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« Previous Page Table of Contents Next Page »±Í!. apenas a unas pocas millas al este de la falda de las colinas y la encontrará fácilmen– ±e por el rasiro que dejan los ganados. puesto que Ud. ha decidido ver las ruinas anole toda cosa de imporlancia y me la hace
saber. Adios amigo". Y el buen cura arrendó su caballo y siguió con su sirviente por el camino hacia El Real hasta que ambos se perdieron de visla.
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La leyenda cle Olancho Vieio.~La corona de cuero.~Una es– tatua ele cro.-Destrucción cle la ciudad.-Desolación.~Las
l'IJinCls.-LCI hacienda de Punuare.~La Chachalaca.-Abejas
y miel.-EI Real.-EI Padre Murillo.-Esqueletos de ganado. -Un oianchano eil su h09ar.-1':1 toque de la calentura.-La Higadem.-Em'presas inglesas.-Historia de un matrimonio. -Cocodrilos.-I::I camino
el Catacamas.-Panorama al ama–
necer.~·~Aventura con un ¡agum.-fieras de Olancho.-Cata– camas.--Aspedo cle la ciudad.-Comerdo.-Indígenas.-Un paseo al Guayape.-Col1vencíón de guacamayas.-Mantos de plumas.-Escena en el río.-Sanh:a Clara.-Caza del vena– do.-EI Quebrantal1uesos.-Marlil vegeta l.-Escena de muerte.
Víctor cargó mis lTIan±as sobre su caba– llo y me precedió en la ruta hacia las ruinas. De su relato, obtenido de otras personas, apa– rece que, exceptuando los vaqueros que al– gunas veces se aventuran por ahí cerca en busca de ganado o mulas extraviadas, pocas personas han tenido la audacia de aproxi– marse al sitio de la ciudad que fue destruida por algún cataclismo de la naturaleza. La historia que me relató era la misma que yo había oído antes y eslaba acorde con la na– tural superstición de un pueblo católico, ais– lado y primitivo.
La gran riqueza de Olancho en la anli– güedad Se había concentrado en la vieja po– blación que otrora fue una especie de empo– rio local de la moda y del lujo. Los dueños de las haciendas de ganado residían en ella y acapararon un inmenso tesoro en el labo– leo de las minas del aHo Guayape y de la compra del oro a los indios. Los habi±an–
±~S, sin embargo, eran avaros y aunque ±e– man grandes cantidades de oro, tanto que las mujeres usaban polvo de él en sus cabe– llos, re±enían sus tesoros escondidos hasta de
la Iglesia y, en consecuencia, fueron castiga–
d~s por la cólera divina. La autoridad ecle– Slastica encargó una estatua en oro de la Vir– gen para Una de las iglesias, pero el pueblo
estuvo remiso a dar las con±ribuciones ne–
~esar.ias. El cuerpo de la estatua estaba ya ermlllado, pero faHaba el aporie requerido
p~ra la corona, y las sienes santas fueron.
a oroadas con una corona de cuero! El cu–
~. de la iglesia elevó su prolesta, pero los
d~sl'ables enfa±uados, haciendo caso omiso a nqueza de que gozaban por el favor
de la Santa Madre de Dios, chasquearon sus dedos en pleno rostro del sanio sacerdote!
La infame profanación de la Santa Vir– gen fue rápidamente vengada. Mien±ras el pueblo se congregaba en la iglesia, la mon– laña se hizo pedazos por un terrible ca±aclis– mo y en una hora ioda la población fue des– truida con una lluvia de rocas, piedras y ce– nizas. Muchos perecieron y el resto buscó refugio, aterrorizado, fuera del lugar. Des– pués de la destrucción, va.rias personas se aventuraron a regresar, pero fueron vícti– mas de enfermedades súbitas y al punto mu– rieron. Los que pudieron escapar lomaron rumbo hacia el Norie y viajaron a la costa en busca de otro sitio, pero llevando consigo la corona de cuero, que fue 10 único que pu– do salvarse de la destrucción io±al. Acam– paron en el. lugar llamado hoy Olanchi±o, la principal ciudad del departamento de Yoro, después de Trujillo. Aquí erigieron una igle– sia, en donde (dice la leyenda) aún puede verse la auténtica corona de cuero descan– sando a los pies de la Virgen, como un sím– bolo de la cólera del Todopoderoso y de có– mo él castiga la impiedad.
Esia narración, no obsiante tan católica, no concuerda con Juarros, que dice que el fundador de San Jorge de Olanchito fue Die– go de Alvarado, en 1630 (1). Pero los pro– pósitos de la iglesia se cumplieron, y corno es el caso con algunas de las viejas crónicas, la verdad de la historia es de importancia secundaria frente al empuje de la fe.
(1) Que Die~o de Alvaul,lo fUIlduHl una población en 1630, en YOlO,
no descarta que lus de San JOlge de Olaneho fueran a Olanehito
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