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« Previous Page Table of Contents Next Page »(1) Pm el TIntado Clayton-Buhel, ~m5clito en 'Vnsf.1ingtoll el lO (11)
Abdl de 1850 entlc 103 Estados Unidas y la Gum Bletaña, se cstiPll16 entre otta,; cosas, fjlle los GúbicI'UOS de JOi países conttatant<:'s • no ejNcelún do–
minio alguno sable Nicalagull Costa Rica, la Costa Mosquitia o parte nlgu" mi de Cenho Amélica" V _Mont(dal, RC3efiu históxica, t VII, V 87
El Padre, que fue testigo ocular, dijo que
dos de eslas notabjlidades esluvieron en Ju–
Ecalpa en 1847. Uno de ellos puso sifio pa· 1"a conqujstar la mano de la señorl.ta Tere– sa, hija del señor Garay, bajo la impresión
eJe que la rnuerte próxiIna del viejo lo deja– ria duertO de la propiedad de la fmniJia, que se dividiría entre dos. La petición tuvo éxi–
lo. Una noche, bajo la inÍluencia inspira– dora del aguardiente, el galán se jactó en
claro inglés de su próxÍlna fortuna. y confesó cierlos planes deshonesios en cuanio a la do–
±e de la novia, frases que, desafor!unada– :rnente para él, fueron escuchadas por un ne– gro de .Jal11.aica qll8 habí.a sufrido las hru±a–
lidarles del "MirJter". El negro divulgó todo el plan a la ínuchacha, quien despIdió al
pérfido pretendiente. Por la noche los dos
aventureros hicieron un asalio a la casa del
seD.or Gara"!. Siguiendo el plan de los bu– caneros, desaHaron a la ciudad a media no–
che, annados de pistolas 'l de sables. Jnju–
ria.r en aquellos iiempos a un inglés, justa o
injusian,enle, bajo la farnosa politica de Mr. ChEltfjeld., era equivalen1e a exponer cual– quier lugar al bombardeo de la flota inglesa, y aunque el pueblo estaba bastante exaspe–
rado, s-e
abGtuvo de malar o de herü" a los agresores
Casi a la rnedjanoche, el Cornandan±e J\~i
lilar Don Francisco Zelaya llegó a la ciudad desde una de sus haciendas. Al saber del
alboroto, se presentó en el lugar y sin vaci– lación alguna desmontó V. desannó a la pa–
reja jac.tancios8.; en visla de sus al11.enazas,
y por enconirarles annas, los encerró en el cuariel hasta por la mañana. Al siguienic
día fueron echados de la ciudad y la linda
Niña Teresa caSó pocos ITleSeS después con
un caballero de Tegucigalpa, donde es una
do las daITlas lUÚS a±raciivas. Las marcas de los sables de los asaltantes eslán iodavia viBibles en Jas ventanas de la casa del seüor
Garay. El hecho produjo una gran connlO– ción en .1uiicalpa y iUITo lra.scendencia por-
Mosco subió por el Paiuca con varios ciuda– uanos ingleses e inien±á ejercer su autoridad
en todas las poblaciones a lo largo del l~Lla
yape, inclusive .Julicalpa (1). El protecto– rado en aquel fleInpo (1847) era reclarnado por la Gran Bretaña y cOInprendia lodo
O]ancho y dos .terceras partes de Nicaragua
y de Costa Rica! En [re los que entonces 1e–
nían en l1L811:le establecer una col onia britá–
nica en la unión de los ríos Guayape y Gua– yambre, estaba un Mr. B. quien, con el Hempo, figuró mucho en Juticalpa con e]
consiguiente escándalo de los Garay y los Zelaya.
El Padre Murillo ±aInbién refirió el ±ieIn– po, según su propia meInoria, cua.ndo el Rey
.--171--.
El Real liene su leyenda relativa a los
días cuando el oro era .tan abundante en
Olancho que no tenerlo almacenado era una
excepción a la regla. Pero estas, sin embar–
9?, no Son sino variaciones, sin mayor in±e–
les, de las que ya ITlencioné anteriormen!e.
Uno de los remedios que se emplean
paTa combatir las fiebres y las enfermedades del hígado, en Olancho, eS tan ex±raol"dina– do en su clase, que su descripción será J8ída
como UD hecho en±ornológico curioso Con– sis±e en una bebida que se hace con caldo de caña Inezclado con un polvo que se ob±ienc
de in8ec!os quemados, y que se conoce como
la higadera, debido a su aplicación parficll–
lar para loa In81es del hígado. Al aniInalilo
que con su vida contribuye 8. la preparación
de esta medidna se le describe como un des–
cendiente de la especie de la langosta que, debido a los varios cambjos naturales que
sufre, se le lJmna el variable. Durante la
primavera, este insecto se inlroduce a una
profundidad de vmias pulgadas dentro de
la fierra, donde rnuere después de haber de– positado varios huevos en una cápsula. Al reveniar éSla, los hijos nacen alados y, a su
vez, dejan una cantidad considerable de hue–
vos conlO los de las horn1.igas, bajo la cor
teza de los árboles. De esta pequeña pro–
ducción los nativos recogen innumerables
pequeños jl1sec.tos blancos que se ±uestan vi~
vos para los propósitos arriba indicados. Del nuevo cambio en la vida eventual de la higadera no pude obt611er una descripción definiiiva. La bebida que probé en El Real la encontré Inés bien agradable.
Unas pocas dosis de quinina Ine perIni–
iieron levantarme olra vez para gozar d e la
luz del sol y del aire, y
del uso del agua para
lavarme, la que, a pesar de 11.Lis amenazas de
venganza, no podia inducir a Ini fiel Vídor a que Ine la trajera. Los dos curas le ha– bian prohibido que Ine perInitiera cometer el
suicidio de lavarrrle la cara con agua fría
mientras estuviera enfenno! '--
En El Real tuve el segundo ataque de calentura, a la cual los lJan?s
e bajos de es~,;,
vecindad no escapan Los 81DJ:orn.as los (tele
descritos en las páginas relativas a la isla
del Tigre. Mi sirvien.te VícTor rClon.tó guar–
dia por dos días a fin de defenderme de los
asaBas de vari.as yiejas curander.as ,que que– rían que yo slgulera sus preSCrl.pCl0nes, no obstan le J:ni inevitable repu lación de .. gran
médico" .
corno he dicho, el cuidado de las haciendas
de ganado rnanliene una especie de activi–
dad p~sto~il, y l~s gentes, en general, son
más bIen Jndush-l0sas.
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