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de repiiles y culebras, y los animales que

han sufrido su lTIordedura, se dice, para sal–

varse buscan el bejuco del guaco El cedrón

eS descubrimien10 rrtás reciente. Es una

nuez de corte parecido al del pino suave y,

se dice, es igual al guaco. Las semillas ele

okro, o almizcle vegetal, hechas una pasta y

aplicada como ca±aplasnLa o fragadas, y la

lanía conocida corno "eryngo", se tienen

fambién como eficaces antídotos para la mordedura de serpientes.

Me temo que los Padres Buenaventura y Murillo no siempre fueron ejemplos bri–

llanies para sus feligreses; él lo n'"lenos en la

noche del bolpochi en El 11eal mnbos dieroll lugar a que surgiela ial sospecha. Un gran ja'ro de aguardienle fue llevado a la casa

después de las ceremonias, supongo que COITt–

prado con el dinero de la colecia, y amane–

cía ya uuando los dos san10s hombres se re–

iiraroll a descansar, lo que hicieron con ape– lente descuido enlollándose cada uno, en

una poslura nada clerical, en una esquina

de la Gasa de adobe. Cerca del nlediodía

se despertaron y comieron en silencio una

pirámide de ±orJillas qne una indita sucia

les llevó.

Después de esre rardío desayuno, Víctor

y el ITluchacho del cura ensillaron los anirna~

les y salirnos hacia Punuare. Cuando dejá–

bamos el poblado nos alcanzó un indio que,

desde luego, en el nombre del Santísimo Sa– cramento del Aliar nos pIdió una limosna. El Padre me detuvo la mano cuando iba a sacar una rnoneda y le dio al indivíduo un poco de menudo diciéndole: "Hijo, aquí van dos reales". El indio apretó el regalo en su

puño y prosiguió su carnina. lbarno8 su~

biendo una empinada cues~ 8., cuando fUl–

11.108 de nuevo saludados desde lejos con dos escandalosos grifos de nuestro amigo el in– dio Casi sin respiración, se acercó al Padre

y le dijo: "Oh, Señor Padre, usled sólo me

dió un rea]" "Déjeme ver" replicó ±ranqui–

lamente el Padre conlando el cambio y co– mo si nada se lo echó en el bolsillo, dicién– dole: "Hijo, a caballo reg-alado no hay que buscarle colmillo".

Llegamos a la hacienda después de una muda carninaia porque el Padre aparecía

meditabundo, con un aire de decaimiento,

después de la pasada noche de alegría. Al

llegar desrnon±arrtos, iornam.os una .taza de café, nos fum.am.os un cigarro y nos echam.os

a dormir. Temprano del siguíente día des–

per±ó él, contento com.o una alondra y más

~ablador que nunca. Con±inuarnos nuesira

Jornada hasta La Herradura, donde arriba– mos a la caida de la noche.

M De nuevo fuimos recibidos por el señor

,:z~ y la Niña Benita, y después de una plahca amena y una pipa, me retiré a dor-

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mir con la mira de madrugar hacia T'elic"'-.

Cerca de la medianoche, un bullicio .treTILen–

do en el gallinero nos despertó y don Igna–

CIO con sus dos indios salió presto con hacho– nes encendidos a ver qué pasaba, y desde ahí comenzó vigolosa griterí.a, contestaba a intervalos con los alaridos de la Niña Benita que estaba senlada corno un fanlasma en su

cama La noche estaba fría y la demora en

enconirar sarape y mi rifle apenas lTIe

dio lugar a ver de soslayo un anim.al de pre–

sa que iba despacio subiendo una colina con

un gallo en la boca. Era un oceloJ:e que se

había abierlo paso bajo la choza Un dis– paro nada Jogró para delenerlo y pronto de–

sapareció de vista Mien.tras Don 19nacio

pasaba el resto de las gallinas al interior de

la uasa, lne dijo que esta era la tercera vi– sita de este anÍl"nal y que al deslizarse por

el boqueie le había dado dos tremendos gol–

pes en el lomo, por lo que su marcha era

lenta al esc"'-par.

En la mllñana salirnos para Tellca y al

paSéU" por San Roque, pararnos un poco para

que descansalan nuesl:ros cabal1os, y llega–

nl0S a la aldea a tiempo de acompañar al Padre Fiallos en su comida. Un niflO a la

puer.ta ±iraba flechas con una cerbatana, que averigüé era el Instrumento COll"1Úll para lna–

iar pájaros que usan los indios, cosiumbre que viene de sus antepasados. La caña hue– ca es g-enelalmenJ:e

COTI10 de cuatro pies de

longitud y se pule por dentro mediante un

uLu:ioso proceso. Se la carga CU11. una flecha envenenada, lo que asegura la muer±e ins· ±an±ánea del páparo que hiere.

En Telica habia un pequeño campo cul–

±ivado de arroz, que en OIancho crece sin ini– gación alguna A..penas hay máquinas para su beneficio; y así, con .todo y la forma em– pírica de su cultivo, es uno de los principa– les ariículos alimenticios Los granos son blancos y pequeños y, según creo, de la me–

jor calidad. Se cree que el arroz fue iniro– ducido por primera vez 'l cultivado en Olan– cho por el Señor Garay en 1829. Una espe– uie de la corteza del Perú (copalchil es tam–

bién abundante en ±odas par±es, y en .Ju±í– calpa, donde Se la conoce COTILQ "quina", se Ja rnas±ica por SllS supuestas virtudes como

febrífugo. Es probablemente la misma dro– ga que se exporia de otros paises tropicales bajo el nombre de "kínco" y del cual se fa– brica el sulfato de quinina.

El labaco se cultiva tanl0 en Tellca co– mo en los principales fundos de Olancho. Se

le siembra solo pal"a el consun'lO local, es±an~

do confinado su llSO al fum.ado de cigarrillos.

Es indígellR de Cenrro Arnérica V crece en al~

gunos lugares casi rivaljzando con la planta cul±ivada. El labaca silvestre, que recogen

los indios más allá de eaiacamas, probable–

lTIente se usó por un período inmemorial an-

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