eran más ex– de 1810. Niega que todo esto sea lo que las íensas y más imponeníes que las compara– minas han producido en ese período ya que tivameníe modernas de San Maríín. En un grandes cantidades fueron exporíadas, "así gran írecho se apartan ramales de galerías que de acuerdo con los cálculos de personas hacia la derecha y hacia la izquierda siguien– eníendidas, apenas si una décima paríe de do el curso de un lecho secundario de broza, los metales obíenidos duraníe los anteriores el que aíraviesa la vena más grande o per– seis años habrán pasado por el Cuño "La can- pendicular. Una de estas, llamada veta azul, tidad de plata acuñada en treinta años se está aparentemeníe conformada con la eatra– fija en 677.441 marcos, y la cantidad de oro iiEicación, como un lecho interpuesto enfre amonedada en 1 808 marcos. El valor íolal dos capas de arenisca, mieníras la otra, la del oro y de la plata acuñada de 1795 a 1825, veía principal es perpendicular. Todaa l~
es de $ 6,004.214.00. MI'. Dunn, sin embar- grietas de las montañas y, en consecuenCla
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El mayordomo se quejaba amargamen– íe de la falta de maquinaria y de íécnica en el laboreo de la mina, con lo cual su dueño estuvo de acuerdo y me ofreció la cuaría parte de la producción si yo, con mis pro–
pios conocimientos en la materia o con la asistencia de un buen químico, salval?a las
grandes pérdidas de plata y de azogue con 1& iníroducción dI' Un buen ¡¡>rocedimienfo luo¡;lerno.
La naturaleza ha hecho todo en Hondu– ras, el hombre, al menos el de la época ac– íual, no ha h1"cho casi nada. Una mina de plata en Connecticut o en J;)elaware, que rinda $20.00 de plata por tonelada, sería ~na
propiedad valiosa. Los alemanes írabaJan brozas de galena argentlfera que rinden so– lam",nte de $5.00 a $10.00 por tonelada y a pesar de este valor tan bajo no son impro– ductivas. En los Esíados Unidos se hacen grandes inversiones de capiíal en minas de una calidad inferior y Se construyen cami– nos para llegar a ellas que cuestan el doble de lo que prc;>l;>ablemente se requeriría para controlar el a~ceso a la
mina de Santa Lucia. Nuestra ignorancia sobre Honduras es la que nos ha privado de exploíar sus tesoros escon– didos e inúíiles. No pueden írascunir mu– chos años sin que esta ignorancia sea disi– pada por los relatos de los exploradores y que una nu",va fuente de riqueza se abra para el mundo.
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